CAPÍTULO 74

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Can.

Los días van pasando y marzo entra con una leve subida de temperaturas y unos minutos más de luz al día, lo cual nos viene de perlas a Faith y a mí para quedarnos un rato más en el puerto todas las tardes cuando vamos a pasear a Sam.
     Faith sale de su casa con Sam y cierra la puerta detrás de ella. Hoy es la barbacoa de inauguración en la nueva casa de mi hermano y Gamze, esa que Engin eligió entre las tres que hay en la finca que compró mi padre.
     Los recién casados llegaron hace poco más de una semana desde Tokio y no se tomaron ni un día de descanso antes de empezar con la mudanza. Ni siquiera nos han dejado ayudarles. Querían que fuéramos cuando ya estuvieran completamente instalados. Así que para allá vamos. Y, ya que hay césped para aburrir, no hay mejor sitio para que Sam corra.
     Abro la puerta del copiloto y Sam da un salto para subirse sobre el sofá y sentarse, listo y preparado para la aventura. Yo cierro la puerta y sonrío al mirar de nuevo a Faith, quien me rodea el cuello con los brazos y me da un beso en los labios.
     -Hola – saluda.
     -Hola, amor – respondo -. ¿Qué tal la mañana en el restaurante? – le pregunto.
     -Pues he estado viendo esta maravilla – se separa y abre su mochila para sacar algo.
     Cuando me lo enseña veo que es la revista del National Geographic en la que salen mis fotos, esas que hice durante los meses que Faith y yo no estábamos juntos.
     Frunzo el ceño.
     -¿Cómo tienes la revista tan pronto? No sale hasta mañana – acaricio la portada en la que aparecen dos preciosos elefantes con las trompas levantadas, con las palabras ‘Conoce la exótica fauna de Tailandia a través del objetivo de Can Doğan’.
     En principio el reportaje iba a ser solo de unos monos en extinción, pero un par de días después de llegar me pidieron que hiciera el reportaje de toda la fauna de Tailandia, ya que iba a ser el siguiente trabajo que querían que les hiciera. Así que hice un dos por uno.
    -Entré en la página web y pagué un pequeño plus para que me llegara un poco antes – me cuenta -. Son increíbles.
     Levanto la cabeza y la miro.
     -¿Te han gustado? – le pregunto, emocionado.
     Asiente, sonriendo.
     -Son una pasada. Tienes un don para captar la esencia de las cosas, Can – sonríe -. Pienso llevarme esta revista a todas partes y enseñarla con orgullo diciendo que mi fantástico novio es quien ha hecho las fotos.
     Que se sienta orgullosa y no se sienta triste al pensar que esas fotos fueron hechas cuando nuestra relación estaba herida de muerte hace que la quiera aún más. Eso demuestra que pensar en ello ya no le hace tanto daño como antes. Y eso es maravilloso.
     -Eres la mejor, ¿lo sabes, no? – rodeo su cintura.
     -Bueno, intento serlo – sonríe.
     Un ladrido nos llama la atención y al mirar hacia el coche vemos que es Sam. Ha asomado la cabeza por la parte delantera del coche y tiene la cabeza apoyada sobre el asiento, mirándonos expectante.
     -Creo que alguien quiere irse ya – dice Faith.
     -Será mejor que vayamos ya. Nos estarán esperando.
     Faith y yo nos separamos y cada uno abre su puerta para subirse al coche, cosa que emociona mucho a Sam. Yo arranco el coche y acelero para conducir fuera del barrio. Durante el camino hasta la finca Faith me pregunta por algunas fotos de la revista y yo le cuento cómo las hice. Le cuento que estuve a punto de experimentar mi segunda picadura de serpiente para hacerle una foto a una Krait autóctona. Me libré porque tan sólo había traspasado un centímetro de la distancia de seguridad que se debe mantener para que no te muerda. Si la mantienes, la serpiente, gracias a sus sensores, sabe de sobra que si se lanza no podrá alcanzarte, así que se mantiene quieta hasta que, o bien te largas, o bien te descuidas y en el momento en que te acerques un poco te ataca. Me libré por los pelos.
     También le cuento a Faith cómo le hice la foto a una tarántula gris y se parte de risa cuando le digo que conseguí hacerle la foto porque se metió en la tienda de campaña de uno de mis ayudantes y aproveché el momento en que la sacaba (porque me llamaron a punto de echarse a llorar) para coger la cámara y hacerle una muy buena foto.
     -Es uno de los animales más temidos de Tailandia por su aspecto peludo y su fama de asesina – lee Faith en la revista -. Puede llegar a medir treinta centímetros contando la longitud de sus patas... Vamos, más que mi cara – río por su ocurrencia -. Vive en zonas tropicales y se oculta en madrigueras en el bosque, las cuales sella con seda en la entrada. Tiene un pelaje urticante que la protege de otros animales. Su mordedura provoca hinchazón, dificultad respiratoria, dolor, fiebre, agotamiento y calambres musculares. Sin embargo, a pesar de su temible aspecto, muy pocas veces muerden a los humanos y rara vez provocan la muerte – termina de leer -. ¡Pues menos mal que no te matan!
     Vuelvo a reír y aparto una mano del volante para pellizcarle la cara. ¡Es que es tan mona! Ella contesta agarrando mi mano y besándola y luego entrelaza nuestros dedos durante el resto del camino, donde sigo contándole cosas.
     Veinte minutos después, giro una última vez a la derecha en el camino de graba, y la entrada de la finca aparece ante nuestros ojos. La verja está abierta, así que meto el coche y aparco justo detrás del coche de Ömer. Él se ha venido antes para ir encendiendo la barbacoa.
     Faith y yo bajamos del coche y Faith le abre la puerta a Sam, que sale como un cohete y corre hasta la mesa que hay en el jardín con comida para sentarse junto a Damla, que está charlando animadamente con Azra y Gamze. Al ver a Sam, las tres giran la cabeza y nos miran.
     -¡Por fin llegáis! – exclama Damla.
     El resto dirige sus miradas hacia nosotros cuando la oyen y nos saludan a gritos mientras Faith y yo nos acercamos.
     -Vaya, este sitio es una pasada – dice Faith con la boca abierta, admirando todo el paisaje.
     -Igual me quedé yo cuando Engin me trajo. Cuando me dijo que tenía una casa me esperaba algo en el centro, pero esto es mucho más bonito. Y relaja mogollón ver los árboles y respirar el aire puro – le cuenta Gamze a Faith.
     Arza le da a Sam un trozo de pan y él se tumba para comérselo tranquilo. Gamze agarra a Faith del brazo y tira de ella.
     -Ven, voy a enseñarte la casa, amiga – le dice.
     -Creía que nunca lo dirías – sonríe mi ángel.
     Las cuatro entran en la casa al trote y yo me quedo embobado en el culo que los vaqueros le hacen a Faith hasta que desaparece dentro de la casa.
     -¿Vienes a echarnos una mano, o vas a seguir follándote a Faith en tu imaginación? – la voz de Murat me saca de mis pervertidos pensamientos.
     Me acerco a ellos y los saludo con un abrazo.
     -¿Qué tal todo? – pregunto.
     -Gamze está encantada con la casa – me cuenta mi hermano -. Y Damla y Azra les han dicho a Ömer y Cihan que quieren una casa igual cuando se casen – reímos con lo último.
     -Yo no tengo pensado casarme aún – dice Cihan, con cara de asustado. Este chico y sus fobias.
     -Ni yo, Cihan, ni yo – dice Ömer, abanicando las brasas para que ardan.
     -¿Y tú le piensas decir a Faith que una de las casas es tuya y que quieres que sea donde viváis juntos? – me pregunta Ahmet a mí.
     Faith aún no sabe que una de las casas de la finca es mía. No le he dicho que es la casa en la que quiero que vivamos juntos algún día, cosa de la que aún ni hemos hablados.
     -Pues pronto, porque va a preguntarme seguro – respondo.
     Durante un rato mi hermano me habla sobre cómo ha sido la mudanza y las pequeñas discusiones que ha tenido con Gamze sobre dónde colocar las fotos, qué parte del vestidor tendría cada uno y un sinfín de cosas más que se arreglaban en cinco minutos cuando Gamze conseguía lo que quería. En ese sentido Faith es diferente. Ella se conforma con cualquier cosa.
     Murat se saca de no sé dónde la revista del National Geographic y suelto una carcajada cuando hace el paripé para que le firme la portada.
     -¿También habéis pagado el plus? – me miran confusos sin entender mis palabras del todo -. Faith también las ha visto – menciono.
     Todos me miran sorprendidos.
     -¿Y bien? – dice Ömer.
     -Le han encantado las fotos. Hemos venido todo el camino hablando de ellas – sonrío -. Creo que puedo decir que lo tenemos totalmente superado.
     Todos se alegran por ello y creo que Ömer es el que más. Faith para él es como una hermana y ver que tiene superada su depresión es algo que lo hace muy feliz.
     Después de hablar un poco más y echarnos unas copas, empezamos a salpimentar la carne que Ömer ha traído para ponerla en la parrilla y empezar a prepararla mientras las chicas siguen dentro de la casa y Sam nos acecha para conseguir un trozo de carne.

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Hola, amoreeees. Sé que he tardado un poco en actualizar, pero estoy bastante ocupada con la universidad y no dispongo de todo el tiempo que quiero.

Espero que os esté gustando la historia, y si podéis compartirla con más personas, sería genial.

Intentaré actualizar lo más pronto posible.

Besosssss 🫶🏼😘

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