No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️

Intrusos | 83

Narra Brian

Despierto con pereza al escuchar mi alarma. Cancelé mis planes con el sobrino de Corey para el día de hoy porque quisiera aprovechar más tiempo junto a Zacky antes de que cada quien se ocupe con lo suyo.

Esta es la primera vez en semanas que no debo salir de la cama en cuanto despierto, lo cual me hace extremadamente feliz. Giro con cuidado hacia Zacky para abrazarlo. Sin embargo, me detengo antes de tocarlo.

Mi alarma parece no haber molestado su sueño en lo absoluto. Él duerme con tal tranquilidad que me hace querer apreciarle de por vida. Como sé que esto no será posible, decido tomar mi teléfono una vez más para tomar una foto.

Recuerdo cuando descubrí que él tenía una foto mía de fondo de pantalla. Aunque me encantaría ver su rostro avergonzado al ver que ahora yo también tengo una foto de él durmiendo, no se la enseñaré. La imagen es sólo uno de los muchos recuerdos que quisiera tener de él.

Ahora que lo pienso, debí haber tomado más fotos antes. Cuando el pasado sea lo único que nos quede, me gustaría regresar de vez en cuando y no creo que mi memoria sea suficiente para hacerlo.

—¿Qué me ves?

Sacudo la cabeza al notar que mi acompañante ya ha despertado.

—¿Qué quieres que te vea?

Sin responder verbalmente, Zacky toma su almohada y me golpea directamente en la cara antes de que yo pueda protegerme.

—Pervertido.

—Y guapo.

Él ríe mientras inclina su cabeza hacia atrás—. Eso no puedo negarlo. ¿Qué haré cuando tengas cientos de fans detrás de ti?

—Besarme enfrente de todos para que sepan que sólo te quiero a ti.

Él desvía la mirada antes de sentarse sobre la cama.

—Sabes que no podría —dice en a penas un murmullo, demostrando lo apenado que se siente con sólo imaginar una escena como esa—. Todavía no.

Alcanzo su mano con la mía y aprieto sus dedos con delicadeza. Aunque todavía no sé los detalles sobre su miedo al contacto físico en público, no pienso presionarle en lo más mínimo. Entiendo que la gente puede ser demasiado cruel con cosas que ni si quiera les incumben, como las preferencias sexuales de cada persona.

—Entonces no tendré otra opción más que alejarlos con gas pimienta.

Su tierna risa vuelve a inundar la habitación, lo cual me hace extremadamente feliz.

—Anda, vamos a almorzar.

Asiento ante sus palabras y me levanto del colchón lentamente.

—Si quieres toma un baño mientras preparo la comida.

—De acuerdo —dice, haciendo un puchero silencioso para pedir un beso.

El gesto me hace sonreír. Le doy el beso sin dudarlo un segundo, acariciando su cabello en el proceso.

—Anda, se hará tarde —susurro contra sus labios, deseando permanecer aquí por mucho más tiempo del debido.

—Está bien —responde no muy convencido mientras se levanta y comienza a elegir la ropa que utilizará hoy.

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—Disculpe, ya no hay boletos disponibles para esa película —informa la señorita en la taquilla del cine—. Las funciones más próximas se encuentran en la pantalla.

Miro a Zacky mientras él revisa la lista de películas disponibles. Ninguna parece convencerle en realidad.

—Puedes elegir la que sea —concluye con desinterés.

Al notar la desilusión en su tono de voz, insisto—: ¿No hay más funciones para la otra película?

—No, disculpe. Sería para mañana al medio día.

—De acuerdo, entonces deme dos boletos para esta —digo, señalando un título al azar y tomando una decisión que tal vez nos meterá en problemas después.

La señorita hace el cobro e imprime los boletos para una película que parece ser de terror. Tras agradecerle y despedirnos, guío a Zacky hasta el área donde venden golosinas.

—¿Quieres algo?

—¿Y si mejor regresamos a casa y vemos la película en uno de esos sitios de dudosa procedencia?

Sonrío—. No. Ya estamos aquí. ¿Quieres palomitas?

Él niega con la cabeza una vez más.

—Bueno, entonces platiquemos un rato en las mesas de allá en lo que se acerca el horario de la función.

Aún refunfuñando, Baker hace caso. Nos sentamos en sillones incómodos y nos quedamos en silencio, pues no sé muy bien qué decir para tratar de animarle un poco. Él tampoco parece preocuparse por hablar de algo, pues simplemente saca su celular y revisa sus redes sociales.

Aprovecho para tomar otra fotografía. Esta vez, sin embargo, él se da cuenta casi de inmediato.

—Debería cobrarte por cada foto que tomes —dice con cierta molestia.

Sin preguntar, tomo muchas fotos más y río al ver su reacción.

—Te pagaré lo que pidas, es que te ves muy tierno —explico, alejando mi teléfono para que él no pueda quitármelo—. ¿Por qué te molesta tanto no haber alcanzado boletos para esa película?

Él se encoge de hombros, mirando a ambos lados para asegurarse de que nadie está prestando atención a sus mejillas sonrojadas.

—Es la secuela de una de mis películas favoritas. Además, es un musical, así que creí que te gustaría también. Debí imaginar que muchos vendrían a verla porque casi se acaba de estrenar.

Quisiera tomar una foto más, pero no quiero hacer que se enoje ahora que parece haberse relajado. 

—No te preocupes por eso, Zacky. Vinimos aquí a pasar más tiempo juntos, así que no hay que malgastar mucho tiempo estando descontentos, ¿de acuerdo?

Él suspira profundamente pero termina asintiendo con la cabeza.

—¿Qué película veremos ahora?

Reviso los boletos antes de dárselos—. Terrifier 2.

—¿Tú quieres que tenga pesadillas? —Pregunta con disgusto tras verificar la información.

—Si quieres podemos ver otra.

—Aunque quisiera, dudo que te quieran cambiar los boletos.

—¿Quién dijo algo sobre cambiar los boletos? —Mi acompañante se queda callado mientras miro la hora en la pantalla de mi celular y me levanto del sillón—. Vamos, ya va a iniciar la función.

—Pero aquí dice que faltan 10 minutos.

—¿No quieres ponerte cómodo?

Confundido, Zacky se levanta también y me sigue de cerca sin decir una palabra más.

Nos acercamos a la persona que recibe los boletos y le doy los que compré para que sean escaneados. El joven dice "sala 15" y yo asiento cuando sé perfectamente que nos desviaremos a la sala 8 en cuanto él deje de observarnos.

—¿Qué haces? —susurra Zacky con pánico, tratando de evitar que abra la puerta de la sala en dode se proyecta la película que él quería ver desde un principio.

—Shhh... Sólo nos descubrirán si haces ruido.

Quisiera tomarle de la mano, pero entiendo que podría parecerle incómodo. Así que me limito a guiñarle un ojo y entrar al lugar con la esperanza que me siga.