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—Brian —Zachary susurra mientras mueve ligeramente el brazo de su amigo—, despierta.

El joven de ojos castaños gruñe, rodando sobre la cama hasta el otro lado y casi cayendo al suelo.
Afortunadamente, a Baker se le ocurrió intentar despertarle más temprano de lo que debería con el fin de permitirle a su amigo llegar a tiempo a su trabajo.

—Brian —insiste, sentándose sobre el colchón e intentando mover el cálido cuerpo de Haber una vez más.

—5 minutos más. . . —responde entre dientes, enterrando su cara en la gruesa almohada impregnada con el perfume de Zacky.

—No, se te hará tarde —explica, ya con un tono de voz más alto—. Ven, hice panqueques.

Y eso era todo lo que debía decir en realidad; Brian amaba los panqueques.

Al músico ni si quiera le importa que algunos estuvieran más ovalados que otros, o que la miel de maple no alcanzara para todos. Él simplemente disfruta del delicioso desayuno, a pesar de que el desvelo de la noche anterior le esté haciendo sentir cansancio.

—Están deliciosos —repite por décima vez con la boca llena antes de beber un poco de leche.

Baker sonríe de oreja a oreja.
Él se ha limitado a observar a su crush desde la barra contraria a la mesa del comedor, preguntándose el por qué no se le había ocurrido preparar panqueques antes.

—Me da gusto que los estés disfrutando —dice, cruzando los brazos sobre su pecho—. Pero debes apresurarte.

—Ya voy, papá —contesta Haner, poniendo los ojos en blanco.

En cuanto el muchacho termina de desayunar, se dirige al baño a tomar una ducha.

Mientras tanto, Zacky lava los trastes y se dispone a limpiar un poco la cocina.
Sin embargo, un fuerte sonido proveniente de la habitación de Brian interrumpe sus actividades.

Dubitativo, decide entrar al cuarto, tomar el teléfono y salir lo más rápido posible.

—¡Oye, Brian! —grita a la puerta del baño, sosteniendo el celular a la altura de su rostro— ¡Tu teléfono está sonando! —anuncia, tocando un par de veces la madera frente a él con los nudillos de su mano libre.

—¿Quién es? —responde Brian, su voz a penas audible por el sonido creado por el agua.

Zacky, confundido, mira la pantalla del dispositivo antes de afirmar,— ¡Matt!

—Contesta y ponlo en altavoz —decide el hombre desde el interior del cuarto sin saber lo que esa simple elección desarrollaría en sus amigos.

—E. . . Está bien —accede Baker, apresurándose a responder la llamada antes de que el tono se termine.

—Hey, bro —dice una persona al otro lado de la línea.

Baker aclara la garganta— ¿Q-Qué hay, Matt? —responde con duda.

La conversación se vuelve silencio que dura tanto tiempo que Zachary debe despegar el dispositivo de su oreja para asegurarse de que la llamada continúa.

—Oh, ¿¡Zacky!? —finalmente cuestiona Sanders con sorpresa, poniendo el teléfono en altavoz sin hacerle saber a alguien más, únicamente con el fin de permitirle a Sullivan escuchar la plática.

—Sí, así es. Brian está tomando una ducha y me permitió atender su celular —explica  el joven de ojos verdes con nerviosismo evidente.

—Interesante, ¿cómo han estado?

—Bien . . . —Asegura Zachary, notando que el agua ha dejado de caer dentro de la habitación contigua— ¿Y tú? —añade, tratando de ganar el tiempo suficiente para que Haner se cubra con una toalla y pueda conversar con su amigo sin un mediador.

—Pues, la verdad he estado mejor. ¡Oye, Brian!

—¡Dime, Sanders! —grita el de ojos castaños desde el interior del cuarto de baño, cubriendo sus piernas desnudas con una larga toalla azul marino antes de comenzar a secar su cabello con otra toalla más pequeña.

—¿Recuerdas a Caitlyn? —molesta Matthew, no realmente teniendo algo qué contar respecto a la chica de Nueva York, pero enfocándose más bien en la reacción de su amigo mientras añade— La pelirroja que conocimos en. . .

Su descripción es interrumpida, sin embargo, por el rechinar de la puerta al abrirse y la voz de un joven lleno de pánico.

—Sí, ¡sí la recuerdo! —exclama Haner, arrebatando el teléfono de la mano de Baker y desactivando el altavoz antes de esconderse en la oscuridad de su cuarto con rapidez.

El amante de los video juegos permanece totalmente inmóvil, inseguro de si quiera pestañear.

Lo que acaba de ocurrir ha sido bastante aleatorio en múltiples sentidos y él aún no termina de comprender la razón detrás de cada decisión tomada por Brian.


Después de un rato de meditación, Zacky suspira de manera profunda, disponiéndose a continuar sus actividades previas.


Mientras tanto, el músico maldice una y otra vez en silencio el permitirle a su compañero atender su propio celular.

La llamada con Matthew termina después de que acuerdan verse por la tarde en un bar al centro de la ciudad. Haner ni si quiera nota las oscuras intenciones de su amigo, pues él está más preocupado por mantener una imagen "decente" para su roomie.

Si bien pareciera no haberle importado mucho en el pasado, el caerle bien a Zacky ha sido algo que ha buscado desde su llegada; así que odiaría perder el poco avance de amistad que ha logrado con el por una anécdota estúpida al otro lado del país que, a decir verdad, preferiría olvidar por completo.


Con cierta frustración, el joven termina de amarrar las agujetas de sus tenis y sale de la habitación.

—¡Ya me voy, Zac! —avisa mientras se dirige hacia la puerta de entrada, escuchando buenos deseos por parte de su amigo a la lejanía justo antes de cerrar la puerta.

Debido a la hora, Brian decide tomar el autobús que le llevará al colegio; permitiendo a sus pensamientos apoderarse de su mente en el trayecto.

Sin poder evitarlo, recuerda lo ocurrido durante la madrugada; el recuerdo de Lovatt siendo arrancado de manera meticulosa por nuevas memorias con Baker.

Suspira.

Sus mejillas se encienden.

Nadie nota su mirada perdida y la pasión insólita con la que practica una pieza de música clásica con sus alumnos.

Sin embargo, la cálida flama iniciada por el aroma de Zacky impregnado en las sábanas que le recubrieron mientras dormía permanece intacta hasta que se reúne con Sanders y Sullivan en "The Rib".

No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora