Llaves | 67

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Narra Brian

No puedo creer que haya olvidado mis llaves en la otra chamarra que se quedó dentro de la casa. Zacky salió a comer con Sanders y, aparentemente, Laurie no está.

Pensé en llamarle a Baker, pero no quiero arruinar su día apresurándolo a que regrese. Además, el aire fresco y la tranquilidad del exterior ayuda a que me relaje mientras me siento a la orilla de la acera y cierro los ojos.

Mi mente recurre de inmediato a las frescas memorias de Zacky cantando.
Él nunca lo aceptaría, pero su voz es muy linda; incluso aunque no hizo gran esfuerzo por cantar bien.

—¿Qué haces afuera? —Un conocido tono interrumpe mis pensamientos, eliminando la paz que me había transmitido el exterior.

Abro los ojos para verificar que se trata de Laurie. Aunque sé que se quejará o me regañará, decido explicarle—. Salí a comprar algo de la tienda pero tomé la chamarra equivocada, así que mis llaves y mi cartera están encerradas dentro de la casa.

—¿Qué? Sabía que no eras muy brillante, pero esto es otro nivel —expresa en tono de burla.

—Ya, sólo usa tu copia de la llave y déjame en paz.

Ella pone los ojos en blanco y camina hacia la puerta. La escucho rebuscar en su bolso durante un buen rato. Me pregunto qué estará haciendo, pero mantengo la mirada al frente.

Varios minutos después, la apenada chica regresa para sentarse junto a mí—. Tomé la bolsa equivocada.

Evito que una ligera risa escape de mis labios. Me encantaría hacer un comentario como el que ella hizo, pero prometí que intentaría no iniciar una guerra, así que dejo que el silencio se extienda entre nosotros.





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Han pasado un par de horas y el clima ha cambiado drásticamente, mostrando ahora un cielo nublado que trae consigo un aire helado.

Laurie y yo decidimos refugiarnos en el pequeño techo de la entrada, esperando que la lluvia que se aproxima no se intensifique mientras seguimos afuera.

—¿A dónde dices que fue Zacky?

—Está con un amigo, Matthew.

—¿El de los ojos bonitos? —se apresura a cuestionar, dejándome sin palabras.

—¿Te ha contado sobre él? —La miro con sospecha, dando lo mejor de mí por esconder mis tontos celos. Matt es uno de mis mejores amigos, nunca se atrevería a traicionarme. Además, confío en mi novio.

—Sí, aunque solo un poco. De ti... vaya que he escuchado mucho.

Desvío la mirada e intento distraerme para que mis mejillas no delaten lo feliz que me hace sentir escuchar eso.

—¿Ah sí? ¿Como qué?

—Como que las chicas lindas somos tu debilidad.

El lindo sentimiento que había acelerado los latidos de mi corazón es ahora imperceptible; ha sido transformado en un gran arrepentimiento que crea un hueco en la boca de mi estómago.

—He tomado muy malas decisiones, sí —acepto después de tomar una bocanada de aire humedecido por las primeras gotas de lluvia para calmar mis nervios—. Me gustaría decir que dejé gran parte de esa persona en el pasado.

Volteo a ver a mi acompañante para saber si me ha creído o no. Sin embargo, su semblante no delata sus pensamientos en lo absoluto.

—Yo tampoco soy la misma persona que vivió con Zacky varios años. —Laurie suspira profundamente y baja la mirada antes de continuar—. Viajé a Francia para perseguir mi sueño y sólo me topé con gente que se aprovechó de mí de múltiples formas. —Frunzo el ceño. No comprendo por qué Laurie ha decidido de la nada contarme cosas personales hasta que pronuncia lo siguiente—: Temo, muchas veces, que a mi mejor amigo le pase lo mismo.

Hasta donde sé, Baker no le ha dicho algo respecto a nuestra relación. Es esto por lo cual me encuentro indeciso al momento de decir mis próximas palabras.
—Sé que Zacky pondría el bienestar de alguien más antes que el suyo, pero yo nunca me aprovecharía de ello. Somos compañeros, tuvimos un acuerdo respecto a la vivienda y mi intención nunca ha sido tomar ventaja de alguna situación.

Ella asiente ligeramente, frotando sus brazos para calentar un poco su piel. Las gotas de lluvia son gruesas y le ha empapado ya los zapatos rojos que viste. Es obvio que muere de frío, así que no tardo en quitarme la chamarra que provocó todo esto y dársela para que al menos su espalda se mantenga caliente.

Si el celular de Laurie no hubiera muerto hace unos minutos, estoy seguro de que le estaría llamando a su mejor amigo incontables veces para pedirle que se apure. Considerando las nuevas circunstancias en las que nos encontramos —y que, aparentemente, Zacky y Matt se fueron a comer al monte Everest— opto por mandarle un mensaje resumiendo lo que ha sucedido.

—A penas vienen para acá —informo antes de guardar mi teléfono en el bolsillo de mis jeans.

Ella suspira con fastidio. Sin embargo, estoy seguro de que ya no es mi presencia lo que le molesta en sí—. Gracias y perdón por mi actitud cuando llegué.

—No hay de qué.

—Todavía no me agradas del todo —agrega con una sonrisa sarcástica.

Niego con la cabeza, riendo ante su comentario—. ¿Qué debo hacer para acabar con esta infantil guerra?

Mi pregunta la toma por sorpresa. Quisiera reiterar que sólo estoy dispuesto a hacerlo por Baker, pero creo que eso ha quedado implícito por la forma en que su semblante ha cambiado.

—Ten siempre en mente lo mucho que vale Zachary. Trátalo con cariño y seremos buenos amigos. Comete un error y da esta guerra por perdida —dice con completa seriedad.

Ahora estoy seguro de que Laurie sabe exactamente lo que ocurre, a pesar de que mi novio no se lo ha dicho.

—¿Cómo...

Me interrumpe con una ligera risa, la cual sólo provoca que mis nervios crezcan—. Brian, la chamarra que traes puesta es de Zacky. Por eso no tienes las llaves contigo.

Miro a la astuta chica con incredulidad. Podría apostar que en su bolso sí está la llave que nos habría evitado pasar frío, pero decido no cuestionarla.

—Zacky me pidió que esperara hasta que él estuviera listo para decirte, yo...

Laurie, de nuevo, interviene en mis angustiosos intentos por responder rápidamente—. Está bien, Brian. Sólo quería saber si la imagen que tenía de ti era la correcta y debo aceptar que me equivoqué al basar mi juicio en lo poco que había escuchado de ti.

Su confesión me deja sin palabras. Era una tonta prueba.
Al menos la pasé...

Un coche se aparca frente a nosotros antes de que pueda comentar algo al respecto. Baker se baja apresuradamente del vehículo y, sin detenerse ni un segundo, se abre paso para que podamos entrar a la casa detrás de él.





A/N
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