No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️

Crimson day | 55

Narra Brian

—Hey, Brian. Tú compones, ¿cierto? —pregunta Corey mientras guardamos todo nuestro equipo.

—Sí. —Acompaño mi afirmación con un movimiento de cabeza.

—¿Te gustaría que presentáramos algo de tu autoría?

Cargo el estuche con mi guitarra dentro. La presentación es en sólo una semana, pero sé que podríamos tener alguna de mis canciones listas si nos lo proponemos.

—¿En verdad les gustaría tocar algo que yo hice? —cuestiono con algo de duda, rascando mi nuca en el proceso.

Johnny bufa—. ¡Por supuesto! Apuesto a que tus canciones son excelentes.

Pongo los ojos en blanco—. Veré si encuentro alguna que se acople a nuestro estilo —explico— no suelo escribir de este género de música en específico.

Wackerman se encoge de hombros—. Mientras no nos hagas tocar country, todo está bien.

Todos reímos ante su comentario y seguimos guardando todo para irnos. 

Antes de salir de la casa de Seward, reviso mi celular. Zacky me ha mandado varios mensajes acerca de los lindos lugares en Phoenix que ha visitado, hablando específicamente de una cafetería con mercancía de todo el mundo. Es lindo leer su emoción. Sin duda, yo tendría la misma reacción si encontrara algún lugar con hot-cakes gigantes.

Me tomo el tiempo para responderle, recalcando lo feliz que me hace saber que se la está pasando bien.

Después, acepto que Brooks me acerque unas cuantas calles a mi casa.

Sólo han pasado unos días desde la partida de Baker, pero estoy seguro de que nunca me acostumbraré a encontrar la casa tan fría y oscura.

Me siento algo patético en cuanto opto por ir a su cuarto justo después de tomar mis libretas con borradores de canciones. Es por eso que ocupo mi mente leyendo todas las canciones que he compuesto desde que tomé una guitarra por primera vez.

Río al encontrarme con líneas que sólo escribí para que rimaran. Es más, estoy seguro de que unas palabras ni si quiera las conocía.

Me alegra que haya podido salvar mis cosas cuando mi padre me echó de la casa. Aunque me avergüenza un poco leer las tonterías que mi mente adolescente estructuraba, me traen memorias de momentos importantes de mi vida.

Sin embargo, sé que las canciones que en verdad valen la pena son aquellas que he escrito en el último par de años, así que me salto varías páginas hasta llegar a ellas.

"Crimson day."

No puedo negar que pensé justo en esta pieza cuando los chicos me ofrecieron tocar algo de mi autoría.

Suspiro.

Estoy por cerrar la libreta de golpe cuando una frase capta mi atención. Entonces, me encuentro leyendo el resto de la letra con detenimiento.

Entre cada rima surgen recuerdos de los días que tardé componiendo la canción. Se supone que había escrito esta canción para Kevin, pero hay frases que simplemente no concuerdan con lo que sentía por él. Por ejemplo:

"Los días oscuros trajeron una interminable lluvia,
a

fuera en el frío perdí mi camino
Pero las tormentas no duran mucho,
limpian el airepara algo nuevo
El sol salió y te trajo a mí."

Niego con la cabeza. ¿En verdad estaba tan enamorado como para escribirle eso?

No.

"Crimson day" nunca le perteneció a Lovatt. Es sólo que era lo suficientemente idiota para no aceptar que mis canciones han sido para Zacky desde poco antes de nuestro primer beso.

De pronto, una fuerte sensación de entusiasmo crece en mí. Quiero tocar esta canción frente a una audiencia, sí. Pero sería injusto que Baker no fuera el primero en escucharla.

Mi celular suena, sacándome de mis pensamientos.

—Justo estaba pensando en ti —digo en cuanto contesto, saltándome el usual saludo.

Mi novio ríe, pero recupera la seriedad para realizar una pregunta en un tono de voz grave—. ¿Por qué? 

Sonrío—. No me refería a nada de eso.

—¿Ah no? —insiste, haciendo que me recueste de espaldas sobre su cama.

—No —concluyo, pero decido seguirle la corriente sólo para que la serenata que he planeado en cuestión de segundos sea sorpresa—. Aunque debo admitir que no es lo mismo dormir solo en tu cama.

—¿Quién te dio permiso de entrar en mi cuarto? —argumenta, cambiando por completo su actitud.

—No me estoy quedando en tu cuarto. Moví tu cama hasta el mío.

—Ajá.

—¿No me crees?

—No, por supuesto que te creo —responde con sarcasmo de aquí a Marte.

—Aprecio tu honestidad.

Ambos reímos fuertemente durante un buen rato. Después, la llamada cae a completo silencio. Cierro los ojos, pensando que Baker está junto a mí y no a kilómetros de distancia. Sonrío ampliamente al imaginar el momento en que nos veremos de nuevo.

—Te extraño —ambos decimos al unísono, riendo un poco más como un par de niños de secundaria enamorados.