Destino | 3

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Sabe que Zachary lo está esperando para desayunar y en realidad comienza a molestarle. El problema es que no está seguro de la razón detrás de ese sentimiento; aunque sospecha que es debido a la incomodidad que se crea en el ambiente cada vez que ambos están juntos en cualquier habitación.

Lo que ignora es que Baker ha considerado el hecho de confesar aquel detalle que ahuyentó a Oliver hace tan solo cuatro días. Y hoy, que al fin ha logrado llenarse de valor para contárselo mientras desayunan, Brian decide que será mejor ir por un café a cualquier otro lugar.

—Buenos días —saluda Zacky, esforzándose por sonreír en dirección de Brian.

—Buenos días. Oye, ya voy algo tarde, así que supongo te veré hasta después.

El dueño de la casa lo mira con curiosidad, dejando de lado su nerviosismo. Es sábado.Se supone que Brian únicamente trabaja de lunes a viernes, ¿qué demonios tendría que hacer un sábado a las 9 de la mañana?

—Eh... Sí, está bien.

—Disculpa, hermano. —dice el de ojos oscuros sin honestidad, tomando una manzana de un frutero en la cocina.— Que tengas un buen día.

Baker asiente, dando lo mejor de sí para mantener la sonrisa y evitar que la ansiedad regrese. 

—Igual tú.

Entonces, Brian se va de manera apresurada, dejando a solas a un joven lleno de dudas y con un tazón de cereal casi lleno.

Zacky suspira profundamente, hundiendo su rostro en ambas manos mientras apoya sus codos sobre la mesa. Este asunto lo está volviendo loco día tras día y, aunque al principio se había decidido en no decir palabra alguna, ahora es algo que no abandona su mente ni un segundo.

El tono de llamada entrante de su celular lo saca de sus pensamientos, obligándolo a levantarse de la silla de madera que ocupaba y dirigirse hacia su oscura habitación.

Sin si quiera detenerse a mirar de quién se trata, él contesta, acercando sin ganas el dispositivo a su oreja.— ¿Diga?

  —¡HEY, ZACKY! —exclama la persona al otro lado del teléfono en un tono de voz alto y lleno de entusiasmo.

  —¿Laurie? Oh por Dios, ¿en verdad eres tú? ¿Por qué demonios no contestaste mis llamadas?

Laurie Vera suspira de manera profunda, debatiendo entre contar la historia o dejarla para un momento en el que tenga más tiempo libre. Finalmente, opta por la segunda opción.— Lo siento, prometo llamarte a diario a partir de ahora. En fin, ¿qué tal te va? ¿Ese tal Oliver accedió a ser tu compañero?

Zachary niega con la cabeza, dejándose caer sobre su cama y fijando la mirada en el techo del cuarto.— No, pero...

  —¿PERO QUÉ?

—Justo después de que él rechazara el lugar por mi homosexualidad, llegó otro joven más o menos de la misma edad. Su nombre es Brian y ya lleva 4 días viviendo conmigo.

—¿Ves? Te dije que encontrarías a alguien que no tendría problema con el hecho de que seas gay.

  —En realidad... Él aún no lo sabe. —confiesa el joven, cerrando sus ojos verdes en espera del regaño de su mejor amiga; recibiendo, en cambio, largos segundos de silencio.

Laurie, a pesar de ser demasiado molesta en ocasiones, comprende que tal vez ya le ha repetido el mismo sermón a Baker las veces suficientes como que para él se convenciera de su idea. Es por esto que termina por cambiar su postura por una mucho menos dura.

—¿Por qué no le dijiste? —pregunta de manera lenta y en un tono tan bajo que logra tranquilizar un poco a su amigo.

  —El día que llegó. . . —inicia él, tragando saliva antes de continuar con una idea completamente distinta— Ya había sido rechazado varias veces antes y sabía que no tendría muchas más oportunidades que desperdiciar; así que decidí no decirle nada. —Tras decir esto, Zacky frota sus párpados con la mano que le queda libre.— Justo hoy reuní el valor de hablar, pero no me dio oportunidad alguna. —describe, terminando con un suspiro más.

Vera espera en silencio, procesando lo que ha escuchado y decidiendo de manera cuidadosa sus siguientes palabras.

 —Zack, te conozco lo suficiente para saber que esto continuará atormentándote, pero... tal vez no esté destinado a saberlo justo ahora. Sé que tal vez quieras gritárselo en la cara cuando lo veas de nuevo y, aunque me parece una escena bastante cómica, en verdad quiero que lo dejes pasar por unos días más. Conózcanse, házte su amigo. Te juro que si ese tal Oliver, o cualquiera de los que te rechazó antes, te conociera; no les importarían tus gustos personales.

El silencio se apodera de la línea una vez más. Esto, en lugar de causarle miedo o ansiedad a alguno de los jóvenes, les trae cierta calma. 

 —Gracias Laurie —susurra Zacky después de abrir los ojos— de verdad que no sé qué haría sin ti —admite con una ligera risa al final.

—De nada, Baker. Tú también me has ayudado bastante. En fin... Ya me puedes contactar con este número del que te he marcado. Debo irme, pero manda mensaje por cualquier cosa, ¿sí?

 —Está bien, espero pronto escuchar la historia de tu otro teléfono. 

Laurie ríe, negando con la cabeza— Otro día será. ¡Au revoir!

—Au revoir —contesta Zacky con un mal acento francés antes de terminar la llamada.

El joven de cabello castaño se levanta del firme colchón de su cama minutos después para cerrar la puerta y sentarse frente a su ordenador.

Le basta con mover su mouse para que el monitor frente a él se encienda y, mientras abre uno de sus juegos favoritos, deja su celular a un lado del teclado y toma unos lentes cuadrados que tiene a su derecha, poniéndoselos mientras selecciona un personaje con el que jugará la primera partida del día.




No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora