Suerte | 15

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Narra Brian


Suspiro antes de golpear la puerta frente a mí un par de veces.

En verdad espero que la persona que me reciba sea a quien he venido a visitar. De lo contrario, me veré atrapado en una incómoda charla con una madre preocupada y algo molesta.

Al parecer estoy de suerte hoy, pues es el mismo Kevin Lovatt quien abre la puerta para mí.

—Hola, ¿qué haces aquí? —cuestiona, mirando sobre su hombro para, probablemente, asegurarse de que su madre no sepa de mi presencia.

Tomo las gafas que colgaban del botón superior de mi camisa y se las entrego al joven frente a mí—. Las olvidaste en el bar la otra noche.

Kevin frunce el ceño, pero sonríe de manera honesta.
Mete su mano al bolsillo de sus pants y, en cuanto escucha el tintineo de sus llaves dentro, cierra la puerta detrás de él.
—Gracias —dice, tomando sus lentes e inspeccionándolos—. Vaya, los cuidaste bien —agrega, ahora con un ligero tono sarcástico.

Suspiro. En verdad no esperaba que si quiera me recibiera, así que no puedo quejarme en lo absoluto.
—Sí, bueno, sólo he venido a disculparme —comento mientras lo miró a los ojos.

Lovatt bufa.
—Espera. —Se pone los lentes que recién recibió, parpadea un par de veces y acerca su rostro al mío—. ¿Escuché y vi bien? —sonríe—. Jamás pensé que Brian Haner se disculparía con alguien.

Pongo los ojos en blanco.
—No es juego. He analizado mis acciones y me di cuenta de que fui un completo idiota.

—Eres —corrige, dando un paso atrás—, eres un idiota. Además, las disculpas no siempre son suficientes.

—Lo sé. Si hay algo que pueda hacer por ti...

—Lo pensaré —dice, lamiendo sus labios antes de sonreír de nuevo.

Había olvidado lo mucho que me gustaba ver el hoyuelo formarse en su mejilla izquierda y también la forma en que sus ojos muestran nada más que un brillo intenso cuando sonríe.

—Gracias —respondo, sacudiendo la cabeza y mirando a un lado para evitar perderme más tiempo en su mirada.

—A ti. Casi gasto todos mis ahorros en unos lentes nuevos. —Saca las llaves de su bolsillo y se da la vuelta para entrar a su hogar.

Nos despedimos con un gesto de mano y espero a que cierre la puerta para iniciar mi camino de regreso a casa.

Llego justo cuando Matt y James acaban de desayunar.
Debido a la jaqueca que están experimentando, no hacen muchas preguntas respecto al lugar del que vengo. En cambio, regresan de inmediato a la sala para descansar un poco más.

—¿Qué hacemos ahora, Zac? —le pregunto al joven de ojos verdes que se ha quedado mirando su taza de café.

—Primero tomar un baño —dice con una sonrisa que no dura más que segundos—. Por separado, me refiero a que yo quiero bañarme. No juntos —añade rápidamente antes de tomar un sorbo de su bebida caliente.

Río y hago caso omiso a lo que él y nadie más asumió en silencio.
—¿Te parece si vamos al cine?

—Mhm... —Toma el resto de su café y, tras dejar su taza en el fregadero, se apresura hacia su habitación.

Saco mi teléfono para ver la cartelera y apartar dos lugares para la función más próxima. Después, les dejo un mensaje a Jimmy y a Matthew, haciéndoles saber a dónde iremos, que me llevaré el auto y que hay comida en el refrigerador si desean quedarse.

Zacky al fin termina de arreglarse y sale de su habitación.
—¿Está bien si los dejamos aquí solos? —pregunta, levantando una ceja.

Sonrío—. No matarán ni una mosca, lo prometo —respondo mientras camino hacia la entrada—. Aunque tal vez deberías cerrar tu habitación con llave. Matt probablemente se aburra y termine buscando tus consolas.

Él ríe, asiente y sigue mi consejo.
Pronto salimos de casa y subimos al coche que Sanders nos prestó sin saberlo.

Llegamos al cine, pagamos los boletos y nos formamos para comprar palomitas.
—Te ves de muy buen humor hoy —comenta Baker mientras ve todos los combos disponibles.

Es seguro contarle un poco, ¿cierto?
Después de todo, ya considero a Zacky como mi mejor amigo.

—Visité a una persona a la que quise muchísimo y le pedí disculpas por haberle hecho daño.

Se muestra sorprendido.
—Wow, me alegra que haya salido bien —comenta con cierta monotonía sin despegar la vista de la pantalla que muestra los precios y productos.

—Gracias. —Aclaro la garganta—. Pidamos el combo 7, ¿te parece? —sugiero, recargando mi barbilla en su hombro para poder ver mejor los precios sin moverme mucho en la fila.

—Claro —susurra antes de sacar su billetera y dar un paso al frente.

Tal vez me acerqué demasiado.

—Ten, dividamos el pago —ofrezco mientras le doy un par de billetes.

Él, sin embargo, niega con la cabeza—. No me dejaste pagar mi boleto. Permíteme al menos pagar la comida.

—Está bien —respondo, acompañándolo hasta el mostrador.





Aunque la película que vimos fue de terror, Baker y yo no paramos de reír en el volumen más bajo posible.
Llegó un punto en el que me aburrí y empecé a lanzarle los granos de maíz que no pudieron convertirse en palomitas.
Él sólo se reía y las lanzaba de vuelta.

En efecto, hoy he tenido mucha suerte.
Primero logré hacer las pases con Kevin. Después, pasé la mejor de las tardes con un gran amigo.

No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora