56: Necesitamos hablar

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El mayor seguía hojeando los libros del estante, realmente no le parecían interesantes pero le gustaba ver las imágenes de estos aunque fueran en blanco y negro.

Durante mucho tiempo había estado rodeado de libros pero nunca le llamo la atención la lectura.

—¿Qué haces?

—Viendo la imágenes, visitarte es lindo pero me hubieras avisado que tenías tarea pendiente.

—Tu tendrías que haberme avisado a mi que venías, solo gastaste tiempo en vano.

Yeonjun suspiró y dejo el libro en su lugar, se sentó al lado de su hermano y lo observó mientras el menor seguía con su trabajo.

Tomó su teléfono para quitarse un poco el aburrimiento, recién había llegado hace media hora y era muy pronto para irse, aunque Beomgyu no le estuviera prestando mucha atención prefería quedarse por unas cuantas horas más.

Se puso de pie y fue hasta la cocina, Beomgyu le había comentado que no había tenido tiempo de comer durante el día por el poco tiempo que tenía con sus trabajos.

—Este niño ni siquiera tiene arroz —hablo para si mismo— ¿Cómo puede vivir así?

Yeonjun se había percatado que su hermano ya no tenía mucha comida en su refrigerador, prácticamente solo tenía un par de bebidas.

—¡Beomgyu, saldré a comprar comida!

El peli-azul condujo hasta el supermercado más cerca que encontró y se dispuso a hacer las compras de su hermano, compro lo que el creía necesario y un par de cosas más.

Estaba en el área de enlatados cuando una persona había chocado con el tirando todo lo que llevaba en sus manos, el chico la ayudo a recoger sus latas y con una leve sonrisa la miró.

—¿Yeonjun? ¡Eres tú!, casi no te reconozco con tu cabello azul.

El chico automáticamente dejo de sonreír, solo se puso de pie y trato de evitar una conversación con ella.

—¿Vives por aquí? ¿Te cambiaste de casa?

El peli-azul negó. —Estoy de visita, de hecho voy un poco tarde.

La mujer solamente asintió y le dio un cortó abrazó al hombre, le dio una última sonrisa y siguió con su camino.

Por los primeros segundos, Yeonjun se quedó de pie pensando en que hacer, hacia años no la veía y esperaba muy dentro de sí no volverla a ver nunca más.

Tomó su carrito de compras y agarró lo último que necesitaba, pagó todo y condujo lo más rápido que pudo al apartamento de su hermano.

Estando en el lugar, tomo un poco de aire y trato de olvidar ese mal momento. Colocó las bolsas sobre la mesa y sacó todo lo que había comprado para acomodarlo donde correspondía.

—Hyung, son muchas cosas.

El peli-azul estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando su hermano reviso todas las bolsas.

—Son pocas cosas, ya no tenías casi nada en el refrigerador, la siguiente semana volveré y compraré más.

—No hace falta, no compró mucho porque suelo desayunar y comer en el universidad, solo llegó a casa a cenar.

El mayor suspiró y miro a su hermano. —De igual forma, los fines de semana deberías de comer lo triple, debes de mantener mucha energía.

Beomgyu rodó sus ojos y ayudo a su hermano a ordenar todo.

Durante toda la tarde el castaño se la paso haciendo trabajos, Yeonjun fue el encargado de obligarlo a tomar un descanso para que pudiera comer y dejar de pensar en algo que no fuera anatomía humana.

𝐽𝑢𝑒𝑔𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜 • 𝒀𝒆𝒐𝒏𝑩𝒊𝒏  𝑻𝒂𝒆𝑮𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora