Celos | 45

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Narra Brian

—¿Compraste esas gafas? —le pregunto a Zacky al notar los lentes oscuros que llevan en la mesa del comedor quién sabe cuánto tiempo.

Él voltea hacia la dirección en la que apunto, pero tarda en contestar—. No, creo que Matt las olvidó cuando vino hace unos días. —Su voz suena titubeante, pero su rostro luce tranquilo.

Arqueo una ceja—. Ni si quiera sabía que Sanders había venido. —Lo miro encogerse de hombros y regresar su atención a los platos sucios en el fregadero, ignorando mi comentario—. Será mejor que se los regrese.

—¿Los verás hoy? —cuestiona sin voltear a verme.

—Sí, ¿vienes?

Él niega con la cabeza con cierta tristeza mientras cierra la llave del agua y seca sus manos con una toalla pequeña—. No, aún debo practicar.

—Les diré que los odias y por eso no fuiste conmigo.

Zacky pone los ojos en blanco—. Creerían más en el ratón de los dientes que en ti, pero hazlo.

Entrecierro los ojos. Aunque sé que tiene razón, es divertido llevarle la contraria.
—No me culpes luego si no quieren hablarte.

Termino de limpiar la parte de la casa que me tocó el día de hoy y me arreglo para salir con mis amigos.

Antes de salir, me asomo en el cuarto de Baker para avisarle que me iré y darle varios besos en sus mejillas hasta que se sonroje como un jitomate.

Salgo de la casa con una amplia sonrisa en el rostro y comienzo el trayecto a casa de Matthew. Mientras voy en el bus, recuerdo la canción que compuse en la madrugada. Aunque únicamente dormí como cuatro horas, me siento con mucha energía.

Tras bajar del vehículo y caminar un par de cuadras, llego a mi destino. Cruzo el amplio jardín de la entrada hasta llegar a la puerta blanca. Toco el timbre una vez. Luego, otra.

Finalmente, Matthew aparece al abrir la puerta después de varios minutos.
—Lo siento, estaba en una llamada con mi hermano —dice con una ligera sonrisa.

—No hay problema. ¿Ya llegó Jimmy? —pregunto, aceptando su invitación silenciosa a entrar.

Sanders ríe mientras cerda la puerta—. Al fin llegó puntual una vez en su vida.

Sonrío, saludando a Sullivan con un choque de puños.

—¿Qué puedo decir? Soy un hombre nuevo —replica el joven de ojos azules con una risa corta mientras se acomoda de nuevo en el sofá individual.

—¿Cómo está Zack? —pregunta Sanders, sentándose en el sillón alargado.

—Tú deberías contestarme, olvidaste esto en la casa —digo con molestia medianamente fingida mientras tomo los lentes que colgaban del cuello en "v" de mi playera.

Siento celos, no lo puedo negar. Sin embargo, Matt y Zacky son amigos ahora, no puedo enojarme sólo porque se han visto sin que yo lo supiera.

Mi amigo atrapa las gafas sin dificultad, inspeccionándolas para asegurarse de que sí le pertenezcan—. Pensé que las había perdido. Gracias, hermano —responde, dejando el objeto sobre una mesa a su izquierda y aclarando la garganta—. Y fui porque dijo que necesitaba hablar con alguien respecto a la competencia. Supongo que le dio un ataque de nervios o algo así. La última vez que participó en un torneo profesional fue humillado por su propio equipo.

Mi corazón se rompe un poco al imaginar la escena. Ahora mi enojo es cien por ciento real, aunque está dirigido más hacia ese grupo de desconocidos que hacia Sanders.

—Yo no lo sabía —digo en a penas un susurro después de relajar mis músculos.

Me pregunto por qué Zacky sí le contó la historia a Matthew y no a mí, pero ese cuestionamiento se cubre de a poco con el resto de pensamientos que se desencadenan en mi mente.

¿Qué tan mala puede ser una persona para hacer sentir mal a otra enfrente de miles de personas?

—¿Y bien? Dijiste que nos iríamos en cuanto Brian llegara —alega James, extendiendo sus brazos hacia arriba para exagerar su queja.

Sacudo la cabeza tras escuchar la voz de mi amigo y hago lo posible por mostrar una sonrisa mientras dejo todas las preguntas en una parte de mi mente para analizarlas más tarde.

Los chicos planearon que fuéramos a comer juntos sólo porque ya han pasado varios días desde la última vez que nos reunimos.

No me había dado cuenta de lo mucho que los extrañaba hasta que no puedo parar de reír por cada comentario que Sullivan hace respecto a su trabajo.

Contrario a mí, él se divierte mucho al trabajar en una escuela. Me hace muy feliz el ver cómo la vida de cada uno de nosotros ha cambiado para bien. Y, en mi opinión, se lo debemos a una persona nada más.

El cielo ya está algo oscuro cuando me despido de mis amigos. Mientras ellos se alejan en el coche de Matt, yo doy la vuelta para dirigirme hacia la puerta de mi casa.

Estoy por sacar mis llaves del bolsillo de mi pantalón cuando mi celular vibra. Saco el dispositivo de inmediato, pensando que tal vez mis amigos olvidaron decirme algo importante.

Sin embargo, el mensaje que he recibido es de un número desconocido. Al abrirlo me doy cuenta de que son varias fotos de Zacky con Matthew en varios lugares diferentes de la ciudad.

Aunque en ningún momento parezca que salieron en un plan no amistoso, los celos regresan.

Borro las fotos de mi teléfono, pero conservo el número de quien las mandó para investigarlo más tarde. Después, doy la vuelta y camino por la acera hacia el norte mientras inicio una llamada.

—Hola, Brian. ¿Ocurre algo? —pregunta John con preocupación en cuanto atiende el teléfono.

—¿Será que pueda quedarme en tu casa esta noche?

No(,) te necesito | 𝘚𝘺𝘯𝘢𝘤𝘬𝘺 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora