53: Miércoles

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—¿Volvió a ir? No me jodas— dice Charlotte. —Ese tío está obsesionado contigo.

—Quería aprobar la asignatura, no sé que se ha pensado— asegura Louis mirando a John que come con tranquilidad. —Es mejor que dejemos el tema, ¿sí?— Se pone en la piel de su novio, y no debe ser cómodo escuchar tanto sobre una persona que le ha hecho sufrir una experiencia tan traumática.

—Está bien— dice Charlotte viendo a John tomarse unas pastillas. —¿Qué es eso, John?— Pregunta con inocencia y John se para. ¿Tiene que explicarle también que tiene clamidia?

—Es Ibuprofeno, Charlotte— dice Louis. —Le hice sin querer ayer una quemadura y está adolorido. ¿Verdad, John?

—Sí— dice John. Menos mal que Louis sabe hacerlo sentir cómodo. Apoya su cabeza un poco en el hombro del mayor que le da un beso en al frente.  —Fui a abrazarle sin avisar y me dió aquí— dice enseñando la herida cubierta.—Me acabo de enterar que Martha y tú estáis saliendo— asegura John y la joven asiente.

—Estamos muy contentas— afirma Charlotte con una sonrisa. —De hecho, debo darme prisa. He quedado con ella en media hora— asegura la joven.

—Venga, corre— dice Louis y su hermana le sonríe y coge el bolso antes de marcharse. —Por cierto, cariño, ¿cómo va la quemadura?

—Regular, me duele un poco— asegura John y Louis asiente. —Espero que no se te haga mucho lío— dice dándole un beso en la mano. —¿No quieres comer más?

—No. Por cierto, he conseguido algo para ti y tu hermosa cabellera— asegura con una sonrisa. —¿Me vas a dejar que te peine esta tarde?

—Tenía pensado seguir escribiendo mi tesis en la biblioteca, pero si te da ilusión te dejo venir a mi cuarto cuando quieras— asegura Louis.

—Siempre estamos en la biblioteca, si necesitas ir, lo podemos dejar para otro día.

—¿Qué? No, no... Si te da ilusión no vamos a esperar— asegura Louis y John sonríe. —Además, nuestras vacaciones empiezan el lunes. ¿Qué tanto quieres atrasarlo?

—¿El lunes? ¿Tan pronto?— Dice sorprendido. —¿El lunes es ya diciembre?

—Sí, mi chico. El lunes vamos a tener unas buenas vacaciones y voy a conocer a tus padres. Estoy acojonado— asegura con una pequeña risa. —Debería afeitarme un poco también.

—Del todo— dice John. Nunca ha visto a Louis con la cara totalmente afeitada.

—Oh, no, Dios. Parezco un bebé.

—Seguro estás guapísimo.  Además, en dos días vuelves a tener barbita— dice John.

—Nadie me va a tomar en serio.

—¿Quién tiene que hacerlo?  Mis padres saben que tienes veinte años, no tienes que parecer más mayor.

—A lo mejor me estás convencido y todo. Llevo tres años sin afeitarme al cien por cien— asegura Louis. —Y solo me queda dar una clase mañana que es una tutoría con seis chicos que quieren que les explique el tema antes de vacaciones.

***

—Y luego te echas agua y verás que bien se te queda el pelo— dice John emocionado. —Suave e hidratado. Cuándo te aclares el cabello puedo volver a desenredarlo, ¿verdad?

—Todo tuyo— nunca le ha agradado mucho que le peinen el pelo, pero John lo hace con muchísima ilusión.  —Voy a afeitarme— asegura, al final John le ha convencido.

Tarda un ratito, en el que John toma el móvil de Louis y sigue jugando al juego que le distrajo tanto el viernes pasado. Aún no ha conseguido superar el récord de Louis.

—Ya estoy— dice poniéndose un poco de crema en la cara y se da la vuelta.

—Aww... Eres un bebé— dice viendo a Louis salir del baño. Siendo sincero, agradece muchísimo que Louis tenga en su habitación ducha y le deje usarla. No le gusta para nada utilizar las duchas comunes de los alumnos. Lleva bastante sin usarlas y sin usar su habitación para lo que está hecha. —Eres tan tierno— dice yendo a acariciar la cara suave del chico. —Ay, ay, ay... Te como— dice dándole un beso. Puaj, se ha tragado toda la cremita hidratante. Acaba de tener recuerdos de su madre poniéndole crema solar hasta en la boca.

—Yo tampoco me acordaba que tenía la cara así— dice en tono de broma, pero no es broma.

—La tienes super fina y bonita— dice contento. Qué fácil es poner contento a John, y aún se duplica su felicidad cuando Louis le deja peinarlo después de ducharse. —Te adoro— dice dándole un abrazo después de hacer un recogido en el cabello del mayor.

Louis se levanta con una sonrisa. —Yo si que te adoro— dice levantándolo y John se agarra al mayor como puede. Hace años que nadie le levantaba, y menos mientras le daba besos en las mejillas. Ese tipo de noches son las mejores.

Louis deja en la cama a John hacia arriba y le empieza a besar la boca. Se acuerda de lo que siempre le dice John sobre sus besos, pero no puede evitarlo. Es John quién le da juego y quiere explorar.

John se deja totalmente llevar por el mayor que aparta el cuello del jersey del rubio para poder besarlo. —Jo...— dice acariciando la espalda del mayor que se ve apasionado en el cuello. —Deja que me lo quito— dice y Louis se aparta un momento para que el chico se lo quite.

—Una maravilla— asegura retomando el cuello del menor.

—Hey, lleva cuidado, que el lunes conoces a mis padres— dice John por si le deja alguna marca. —A mí me da igual, pero luego qué no te de vergüenza, eh.

—Eso el lunes ya no está— afirma separándose un momento y John ríe por la seguridad en la voz del chico.

Poco a poco el cuerpo de Louis se relaja y va cayendo sobre el de John hasta que están completamente juntos y Louis intenta retomar la compostura sentándose en las caderas de John sin dejar todo el peso. Tiene a John entre sus piernas, literalmente.

John se tiñe con un pequeño color rojizo pero parece contento. Louis también comparte ese tono y además bastante calor, por lo que termina dejando su pecho al desnudo también. John se levanta un poco y le da la vuelta a Louis, ahora le toca a él estar arriba, hombre.

—Oh~— se le escapa desde su más profunda garganta al mayor que rápido se cubre la boca y mira avergonzado a John, que, solo ríe. —Mierda, lo siento— susurra. John le ha dado tal caderazo que no lo esperaba. No estaba listo para eso.

—Qué bonito ruido— dice John acariciando el pecho del mayor. Ese nunca lo había escuchado, de momento. Espera escucharlo más veces.

Louis acaricia la pierna de John. Lleva un vaquero ceñido que le hace tremendo cuerpazo. —Necesito beber algo— dice el mayor viendo algunas zonas enrojecidas en el pecho y cuello del menor. —¿Quieres un licor o algo?

—Lo que me des es bienvenido— asegura apartándose un poco del chico. Debe distraerse de ese calentón. Hasta el sábado es mejor si no hace nada de eso. Solo besos hasta entonces.  Louis también lo sabe, por eso ha dicho de beber algo. No puede soportar ese vaquero ceñido...

Louis saca una botella de vino. ¿Por qué no? Es una ocasión especial. Es vino blanco y está buenísimo. Sirve una copa al rubio que sonríe y lo prueba. Eso sí que es un buen sabor, no como el del alcohol de los botellones. Así da gusto emborracharse.

John deja la copa en la mesita y se queda tumbado en la cama bocabajo. Louis se acerca y se dirige a deleitar a su novio con un bien masaje, aunque solo es una excusa para tocar esa espalda.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora