Valia

50

—¡Sumo Sacerdote Mercille! Esa historia...

—Sé sobre eso.

Una voz solemne interrumpió la voz desconcertada de Filemón. Los ojos de Shaun miraban a Mercille.

—Así que si está tratando de enviarme lejos de aquí por esta charla de 'princesa del templo', no tiene que preocuparse. Solo hablen cómodamente.

—... En efecto. Parece que Su Gracia le dio un aviso.

Al escuchar que Shaun ya lo sabía, Mercille dio un paso atrás. Fue Valia quien estaba desconcertada. Nunca pensó que Shaun sabría sobre la 'princesa del templo'. Durante el viaje del Reino de Lisa al Imperio Gel, e incluso cuando más tarde la acompañó al templo, ni una sola vez habló de la princesa del templo.

'Así que él lo sabía...'

'¿Se lo dijo Schuden? ¿Los otros caballeros lo saben? ¿Qué dijo el?'

Surgió la curiosidad, pero no era una buena situación para preguntar.

—En cualquier caso, es una pena que Su Gracia no esté aquí. He venido hoy para darle la reliquia sagrada prometida. ¿Le dijo algo, marquesa?

—No, no escuché nada más.

—Tal como lo sospechaba.

Mercille sonrió, levantando las comisuras de su boca. Por eso trajo a colación la historia de la reliquia sagrada. Mercille dijo sutilmente.

—Pero, de nuevo, accedió a casarse con la marquesa para tener esta reliquia sagrada.

—Sumo sacerdote Mercille, estás cruzando la línea.

Filemón finalmente frunció el ceño. Los Sumos Sacerdotes eran básicamente iguales en posición, por lo que era una regla implícita no interferir con las palabras y acciones de los demás. Pero las palabras de Mercille se estaban volviendo cada vez más excesivas. Filemón no podía quedarse quieto, mirando a la marquesa siendo burlada.

—Espero que no hayas olvidado que estamos en condiciones de disculparnos.

—... Olvidé mi deber por un momento.

Mercille no estuvo de acuerdo con las acciones restrictivas de Filemón, pero Filemón era un Sumo Sacerdote mayor que él. Ignorar sus palabras frente a otras personas en última instancia empañaba la reputación de los Sumos Sacerdotes.

—Me disculpo si mis palabras y acciones la ofendieron, marquesa.

Valia no respondió de inmediato. Pero sus ojos estaban tranquilos. Ni siquiera mostró ningún cambio en la expresión a pesar de escuchar las palabras burlonas. Ella respondió con calma.

—Acepto sus disculpas, Sumo Sacerdote.

'¿Eh?'

Una sensación de sorpresa pasó por el rostro de Mercille. Cuando alguien con el estatus de Sumo Sacerdote se disculpaba, el destinatario de la disculpa antes mencionada se avergonzaría de sí mismo. Respuestas como 'está bien' o 'no tienes que disculparte' eran comunes. Sin embargo, Valia no ocultó su disgusto, y lo hizo al recibir sus disculpas.

Filemón también suspiraba por dentro. Sabía que Mercille no favorecía a Valia, pero estaba cruzando la línea. De hecho, podía adivinar aproximadamente la razón. Mercille era un hombre muy orgulloso de su posición como Sumo Sacerdote. Por lo tanto, estaba disgustado de que una 'princesa del templo' que no era más que un sacrificio para Dios, se atreviera a sentarse al mismo nivel que el Sumo Sacerdote.

Tal vez, la imagen de Valia en la que Mercille pensó vagamente era alguien en una posición inestable, apenas captando la atención del marqués con la bendición de la seducción, alguien que solo tenía el templo como el único lugar al que podía acudir. No alguien en una posición honorable que naturalmente fue escoltado por el comandante de los Caballeros de Garth de esta manera.