164: Jueves

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-Ayyy, es tan mono- dice John tirándose en la cama de Martha. No tiene clases hasta un buen rato y Louis está hablando con Kościuszko. -Me llama cielo- afirma en su burbuja de enamoramiento.

-Creo que hay motes más cariñosos, pero si te da ilusión yo no te la voy a quitar- dice Martha y John sonríe.

-No, no, no. Soy su cielo- corrige John. -Eso es muy importante. Soy un espacio sideral.

-Tantas horas con él creo que te empiezan a afectar- asegura la joven casi riéndose.

-Estoy segura que para él es especial- dice Charlotte.

-Hoy vamos a ir a ver las estrellas en la playa- al final han decidido ir hoy por cuestiones meteorológicas. -Será muy emocionante.

-Seguro que sí, Jack. ¿Se lo vas a pedir hoy?

-¿Tú que dices? No sé, quiero algo especial, eso es especial para nosotros y no quiero que haya gente. Ya incluso hemos hablado de los invitados de la boda y nos gustan las cosas privadas- explica John emocionado. -Tal vez hoy es mi oportunidad.

-Está bien, pero debes avisarle antes- dice Charlotte bastante sería.

-Ay, pero debe ser una sorpresa- reprocha Martha dando vueltas en la silla

-No, tiene razón. Debería ir diciéndoselo poco a poco durante el día- afirma John. -Podrías ayudarme, ¿no?- Dice viendo a Charlotte que asiente.

-¿Por qué no queréis una sorpresa?- Pregunta Martha confusa.

-Recuerda que no es cualquier persona, es mi hermano. Socialización por el suelo- recalca la joven.

-Pero no te pases- dice Martha. -Es bastante normal.

-Su cara no es que exprese muchas cosas...- afirma John. -Pero le quiero igual.

-Bueno, es un chico poco expresivo.

-No se expresa porque no sabe, ni sabe entender expresiones- afirma John, que ya se ha acostumbrado a su novio. -Aquí está en confianza y es diferente. Además, iremos a un sitio que ninguno de los dos conoce y creo que solo se lo pediré si veo que se siente comodo y le apaña el sitio

***

-Verás- dice Kościuszko guiandolo hacia los despachos. -Primero que todo, ¿cómo estás?- Pregunta de manera amigable.

-Bien, he encontrado otro trabajo.

-Oh... Vaya, que rápido. Eso no lo esperaba- contesta el polaco. -He hablado con el director y estaba bastante convencido de que volvieses al puesto.

-¿En serio? Siempre he pensado que no le termino de agradar, me mira raro.

-Ya, pero estamos a dos semanas de terminar el curso. Necesitamos que acabes la asignatura. ¿Ya no estás interesado en el puesto?- Pregunta Kościuszko.

-No lo sé... Es que ahora tengo un buen trabajo y gano bastante- afirma pues ese trabajo nuevo es demasiado cómodo aunque no sea la pasión de su vida. -Pero está bien, solo son dos semanas.

-Muchas gracias, Louis, eres un máquina- dice el polaco contento levantándose. Kościuszko estaba seguro que no iba a aceptar el puesto otra vez después de todo. -Iré a hablar con Steuben.

***

-¿Qué? ¿Es cierto?- Dice John sorprendido. -P-pero... ¿qué harás con el otro trabajo?

-Los mantendré los dos. Solo serán dos semanas- afirma el mayor.

-Estás muy loco- asegura Charlotte.

-Puede ser, pero empiezo el lunes- dice mientras prepara lo esencial para su cita con John. -Entiendo que deben terminar el curso- explica el chico.

-¡Vas a volver a ser mi profesor!- Dice John emocionado abrazando a Louis. -Me encanta. ¡Ya tenemos más motivo aún para nuestra cita!

-Seguro que sí, será precioso- firma el mayor.

-A ver si te pide matrimonio- bromea Charlotte.

Después de un buen rato, se despiden de Charlotte y se van en tren tal y como habían planeado. Hacen tiempo cenando en un lugar hasta que sea suficiente de noche como para ver las estrellas. El restaurante está lejos, pero tienen toda la noche por delante.

Cuando terminan de cenar, ya van rumbo a la playa y siendo sinceros, hace tiempo que no iban a una playa. En verdad no tanto, desde la última visita a Carolina del Sur.

Es normal que un jueves a las once y media no haya nadie en la playa, pero así mejor. -¿Quieres ir a la orilla?- Pregunta John descalzándose cuando llegan a la arena.

Ambos empiezan a caminar y quién diría que sería tan divertido pasear juntos de la mano sintiendo las olas. -Tenía ganas de estar un rato contigo- afirma Louis. -Tranquilos.

-Todos los días estamos juntos en casa y tranquilos- asegura con dulzura.

-Ya, pero hace bastante que no salgo a ningún lado contigo. Tenías razón con que debíamos salir este fin de semana.

-Yo también lo echaba de menos. Hace tiempo que no bailamos y eso. Ahora que estarás ocupado con el trabajo yo...- afirma John.

-¿Quieres que bailemos? Me gusta bailar contigo- interrumpe el mayor. Va a fingir que para nada tiene una playlist preparada desde hace mucho tiempo...

-Sí- dice contento. -¿Recuerdas lo divertido que era bailar en tu habitación? Era muy gracioso- afirma John. -A veces recuerdo las primeras etapas del amor... Eran diferentes.

-Sí, lo sé, pero ambas etapas son buenas. Todo tiene sus cosas- dice sintiendo como John entrelaza con él su otra mano y le da un beso tierno. -Eres tan mono como el primer día. Jack, aunque la semana que viene estemos ocupados, te prometo que tendremos un buen fin de semana. Mereces un descanso después de todo un año de medicina.

-¿Qué haremos?

-Victor y Gray regresan a Ginebra, yo debería ir para el referéndum. He pensado que tal vez podemos estar allí de miércoles o jueves a sábado, pero no en casa de mis padres. Nosotros- afirma el mayor.

-¿Dónde piensas ir?- Pregunta com curiosidad.

-Donde nos lleve el mundo- bromea el mayor. -Además, es la primera vez que Charlotte vota, debe estar emocionada por venir también.

-Hablando de tu hermana, Martha me ha contado por qué se separaron- afirma John, que, a día de hoy aún no lo tenía claro.

-Charlotte me dijo que querían probar diferentes cosas- afirma el mayor. Por mucho que estén en una cita el chisme es su pasión.

-Martha dice que tu hermana le dijo a tus padres que estaban juntas, pero resultó que no- asegura John. -No tengo idea por qué lo hizo, pero bueno. Menos mal que lo han arreglado.

-Sí... bueno, el asunto es complicado en casa. Lo sabes- afirma Louis. -Por suerte, no lo es en nuestra casa- afirma con una sonrisa y le da un pico en los labios.

-Nuestra casa...- repite John con felicidad. -Imagina como serán las cosas... Yo quiero un gatito en nuestra casa.

-Te dejaré tener un monstruo si me dejas tener una mascota para mí.

-No quiero una araña en mi casa... Ni una serpiente. Me dan miedo.

-A mí me dan miedo los gatos. Es justo... O podemos tener un camaleón juntos, ¿qué dices?

-No creo que un camaleón sea muy achuchable- dice John algo pensativo. -¿Un hurón?

-¿Un pájaro?

-Te compro la idea- asegura el rubio. -Yo no quiero un Petit de Coton en mi casa.

-Sé que no eres de reptiles, tendré que perdonarte eso- bromea el mayor.

Después de un largo rato, hay oscuridad suficiente para observar el cielo nocturno. Así que, entre muchas risas y bromas mantienen una conversación llevadera hasta que llega el momento indicado.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora