Valia

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Schuden tenía los ojos fijos en el lado del oponente, sin siquiera prestar atención a los Caballeros de Garth que lo custodiaban.

Allí, un hombre montaba un caballo marrón. Una capa roja que llevaba sobre la armadura del hombre revoloteó entre la mente.

Era Leo Canute, el principal comandante de Oriente. Se acercó, cortando a los caballeros Gel sin dudarlo.

Mientras mantenía sus ojos en Leo, dijo Schuden.

—Voy a participar en una pelea uno a uno. Limpiar el área.

—Sí, señor.

Leo parecía haber dado la misma orden a sus caballeros que custodiaban el área. Después de luchar duro, los soldados de los alrededores se retiraron gradualmente. Los caballeros que seguían a cada cabeza se habían alejado mucho para asegurar el máximo espacio. Pero incluso si sus líderes estaban teniendo una pelea uno a uno, la batalla entre los soldados no se detuvo. El sonido de las armas chocando se podía escuchar innumerables veces sobre la pequeña colina.

Dos hombres con ojos rojos se enfrentaron en la vasta llanura con cuerpos rodando.

—Finalmente hemos conocido a Schuden Garth.

—Esto es inesperado. Pensé que te apresurarías sin miedo a cortarme la garganta desde el primer día que comenzó esta guerra.

—Quería hacerlo, pero muchos muchachos estaban colgando de mí.

Aun así, Leo no tenía intenciones de ser imprudente. Así como Schuden desempeñó perfectamente el papel de comandante en jefe, Leo tampoco había olvidado los deberes y responsabilidades del comandante en jefe. No actuó solo porque se dejó llevar por sus sentimientos personales. No fue hasta que Schuden vio los modales y la apariencia de Leo en los últimos meses que se dio cuenta de que la guerra no era su intención.

—Pensé que eras tú quien le propuso esta guerra al Rey.

Leo se burló como si estuviera sin palabras.

—¿Qué poder tiene un simple mercenario convertido en vizconde para sugerir una guerra con el Imperio? La guerra solo creará víctimas. En cuanto a mí, solo tu cuello es suficiente. Nunca quise hacer algo de una escala tan inútilmente grande como esta.

Leo usó al Rey para su venganza personal y el Rey también lo usó por ambición política. Esta guerra habría sucedido incluso sin Leo. Si era irrevocable, Leo quería declarar personalmente la guerra a Schuden. Por eso incluso se tomó la molestia de ir al Imperio. Esa fue también la razón por la que aceptó obedientemente su puesto como comandante principal.

—No puedo dejar que otro tipo reclame tu cuello.

—Tienes confianza.

—Porque esa es la razón por la que sobreviví.

Después de dar una respuesta simple, Leo sacó su espada de su cintura. Schuden también respondió de inmediato. Las hojas bien afiladas se sacaron de sus vainas con un rápido silbido. Dos pares de ojos rojos cambiaron al mismo tiempo. Los caballos salieron furiosos.

Las dos espadas chocaron con fuerza.

***

Un sonido agudo de metal penetró en los oídos. Shaun había atravesado el corazón de su oponente con su espada, luego levantó el pie y empujó el pecho del enemigo. Cuando se sacó la hoja, la sangre caliente salpicó por todas partes. Aunque una cantidad considerable de sangre había empapado la armadura de Shaun, no se notaba mucho porque ya había matado a docenas de personas.

Sin embargo, la capa azul que ondeaba en la espalda de Shaun era un poco diferente. Estaba manchado con innumerables gotas de sangre, creando un efecto extraño. Mientras una atmósfera extraña fluía de Shaun, los soldados del Este no podían precipitarse. Disminuyeron la velocidad poco a poco.