Faith.
Entro en casa hecha un basilisco y me descalzo para subir a mi habitación y cruzar el salón como una bala, dejando pasmados a mis padres. Entro en mi cuarto y busco en el cajón del escritorio el último cuaderno que he escrito y salgo con él y los otros dos en las manos.
-¿Se puede saber qué te pasa, Faith? – habla mi padre.
-¿No dormías con Can hoy? – pregunta mi madre.
-Nada, no me pasa nada – respondo tajante.
Bajo las escaleras de nuevo y me voy a la cocina, donde saco el móvil y les mando un mensaje a las chicas, diciéndoles que vengan enseguida. Gamze vive ahora más lejos, así que no creo que venga. Pero por lo que recuerdo de ese día, Gamze no cogió los cuadernos, fueron Azra y Damla, quienes vinieron detrás de mí y luego mencionaron que tenían que ir a casa de Damla a por algo. Sin embargo, todos estaban allí esa noche y ninguno fue capaz de negarse a que le dieran los cuadernos a Can. ¿Pero qué clase de amigos tengo?
Mientras espero a las chicas, decido salir al patio y, al ver que ha escampado, cojo un cubo de metal junto a un mechero y le prendo fuego al primer cuaderno para luego tirarlo en el cubo y ver cómo se quema. Las llamas engullen las hojas de papel escrita, convirtiéndolas en cenizas.
-Faith… - la voz de Damla llega a mis oídos.
Me giro y me la encuentro junto a Azra y Gamze. Han venido las tres. Probablemente Can les ha dicho lo que ocurre y saben por qué las he hecho venir.
-Sabemos que estás molesta, pero… - empieza Azra.
Suelto una risa.
-¿¡Molesta?! ¿¡Creéis que estoy molesta?! – grito, sarcástica -. Lo que estoy es cabreada y muy dolida. ¿¡Cómo coño le dais los cuadernos a Can?! ¿¡Con qué puto derecho le dais esos cuadernos y le decís que los lea?! – las interrogo -. Escribí todo el dolor que sentí en esas páginas. ¡Nadie tenía por qué leerlas, joder!
-Queríamos ayudarte, Faith – la voz de Damla se entrecorta -. Estabas mal y seguías enamorada de Can y él de ti cuando volvió. Y pensamos que era una buena idea que lo leyera todo para que supiera cómo te habías sentido.
-Claro – me muerdo el carrillo -. Pero no se os ocurrió consultármelo o al menos decírmelo. ¡Tengo que enterarme porque me encuentro los putos cuadernos en la casa de Can! – cojo los otros dos y los arrojo al fuego bajo las arrepentidas miradas de mis amigas -. Joder. ¡Te di los cuadernos para que los guardaras o los tiraras o yo qué mierda sé porque no quería leerlos, no para que se los dieras a Can en cuanto le vierais! – le recrimino a mi amiga.
-¡Pero estáis juntos, Faith! – chilla ella -. Queríamos ayudarte y que volvieras a ser feliz con Can, porque nos preocupamos por ti y sabíamos que no ibas a ser feliz sin él.
Los cuadernos arden en el cubo y la llama se hace cada vez más grande mientras el olor a humo nos llega a la nariz.
-¡No se trata de eso! ¡Se trata de que no podéis hacer lo que os plazca simplemente porque creáis que me ayudáis, sobre todo con algo tan íntimo como los cuadernos que escribí sobre Can! – estoy tan enfadada y me siento tan mal que creo que voy a llorar otra vez -. ¿Lo sabíais todos, verdad? Cihan, Mesut, Ömer, Murat, Ahmet, Engin… - asienten con las cabezas agachadas -. Esto es estupendo – me tiro del pelo y me restriego los ojos por debajo de las gafas.
Las tres me miran arrepentidas y suplicantes y cuando Azra se acerca para intentar abrazarme, doy un paso atrás, negando con la cabeza.
-No te enfades, por favor. Sólo pensamos en ayudarte, amiga – habla.
-Faith, por favor – sigue Gamze.
-Imaginaos la situación a la inversa y luego me decís si no os sentiríais igual que yo al enteraros de casualidad que algo privado que escribiste durante los peores meses de vuestra vida ha acabado en manos de la persona de la que hablan las palabras, y que tus amigos han sido los que le se lo han dado. Cuando hagáis eso, me llamáis. Y ahora largo.
Paso entre sus cuerpos sin decir nada más y camino hasta la puerta, donde mis padres están flipando en colores por mis gritos. Abro la puerta de la calle y ni siquiera espero a que las chicas salgan. Simplemente subo las escaleras y corro hasta mi cuarto. Cierro la puerta con fuerza y me tiro en la cama a llorar de nuevo.
<<Duele>>, me digo.
El móvil empieza a sonar y al levantar la cabeza y mirar la pantalla veo que es Can. No contesto. Dejo que la llamada finalice y veo que tengo más de treinta llamadas perdidas suyas y unos cuantos mensajes.
‘Por favor, mi amor, contesta. Lo siento muchísimo’, leo en el primero.
‘Por favor, perdóname. No quería ocultártelo’, leo el segundo.
‘Dime que estamos bien’.
‘Contéstame, por favor, Faith…’.
Leo todos los mensajes que me ha escrito a través de la pantalla bloqueada del móvil. Ni siquiera abro el chat. Ahora mismo no quiero hablar con nadie, ni comer, ni hacer nada. Sólo quiero llorar y dormir. Y eso hago, me levanto de la cama, me pongo el pijama, salgo al baño para lavarme los dientes y me pongo la funda dental.
-¿Qué ha pasado, hija? – mi madre entra en el baño cuando me estoy secando las manos. Sus ojos me miran preocupados.
-Ahora no, mamá. Mañana hablamos – contesto.
Mi madre no insiste de nuevo. Me dedica una mirada triste y maternal y sale del baño, cosa que yo hago segundos después. Me vuelvo a mi dormitorio con Sam detrás y ambos entramos en mi cuarto. Me meto en la cama, apago el móvil y me tapo con las mantas. Y vuelvo a llorar de nuevo. Las lágrimas me resbalan por las sienes, perdiéndose en mi pelo y lo único que se oye en la habitación son mis sollozos silenciosos y la respiración de Sam, quien está tumbado a mi lado, brindándome su apoyo, como siempre.
<<No pienses más, Faith. Intenta descansar. Mañana será otro día>>, intento tranquilizarme a mí misma.
Bajo la mano para acariciarle el pelo a Sam y siento cómo su lengua me da un lametón cariñoso. Cierro los ojos y termino quedándome dormida llorando y sintiendo el latido del corazón de mi perro en la mano.----------
¡¡¡Holaaaaa!!!Espero que el capítulo os haya gustado y que la continuación de la historia de amor de Can y Faith os esté encantando. En cuanto pueda subiré otro capítulo 🫶🏼.
Besitossssss 🥰
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VOLVER A TI (YSETE 2)
Storie d'amoreDespués de que el amor de su vida se fuera sin más, Faith queda sumida en un oscuro pozo al que no encuentra ninguna salida. Cuando sale del centro psiquiátrico en el que deben ingresarla por una fuerte depresión, se propone a sí misma recuperarse y...