55: Viernes

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—Estoy super nervioso— asegura Louis. Lleva dos días pensando que ponerse para conocer a los padres de John. —Voy a conocer a tus padres. Eso es un gran paso. Espero caerles bien y que todo salga como pensamos.

—Les vas a caer genial.

—¿Qué debería ponerme?— Es un tema delicado para Louis. John siempre suele vestir con marcas caras, de hecho, lo más barato que ha llevado ese chico no baja de los 150$

—Vamos a ver qué tienes— asegura John mirando el armario y la maleta que están haciendo. —A mí me parecen que los jerséis te quedan hermosos.

—¿Seguro?

—Ponle una camisa bajo si quieres verte más fancy— dice John mirando entre las camisas de Louis. —Mira esta combinación. ¿No es hermosa?

—Es bonita— John tiene un gran gusto cuando se habla de moda. —Y con tu abrigo queda estupendo. ¡Y esos pantalones!— Dice John emocionado. —Zapatos los que llevabas anoche en la biblioteca.

—¿Crees que esto será suficiente?— Dice mirando todo lo que ha metido en la maleta. —Debería llevarme una chaqueta de nieve para cuando vaya a Ginebra. Allí tengo una, pero me debe ir corta— asegura descolgando y plegando la chaqueta como puede.

—Yo creo que irá bien así— dice mirando la maleta. —Yo no tengo una chaqueta como esa. ¿Crees que moriré en Ginebra? Debería comprar una.

—Tengo otra casi igual, te la puedo dejar— asegura Louis y John asiente. ¡Llevar ropa de su chico! ¡Eso le gusta! —Dios, John, es que son tus padres... Da muchísimo respeto. Tu padre es como el empresario más importante de América.

—Sí, pero yo no lo veo así. Lo veo como mi padre. Es un buen hombre, aunque ha sido un poco ausente conmigo— asegura John. —Debes calmarte porque les vas a caer genial. Mi madre está encantada de conocerte, está muy ilusionada. Me ha preguntado de todo.

—Eso me pone más nervioso— asegura Louis riendo un poco. —Está bien. Nada debe salir mal.

—Así se habla— dice John y Louis se levanta a buscar en el bolsillo de su abrigo los cigarrillos. Al menos fumar en la ventana. Tiene muy claro que no lo debe hacer en interiores, pero a veces cuesta.

John se acerca también a la ventana y se apoya con el mayor. Desde ahí hay unas buenas vistas. —¿Cuántos llevas hoy?

—No los quiero ni contar— asegura encendiendo uno.

—Está bien, no te preocupes— dice observando al chico que mira entretenido por la ventana.

—Me he vuelto a enganchar. Intentaré no hacerlo delante de tus padres.

—Les da igual. Mis padres fumaban hasta que quisieron tener hijos. No les va a molestar— asegura John.

Louis se ve incluso elegante al fumar, ¿cómo puede ser eso? Por muy dañino que sea hay que admitir que se ve bonito, al menos él. Es muy cuidadoso.

—Menos mal que lo han dejado. No me gusta que los niños estén cerca de esto— asegura Louis sin mirar a John. —Fumas es raro hasta que te acostumbras. Creo. Pero si ya están acostumbrados...

—¿Puedo probar?— Pregunta en un susurro y Louis se da la vuelta repentinamente. Solo quiere saber que se siente.

El mayor le mira algo confundido. Sabe que le dijo a John que le preguntase, pero pensaba que John tenía muy decidido que no quería hacerlo.

—Claro, sí...— dice sacando las dos cajetillas y el mechero. —Mejor estos, no raspan tanto— dice dándole uno. —Tienes que conseguir que se encienda todo a la vez. Que no se quede este lado sin encender— asegura pasándole el mechero. Se le hace tan difícil explicar ese tema, pero bueno, mejor Louis que otra persona.

—¿Así?

—Ahí está bien. Lleva cuidado porque se apaga rápido— advierte Louis. —El primer humo no te lo guardes hasta la cuarta vez que lo saques. El humo que se fuma es cuando sale más espeso y blanco— asegura el mayor. —Te darás cuenta. No te lo tragues.

Son muchas cosas las que hay que pensar, por Dios.

—Esto es difícil.

—Empezarlo es un poco complicado— asegura el mayor. Él lo hace ver super fácil.

—Ayuda— dice el rubio viendo que se le apaga el cigarrillo.

—¿Quieres que te lo empiece?— Pregunta viendo. No es muy higiénico compartirlos, pero es su novio, ¿no? Louis lo toma y consigue mantenerlo enseguida. —Ahí está— dice pasándoselo.

—Gracias.

—Lleva cuidado con ese humo. Está calentito— asegura el mayor, joder si tiene razón. —Si está muy caliente yo lo dejo en la boca hasta que esté más frío. —Puedes ir tirando las cenizas— dice acercando el cenicero. —Hay gente que lo hace, gente que no. Yo las tiro, no quiero fumar ceniza.

La verdad es que es algo complicado. Menos mal que no había que tragarse el humo. ¡Pero ha sido sin querer! Ahora tiene una pequeña tus rasposa en la garganta. Y el sabor, no es tan desagradable como el olor.

—¿Qué piensas?— Pregunta el mayor.

—Está bien, pero no es para tanto— asegura. —No creo repetir. ¿Tienes agua?

Ante la pregunta Louis ríe y señala un lado. —¿Te raspa?

—Un poco— asegura bebiendo agua de la botella.

—Ya, es normal— asegura Louis apagando su cigarrillo en el cenicero y se sienta en la cama. Al menos John ya entiende que se siente, pero lo podría comparar con soplar. —Se te pasará.

—Uf... Marea un poco— murmura tirándose en la cama.

—Sí, solo la primera vez.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora