Epílogo

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·.¸¸.· Cuatro años después ·.¸¸.·



—Tío Brian, ¡llegaste! —exclama la pequeña Emily Sanders en cuanto Brian Haner baja de su vehículo.

El hombre la abraza fuertemente antes de bejar su mejilla.

—Claro que llegué, princesa Emily —responde, tomando la mano de la niña para hacer que dé una vuelta—. ¿Quién te compró ese vestido? Te ves hermosa.

—Mi mamá.

—Por supuesto que sí. Tu papá no tiene muy buenos gustos.

Matthew aclara la garganta detrás de ella.

—Vámonos antes de que el ogro se enoje.

—Sabes que puedo escucharte, ¿no? Estoy aquí parado —reclama Sanders.

Brian lo ignora y simplemente carga a la pequeña.

—¿Ni si quiera me vas a saludar? —Insiste el papá al verlos a punto de entrar a la iglesia.

—Sólo hablo con la realeza.

—Sí, papá. Es mi príncipe y no le doy permiso de hablar con cualquiera —argumenta Emily con una sonrisa.

—Ahora, si nos disculpas, debemos arreglar algunos asuntos con la reina.

Sin más, Brian se lleva a la pequeña Sanders hacia las habitaciones que se encuentran a un costado de la iglesia, justo donde Tiana se está terminando de arreglar.

—Brian sólo podría ser el príncipe de los idiotas —muscita el de ojos verdes con amargura.

Sullivan, quien ha atestiguado la escena, se reúne con Matthew y suelta una carcajada.

—Mira el lado bueno. Te has ahorrado mucho dinero en niñeras —comenta mientras niega con la cabeza.

—Supongo que sí.

Desde el nacimiento de Emily, Brian la ha consentido y cuidado al grado en que ella muchas veces prefiere pasar tiempo con él que con su propio padre.

Matt se sentía algo molesto al inicio, pues no estaba muy seguro de que Haner fuera la mejor influencia para ella. Esto cambió cuando presenció con sus propios ojos todo el cariño que el hombre le tiene a la pequeña niña.

—¿Cómo te sientes? —Pregunta el alto mientras echa un vistazo al interior de la iglesia.

—Ya sé que legalmente estamos casados, pero de verdad me siento extremadamente ansioso —confiesa Sanders, frotando ambas manos par protegerlas del frío.

—Creo que es normal. Pero tranquilo, dudo que alguien llegue a interrumpir la boda diciendo "yo me opongo".

—¿Y si se me olvidan los votos?

James pone los ojos en blanco—. Aunque no he ido a bodas recientemente, estoy casi seguro de que el padre te echa la mano.

—Tienes razón —dice Matthew tras suspirar profundamente.

Los invitados comienzan a llegar, incluyendo a Corey, Brooks y Johnny.

—Espero que tengas reservados asientos especiales para las celebridades —comenta Seward al ponerse unos lentes de sol.

—Sí, se supone que te quedarías de vallet parking —responde Sanders a modo de broma.

Todos ríen y proceden a abrazar al novio antes de ingresar a la iglesia.

No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora