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Narra Brian



Acabo de terminar de ducharme, así que lo único que visto es una toalla que cubre de mi cintura hacia abajo. Los ojos verdes de mi acompañante se muestran un poco más oscuros y, aunque no puedo negar que quisiera corresponder su sentimiento, creo que no es momento de hacerlo.

—¿Qué haces? —le pregunto a Zacky en cuanto lo veo cerrar la puerta del baño.

Él no contesta; simplemente se acerca a mí y, tras tomar mi rostro con firmeza, besa mis labios.

"Es sólo un beso" pienso, cerrando mis ojos y permitiendo que él tome el control de la situación. Sin embargo, mi inocente pensamiento estaba muy equivocado.

La mano libre de Baker pronto se coloca en mi cintura, acercando mi cuerpo al suyo sin dificultad. Trato de resistirme, pero ya es algo tarde. El sabor de sus labios es algo que no sabía que necesitaba probar hasta esa lluviosa tarde en que dejé que mis emociones se apoderaran de mi razón.

No hemos más que compartido algunos besos desde la llegada de Laurie y ya han pasado varios meses de eso, así que entiendo por qué de pronto mi novio  tiene tanta necesidad del contacto físico de esta índole. Sin embargo, justo Laurie podría estar al otro lado de la habitación y escucharía si algo pasara aquí dentro.

Este último pensamiento es lo único que logra sacarme del ligero trance que Zacky provocó.

—¿Pasa algo? —cuestiona ahora con algo de preocupación, relajando sus manos y permitiéndome tomar un gran respiro.

—Tu amiga podría escucharnos, yo... —me quedo en silencio al ver tu creciente sonrisa ante mi comentario.

—Salió y no regresará hasta después, así que no te preocupes por eso.

Trago un poco de saliva al ver que las intenciones vuelven a mostrarse en las oscuras pupilas de mi acompañante. Esta vez, en cambio, comparto por completo el sentimiento que provoca que su corazón lata a mil por hora.

Nuestros labios se juntan de nuevo. La diferencia es que ahora los movimientos son algo bruscos y desesperados. Es como si hubiéramos estado apartados por décadas y este fuera el momento de nuestro reencuentro.

Su lengua pronto encuentra camino dentro de mi boca, pero no es hasta que siento sus dedos hundirse en mi piel desnuda que me rindo en la pelea silenciosa que teníamos por el dominio de la situación.

Aunque me es un poco extraño sentirte tan insistente por tomar el control, dejo que me guíe por cada sensación que me invade.


Hace que gire para darle la espalda. Reclino mi cabeza hacia atrás hasta que descansa sobre su hombro. La toalla cae pronto al piso y toma gentilmente mi miembro con una mano. El solo sentir la calidez de su piel contra la mía hace que suelte un casi inaudible sonido de placer.

Abro los ojos para captar el reflejo de su mirada en el espejo sobre el lavabo. Aunque Zacky está concentrado en los movimientos de su mano, nota que lo observo. Sonríe, acercando sus labios a mi cuello.

Permito que bese mis puntos débiles mientras continúas haciéndome sentir bien. Es hermoso poder hacer lo que me plazca en la intimidad, pero estar bajo el control de los deseos de alguien más es incomparable.

Mis ojos se cierran nuevamente, agudizando mis sentidos para percibir hasta su corta respiración contra mi aún húmeda piel.


No puedo evitar decir su nombre. Esto, en lugar de incitarlo a continuar, hace que se detenga. El frío que recorre mi cuerpo me hace darme cuenta de que se ha alejado, incluso.

Abro  los ojos de golpe, preocupado por cualquiera que haya sido aquello que hizo que se detuviera. Para mi sorpresa está ahora a la altura de mi miembro, listo para introducirlo entre sus carnosos labios.

Me mira, pidiendo permiso sin decir palabra alguna. Y es que Zacky, no tienes por qué pedir permiso. En este momento necesito tanto sentirte alrededor de mí que aceptaría casi cualquier cosa.


Asiento un par de veces y eso le es suficiente para lamer la punta de mi miembro. Se dispone a terminar el trabajo que tu mano comenzó, asegurándose de cubrir todos los puntos necesarios para hacer que quiera repetir su nombre una y otra vez.

Bajo mi mano hasta enredarla en su cabello, pero permito que siga el ritmo que desee.

Mis piernas no tardan en debilitarse por un momento y echo mi cabeza hacia atrás.

A pesar de que le aviso que estoy por correrme, no baja el ritmo ni un segundo. Intento contenerlo un poco más para darle tiempo de alejarse, pero al ver que no tiene intención por hacerlo, termino en su boca.


—Perdón, Zacky —digo casi sin aliento mientras lo veo ponerse de pie.

Él sonríe y niega con la cabeza—. No te disculpes. Quise hacerlo y lo haría de nuevo si tú quisieras.

—¿Bromeas? ¿Qué clase de idiota sería si no te dejara hacer eso de nuevo?


No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora