148: Viernes

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John ha dormido mejor que nunca y Louis no ha pegado ojo en toda la noche. La cama es mucho más grande que la que tenían allí, pero duermen igual de pegados, así que eso no importa mucho. Ahora viene el gran problema de Louis: la carretera. No puede escuchar los coches pasar cuando intenta dormir. Y se ha obsesionado con que escucha la electricidad de los enchufes. Menos mal que las paredes están insonorizadas, pero Louis tiene un oído...

-Te acostumbrarás- dice John cambiándose pues tienen que ir a la cafetería a desayunar antes de ir de compras.

-Espero... Hoy tengo que hacer una visita rápida al doctor- afirma Louis. -Es una recomendación de la señora Washington. Lo haré después de comprar.

-¿Está todo bien?- Pregunta algo preocupado y Louis asiente.

-Estoy bien. Solo son algunos consejos para mí- dice tomando la cartera y después de eso ambos se van de compras.

—¿Puedo acompañarte?

—Claro que sí.

-¡Mira esto!- dice mostrando fundas para las almohadas. -Necesitaremos algunas de recambio. Oh, sí, y detergente para la ropa, ¿qué aroma te gusta?- Dice viendo la gran variedad. Louis no entiende la emoción de John.

-Uno que no huela demasiado está bien. No debo oler cosas fuertes- dice viendo a John leer todos los olores que hay. La verdad es que es la primera vez que John hace la compra.

-¿Y esto? ¿Lo necesitamos?- Pregunta enseñando un delantal.

-¿Lo quieres?- Pregunta viendo la evidente emoción de su novio. -Vamos a los básicos de comida.

-¿Qué necesitamos? Te recuerdo que no sé cocinar.

-Te voy a enseñar- dice dándole un beso en los labios. -¿Te gusta más cocinar con mantequilla o con aceite? Aceite, ¿cierto?- solo los franceses le echan mantequilla a todo. -Leche, también es importante... Algo de verdura, ¿cuáles te gustan?

-No sé... Cualquier cosa está bien- dice admirando la cantidad de cosas que hay. -¿Qué es eso?- Pregunta señalando una zanahoria.

-Jack, ¿no has visto nunca una zanahoria?

-¿Qué? Pero a tiras... En un frasco. No sabía que se vendían así- dice con total sinceridad. -¿Quién quiere comprar zanahorias así? Pensaba que solo se vendían así en las películas.

-Vas a tener que aprender muchas cosas, cielito- bromea el mayor. -¿Y sabías que la mayonesa no viene de los árboles?

-Qué gracioso, ¿a caso hoy has desayunado payaso?

-Anoche cené payaso parece ser

***

-Es muy bueno verte, pensaba que no ibas a venir- dice el doctor.

-Lo siento, me había entretenido con John y...- afirma Louis. -Se me ha hecho un poco tarde.

-Bien, no te preocupes. He hablado con la señora Washington y necesitas tranquilizarte un poco. ¿Tienes algún lugar tranquilo?

-Bueno, acabo de mudarme.

-¿A una casa?- Pregunta el hombre y Louis asiente. -Entonces ya tienes un lugar tranquilo.

-Supongo, pero hay mucho ruido.

-Entonces no puede ser un lugar tranquilo. ¿Tienes vecinos que molestan?

-No, es la carretera y la electricidad y... Anoche no dormí nada- afirma cansado. Ojalá la cosa vaya mejorando.

Atención, que acaba de tener una gran recomendación: tapones para dormir. Parece una tontería, pero dormir en silencio absoluto es muy eficaz.

-Nada de pantallas, nada de estímulos antes de dormir. Todos los días antes de dormir debes salir a caminar, hacer relajación o alguna cosa que te vaya calmando. Créate un lugar en casa donde puedas estar solo un rato, ¿sí? Explícale a John el nuevo cambio en el horario y es mejor si lo aplica también. Así te ayudará- afirma el doctor. -¿Te has pesado recientemente?

-No.

-Bien, entonces, deberíamos agendar una cita para hacerte otro examen. Será rápido también, ¿vale? Es una revisión- afirma el hombre. -¿Qué tal con los amigos? ¿Has conocido más gente desde la última vez?

-No mucho, pero he vuelto a hablar con viejos amigos- afirma el joven. ¿Qué esperan de él? Sus más cercanos son John, Victor y Charlotte. No a todos les deja ni tan solo acercarse. Hay gente que está en el punto medio, pero como se excedan de confianza no le va a sentar bien.

—Está John, ¿no? ¿Por qué no le decimos que pase?— Pregunta levantándose para traer al chico. Si conviven, lo mejor es que conozcan bien que hacer. —Buenos días, estábamos hablando sobre algunas cositas para el día a día, ¿sí?

—Sí, claro— dice sentándose al lado de su novio que deja caer la cabeza sobre su hombro.

—Habíamos dicho, que necesitamos un hueco en el día para relajación. Todos los días y un lugar relajante.

—Por supuesto— dice John acariciando la mano del hombre.

—También tiene que encontrar un rato en el día para estar solo— afirma el doctor.

Un poco después, el doctor pide conversar con John a solas. —¿Hay mucho ruido en la casa?

—A penas. Es un lugar muy silencioso— afirma el rubio.

—Bueno, está bien. Es normal que se queje de esas cosas. Estarás acostumbrado— afirma el doctor y John hace una media sonrisa. Se puede decir que está acostumbrado. —Has conseguido algo maravilloso. Cada vez parece estar mejor. Es raro que personas como él confíen en la gente. La mayoría no podría ni acercarse a él y confía en ti. Qué bueno. Dice que te admira mucho.

—¿A mí?— Pregunta John desconcertado y el hombre asiente. —¿Cómo va a hacerlo si es él el que tiene una carrera cinco mil másters y un doctorado? Yo no tengo nada de eso.

—Algo tendrás, ellos se fijan en los detalles— afirma mirando hacia la puerta. —No estáis teniendo ningún problema, ¿verdad?

—No, entre nosotros no. Aunque es una época de estrés y algo dura... Lo estamos llevando. ¿Puedo hacer algo por él?

—Poco, solo ayúdale a encontrar una rutina y se sentirá mejor— explica el hombre. —Sigue siendo claro con él y lo de siempre: sus puntos de interés, sus focos...

—No admite que tiene autismo, así que... Es un poco difícil— afirma John. Tal vez es lo único que le repatea de su novio.

—Lo hacen mucho. Nuestro único interés es que siga las pautas que necesita, que le llame como quiera, pero que tenga claro cuáles son sus límites, como se siente cómodo y como llevar todo esto.

***

El resto del día lo pasan trayendo más cosas a la casa e intentando aplicar la nueva rutina al horario. -Me parece una estupidez- afirma el mayor.

-A mí no- dice John acomodando el sofá. -Tal vez necesitas un tiempo al día solo seguro que te hace bien y relajarte, también te vendrá bien. Ven aquí- pide sentándose en un lado del sofá y el mayor va hacia John y se sienta a su lado. -No, ven, túmbate- dice John abriendo sus brazos y poniéndose cómodo en el sofá a lo que el mayor se recuesta en su pecho. Con delicadeza, el rubio empieza a acariciar su cabello, su rostro, sus hombros y sus manos. -Te quiero.

-Yo también te quiero- dice abrazando al chico.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora