CAPÍTULO 26

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Can.

La felicidad buye en mi interior cuando Faith corta la llamada. ¡Ha dicho que sí! ¡Me va a dar una oportunidad! Y pienso hacerla la mujer más feliz del mundo.
     <<Voy a recuperarla>>, me prometo a mí mismo.
     Me he quedado dormido en la hamaca mientras leía y casi me da un infarto cuando ha empezado a sonar el móvil. Y casi me caigo cuando ha dicho ‘sí’. Hasta me he tropezado con la esquina de la hamaca. Un poco más y me habría caído de boca al suelo.
     Una enorme sonrisa se forma en mi boca y estoy tan contento e ilusionado, que ahora mismo podría saltar de la alegría. Ni siquiera ha esperado a llegar, me ha llamado desde España para decírmelo. Eso quiere decir que también está ilusionada. Y eso me produce una satisfacción inmensa.
     Estoy tan emocionado que entro en casa y corro hasta la habitación de mi hermano y entro de golpe.
     -¡Engin! – lo llamo a gritos.
     -¡AHH! – grita, despertándose de golpe.
     Se tambalea, casi cayendo de la cama, pero se salva al apoyar la mano en el suelo. Se levanta con la cara desencajada y me chilla, enfurecido:
     -¿¡Se puede saber por qué coño entras así?! ¡Vas a matarme de un infarto! ¿¡Y se puede saber por qué coño tienes esa sonrisa en la cara?!
     -¡Me ha dicho que sí, Engin! – exclamo, sin dejar de sonreír.
     -¿Quién te ha dicho que sí? – me pregunta, pasándose la mano por el pelo, cuando se calma un poco.
     -¡Faith! – respondo -. ¡Me acaba de llamar y me ha dicho que sí, que me dará una oportunidad! – lo agarro de los hombros -. ¡Ha dicho que sí! – chillo.
     Una enorme sonrisa se forma en la boca de mi hermano y la alegría se apodera de su rostro.
     -¡Lo sabía, sí! – grita -. ¡Te ha dicho que sí, hermano!
     -¡Ha dicho que sí!
     Los dos empezamos a dar saltos y a bailotear por su habitación. Sé que aún me queda un largo proceso con Faith hasta poder ganarme su confianza y que todo vuelva a ser como antes, pero me va a dar la oportunidad de arreglar lo que destrocé. Y eso, para mí, era lo más importante. En cuanto vuelva hablaré con ella y le pediré que empecemos nuestro “proceso de reconciliación”. Y haré lo que le prometí. Ella dirá cómo quiere que sea cada cosa, qué prefiere hacer o si algo va demasiado deprisa. Yo me adaptaré a cada cosa que necesite para que se sienta cómoda y vuelva a confiar en mí y a quererme como lo hacía antes.
     Mi padre aparece en la puerta de la habitación de mi hermano, medio dormido, con los ojos entrecerrados y el pelo revuelto. Mete las manos en los bolsillos de su bata azul oscura y se apoya en el marco de la puerta, mirándonos con el ceño fruncido.
     -¿Se puede saber que os pasa, chicos? – nos pregunta con la voz dormida -. Son las cuatro y media de la mañana.
     -¡Faith me va a dar otra oportunidad!
     -¡Faith le ha dicho que sí! – gritamos mi hermano y yo al unísono.
     Mi padre se queda pillado durante unos segundos por el sueño, pero cuando entiende a qué nos estamos refiriendo, abre los ojos como platos y una bonita y grande sonrisa se forma en su rostro.
     -¡Lo sabía, bien! – exclama.
     Se acerca a darme un fuerte abrazo y me da unas palmadas en la espalda. Al separarse tiene los ojos brillantes y me pellizca la mejilla izquierda.
     -Sabía que lo conseguirías, hijo – me mira orgulloso -. Ahora sólo te queda un último escalón para recuperarla del todo.
     Asiento.
     -Sí, y voy a subirlo como sea – le aseguro -. Sólo tengo que controlarme cuando quiera besarla, o abrazarla, o acariciarla… Lo haré cuando ella esté preparada para eso.
     -Creo que esto se merece una copa, ¿no creéis? – propone mi hermano, pasándome el brazo por los hombros.
     Mi padre y yo aceptamos su propuesta y nos mudamos a la cocina, donde nos sentamos en la isla y sirvo tres copas. Brindamos por el amor, por mí y por Faith, por todo, y nos tomamos dos copas más. Cuando ya se nos está subiendo el whisky y está empezando a amanecer, nos terminamos la última copa y cada uno se va a su habitación para seguir durmiendo.
     Puesto que me quedé dormido en el jardín con la ropa puesta, me cambio y me pongo algo cómodo para dormir. Me meto en la cama y cojo el collar de Faith de encima de la mesita de noche y miro el corazón de cuarzo rosa con una pequeña sonrisa y los ojos brillantes. Instintivamente me llevo la otra mano al collar con el fósil de caracola que llevo en el cuello y que me regaló ella, y lo acaricio con suavidad.
     <<Estoy deseando verte, mi amor>>, pienso, acariciando ambos collares.
     Dejo el suyo encima de la mesilla de nuevo, porque no quiero que se rompa si duermo con él, y me tumbo en la cama. Alargo el brazo para acariciar la piedra en forma de corazón una vez más y luego apago la luz, dejando la habitación a oscuras, únicamente iluminada por la luz que empieza a entrar por las rendijas de la persiana a causa del amanecer.
     Cierro los ojos y me quedo dormido a los pocos minutos con una sonrisa. Creo que es la primera vez en casi un año que duermo relajado y feliz.

VOLVER A TI (YSETE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora