175 Días | Nueva edición

5: Viernes

Se habrá despertado unas tres o cuatro veces. No hay manera de dormir y menos mal que no hay clase los viernes, al menos en este cuatrimestre.

Solo le queda esperar a que sean las ocho de la mañana para ir a buscar un libro que le hace falta para anatomía.

Le cuesta dormir desde hace casi un año, y la psicóloga siempre dice lo mismo: medita. Ni que eso le hubiese sido útil. También se toma unas pastillitas antes de dormir. Le gusta pensar que hacen algo.

Tampoco es que quiera dormir más porque tendrá pesadillas. No le asista la oscuridad, porque las tiene aunque duerma durante el día con la luz encendida.

Al final, se pone a dibujar. Siempre funciona. Tiene sus escenarios imaginarios y así está cómodo. Consigue hacer tiempo hasta las ocho y baja a desayunar y a la biblioteca. Bueno, puede que haya bajado a desayunar hace media hora.

En la biblioteca se asombra por la cantidad de libros. Es más grande que la de su casa y hay mucha gente. Parece ser que así no encontrará el libro que busca. Tal vez debe preguntar por la sección o por los libros que han dejado encargados para los alumnos de medicina. ¿Pero a quien le pregunta? Todos parecen saber muy bien lo que hacen y nadie quiere ser molestado.

Da un par de vueltas, sin duda le llevará algunas horas encontrarlo.

—¿Necesitas algo?— Pregunta su profesor de física casi matándolo del susto.

—Oh, sí. Buscaba unos libros que me han pedido para clase— dice viendo la lista en su mano.

—¿Me dejas verla?— Pregunta el inmediatamente John le entrega lo hoja. —Oh, esto ha llegado hace poco. De hecho, lo estuve registrando ayer por la noche. Ven— dice Végobre. —Todo esto lo llevaba Pictet, por lo que me han dicho— una forma sutil de decir que no tiene idea de donde están las cosas.

—Vale. Hay algunos que no están a un listos para préstamo. Me encargaré de dártelos. ¿Son urgentes?— Pregunta Louis repasando la caja.

—No, está bien así.

—Bien. Entonces estos te los puedes llevar— dice tomando dos de ellos.

—Muchas gracias.

—Te apunto en la ficha, ¿sí?— Dice con una pequeña sonrisa tomando el bolígrafo y apoyándose en el escritorio. —¿Nombre y apellidos?

—John Laurens.

—¿En que estás?

—Primero de medicina— dice sujetando los libros.

—Perfecto. Firma aquí y ya los tienes— explica dándole el bolígrafo. —Eso es todo.

—Muchas gracias— se despide amablemente y se marcha directo a no hacer nada.

—¡John!— Se escucha a Martha gritar mientras se acerca. —Vamos a pasear por la ciudad. Vente— dice la joven.

—Oh, tengo que dejar los libros y...— murmura John. Tampoco quiere molestar a las chicas.

—Te acompaño. Seguro no tienes mucho que hacer aún.

Finalmente John acepta. Tampoco le han tenido que insistir mucho. Deja los libros rápido en su habitación y baja a pasear por la ciudad.

La verdad es que hay zonas mejores y otras peores, pero no se le hace la ciudad especialmente agradable. Aunque, el parque no está tan mal.

Más tarde, habla con su familia, que le envía fotos de su gato. Eso si que lo echa de menos.