CAPÍTULO 30

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Can.

Salgo a correr a eso de las ocho de la mañana, cuando ya no puedo pegar ojo. Hoy es mi segunda ‘cita’ con Faith y estoy de los nervios. Sé que el otro día fue muy bien, pero tengo que mentalizarme de nuevo en no pasarme de la raya para que no se sienta incómoda. Ayer estuvimos hablando un poco por mensajes y quedamos en vernos sobre las cinco en el puerto. A esa hora el restaurante está más tranquilo y podremos pasear un rato antes de que anochezca.
     Corro por el puerto, el bosque y doy un rodeo por las afueras de la ciudad hasta llegar de nuevo a casa, sin dejar de pensar en Faith y Sam. ¿Qué hará su perro cuando me vea? ¿Se me tirará encima contento o me ladrará enfadado por haberme ido? Sea lo que sea, yo pienso achucharle la cara por todas partes.
     Entro en casa y camino hasta la cocina para beber un poco de agua en la cocina, y luego salgo al jardín para hacer un poco de deporte. Hago flexiones, abdominales, dominadas, sentadillas, un poco de todo para, aparte de no perder el ritmo, conseguir entrar un poco en calor porque hace un frío de pelotas.
     Después de darme una ducha y vestirme, desayuno con mi hermano y mi padre en la cocina y paso el día haciendo fotos por el bosque. Aunque sea otoño hay partes preciosas que se merecen ser fotografiadas.
     Después de almorzar el pollo parmesano que mi padre cocina con mi ayuda, pues mi hermano está trabajando, cojo mi parca verde y me la coloco junto a las gafas de sol. Le mando un mensaje a Faith diciéndole que voy saliendo para el paseo marítimo, mientras el corazón me empieza a latir con fuerza y los dedos me tiemblan, esperando a que conteste.
     Cuando aparecen las palabras ‘en línea’ y ‘escribiendo…’ mi cuerpo se agita, preso de los nervios. Pero se relaja y se llena de felicidad cuando su respuesta llega y leo: "vale, Sam y yo también salimos ya para allá".
     -¡Me voy! – grito, guardándome el móvil en el bolsillo del vaquero.
     -¡Pásalo bien con Faith! – me responde mi padre desde el salón -. ¡Y compra castañas, Can!
     -¡Vale! – suelto una risa.
     Abro la puerta de casa y salgo para ir al puerto dando un paseo. Una vez llego, me siento en un banco y espero a Faith mientras miro el mar.

VOLVER A TI (YSETE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora