Capítulo 2

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Mi mano se encontraba sosteniendo la suya, mientras sus ojos me observan fijamente y un delicioso olor a colonia invade mi nariz, hasta que luego de un par de segundos demasiado largos, finalmente su mano suelta la mía, para después volver a su silla, sentándose en la misma.
-Por favor, tome asiento- Me dice, señalando la silla a un lado mío. Yo me siento rápidamente, mientras él toma mi curriculum del escritorio y lo examina. -Veamos...Raúl Álvarez...- Dice, sin apartar su mirada del papel. Me limito a esperar a que lea, sintiéndome tenso y nervioso, frotando mis manos en mis piernas, acomodando mi camisa, mi cabello, sin sentirme capaz de quedarme quieto. Mientras espero, me dedico a observar la oficina, la cual era extremadamente amplia, con un gran ventanal detrás del director, de piso a techo que dejaba ver unas vistas de la ciudad impresionantes, así mismo, del lado derecho de la oficina, había tres sofás de piel negros enormes, los cuales estaban acomodados alrededor de una pequeña mesa de madera negra, mientras que en la pared de esa parte de la oficina, había una enorme estantería repleta de cientos y cientos de libros. En la parte izquierda, al lado contrario de los sofás, había varios archivadores bastante elegantes que hacían juego con el resto de la oficina.
Era un lugar demasiado amplio, pero sobre todo, demasiado elegante, sofisticado, se notaba que quien fuera el decorador de esta oficina, tenía un muy buen gusto.
Luego de unos segundos que me permiten echar ese vistazo alrededor, el director ejecutivo vuelve a hablar. -Vale...veo aquí que su último trabajo fue en una empresa llamada "Ruiz y Asociados"- Dice, para después alzar su mirada hacia mí- Hableme de esa empresa, y de lo que usted hacía- Me dice, posando una mano en su barbilla, con el codo sobre el escritorio. Yo asiento.
-Es una...es una firma de abogados, yo fui el asistente personal de uno de los licenciados por tres años y dos meses, hasta que este se jubiló, por lo que fui reasignado como asistente de otro licenciado, hasta que luego de tres meses decidí renunciar...- Digo, sintiéndome demasiado tenso como para sostener su mirada por mucho tiempo, por lo que paso mi vista de sus ojos, al escritorio.
-¿Y cuales eran sus funciones con el primer licenciado para el que trabajaba?- Me pregunta.
-Yo llevaba todas sus citas, agendaba sus reuniones, respondía sus llamadas, también gestionaba bastante papeleo suyo, como demandas, sentencias, entre otros...- Respondo, intentando recordar todas mis obligaciones- Eso era lo principal- Agrego. Él asiente, aún con la mano en su barbilla, mirándome fijamente, como escudriñandome, algo que era bastante inquietante, pues tenía una mirada muy dura, demasiado penetrante. Baja su mirada nuevamente a mi curriculum, y luego de un par de segundos, vuelve a hablar.
-¿Cual fue la razón de su renuncia?- Me pregunta, subiendo su mirada a mí una vez más.
Yo me tenso al instante, pues iba a tener que hablar de un tema que no me gustaba mucho.
-Bueno como...como le he dicho antes...luego de tres años trabajando para un licenciado, me reasignaron a otro, y bueno...las cosas con él eran algo complicadas, era una persona algo temperamental, por lo que tomé la decisión de renunciar- Explico, esperando que fuera suficiente para él.
-¿A qué se refiere con temperamental?- Me pregunta, y yo me tenso nuevamente.
-Bueno él...él era...- Comienzo a explicar, buscando las palabras adecuadas, pero sin querer desvelar de más- Era algo grosero...me gritaba bastante...simplemente no me gustó el trato que tenía de su parte...- Agrego, y el señor Reborn frunce el ceño.
-Debe de tener usted una imagen equivocada de lo que es la vida laboral, si cree que al primer grito ya es razón para salir corriendo- Me dice, y esta vez, soy yo quien frunce el ceño.
-No...no es eso...es que...- Comienzo a decir, nervioso, sin embargo, me interrumpe.
-Desde ya le digo que trabajar para mí no es cosa fácil, si se asusta en cuanto una persona alza un poco la voz, este no es trabajo para usted, ni este ni ningún otro, porque veo que su compromiso es opacado en cuanto las cosas no se tornan como usted quiere o espera- Me dice, dejándome sin palabras, y sin comprender la razón de que estuviera juzgandome de semejante manera sin conocerme de absolutamente nada. Queriendo defenderme y dejar las cosas claras, vuelvo a hablar.
-Le aseguro que mi compromiso es inamovible sin importar las circunstancias, en varias ocasiones me he enfrentado a jefes complicados y no muy amables, sin embargo, cuando la actitud de un superior denigra y pisotea la integridad personal, creo que ahí es cuando hay que poner un alto, porque hay cosas en esta vida que no se pueden permitir ni dejar pasar, ningún trabajo está por encima de lo que yo valgo como persona, y eso lo tengo muy claro.- Explico, de forma segura, sintiendo mi sangre arder, pues me molestaba de sobremanera que sin saber nada de mí, pensara y asumiera cosas sobre mi persona. Su mirada cambia rápidamente, de una dura y tajante, a una receptiva, asintiendo lentamente, y es entonces cuando noto que su mirada se suaviza.
-Estoy totalmente de acuerdo con usted señor Álvarez- Me dice, suavizando también su tono de voz. Me sorprendo ante su respuesta, e inmediatamente esa furia que se había desatado dentro de mí, se calma. Su mirada vuelve a mi curriculum, y unos segundos después, se dirige otra vez a mí.
-Además de esos tres años como asistente personal, no veo ningún otro puesto de trabajo similar en ningún otro lado...¿Se siente con la experiencia suficiente para este puesto?- Me pregunta, dejándome algo sorprendido con el repentino cambio de tema.
-Pues...a pesar de...de tener solamente esos tres años de experiencia, le puedo asegurar que en cuanto a habilidades y destreza realmente tengo más, la carga de trabajo en esa empresa era demasiada...llevaba cuatro líneas de teléfono yo solo, a veces tomaba varios recados de forma simultánea, tengo un buen manejo y gestión de la agenda personal...así que si...me siento realmente capaz de cubrir este puesto...y de cumplir sus expectativas- Termino por decir, algo sorprendido de mi propia seguridad al hablar, a pesar de encontrarme tan nervioso todavía.
El señor Reborn nuevamente asiente, y podía jurar que una pequeña sonrisa se había posado en sus labios.
-Se ve muy seguro de usted mismo Álvarez, y sin ánimos de ofender ni menospreciar su trabajo...a veces no solamente hace falta destreza con las tareas, sino destreza para saber cómo desempeñarlas de forma óptima, porque su forma de trabajar para esos jefes en esa empresa, no es ni remotamente similar a mi forma de trabajar, eso se lo aseguro- Me dice. Yo asiento.
-Estoy seguro de que no es igual, cada empresa tiene diferentes metodologías...pero sé que sabría adaptarme...- Le digo, queriendo parecer seguro, intentando de la mejor manera que supiera el nivel de compromiso que tenía. El señor Reborn baja su mano de su mandíbula, para después juntar ambas manos sobre el escritorio, acercándose un poco sobre el mismo, mientras su mirada sostiene la mía.
-No es solamente adaptarse a la empresa...es adaptarse a mí...- Dice, y algo en su tono de voz, demasiado grave, hace que un escalofrío me recorra entero por alguna razón. Intento serenarme, sin querer perder esa seguridad y calma que en algún momento durante la entrevista había sentido, sin embargo, fallo, pues su mirada tan fuerte y pesada sobre la mía, me hacía sentir inquieto.
-Entiendo...y como...como le he dicho antes...sé...sé adaptarme...señor- digo, demasiado intimidado, demasiado ansioso. Él nuevamente sonríe, de forma más evidente esta vez, para después, dejar de mirarme, por fin. Sus ojos se dirigen nuevamente a mi curriculum, mientras siento que en su mente, está formulando una siguiente pregunta para mí, sin embargo, esta no llega.
-Vale, pues eso sería todo señor Álvarez, muchas gracias por venir, que tenga un buen día.- Me dice sin más. Yo me quedo sin comprender la situación por un par de segundos, mientras él continúa con su mirada en mi curriculum, para después tomarlo y hacerlo a un lado. Me levanto algo extrañado de su repentina despedida, sin embargo, intento no mostrar mi perplejidad.
-Gracias a usted por recibirme- Digo, mientras veo cómo se levanta de su asiento, para después, tenderme la mano. Yo se la tomo, mirándolo a los ojos y dedicándole una sonrisa amable y nerviosa, percibiendo de nuevo ese olor a colonia tan particular, mientras él simplemente inclina ligeramente la cabeza en un gesto cordial, sin embargo, su mirada era algo más suave que cuando lo saludé al entrar aquí. - Con permiso señor- Digo, para después, soltar su mano y dirigirme a la puerta. Una vez salgo de su oficina, suelto el aire, liberando con él toda la tensión que había estado sintiendo. Me dirijo al escritorio de Alex, quien se encuentra de espaldas a mí, y al rodear su escritorio y situarme frente a él, nuevamente esa sonrisa amable aparece, sin embargo, en su expresión había sorpresa.
-Hombre, Raúl, que rápido ha sido- Dice, con alegría.
-Ya, bueno...-Respondo, algo desanimado, pues sentía que no me había ido para nada bien.
-Ahora hablaré con el señor Reborn a ver qué le has parecido.- Me dice, sonriente.
-Vale...- Respondo, pensando en que era más que obvio lo que le había parecido, pues la entrevista había durado demasiado poco.- Fue un placer conocerte Alex, muchas gracias por todo- Agrego, con la certeza de que esta sería la última vez que lo vería.
-No hay de qué, gracias a ti, ya te llamaré para decirte lo que ha decidido el director- Me dice y yo asiento, aunque para mí, era evidente que su jefe no le iba a dar noticias positivas sobre mí.
-Vale perfecto, gracias Alex- Le digo una vez más.
-Adios Raúl, que tengas lindo día- Me dice, sonriente. Yo me alejo de su escritorio, dándole la espalda y dirigiéndome hacia los ascensores, queriendo salir de esta oficina y feliz de no tener que volver, pues no me había sentido muy bien durante la entrevista, no me había sentido seguro, y los nervios que el director me provocaba, continuaban incluso ahora, teniéndolo ya fuera de mi vista.
Una vez bajo en ascensor hasta el primer piso, me dirijo hacia el estacionamiento subterráneo, donde me subo a mi coche, encendiendo el mismo y dirigiendome a casa, sintiéndome derrotado y con las esperanzas en el suelo, pues realmente esperaba poder conseguir este trabajo, ya que era una empresa bastante importante y con un prestigio muy alto, pero lamentablemente era más que obvio que la entrevista no había ido nada bien, y estaba seguro de que no me llamarían, por lo que solo me quedaba seguir buscando, y rápido, pues los ahorros que tenía para subsistir en lo que encontraba trabajo, ya se estaban acabando, así que debía encontrar algo, pronto.

Narra Reborn

Hacía ya diez minutos que el chico había salido de mi oficina, sin embargo, yo me encontraba aún leyendo su curriculum una vez más, a pesar de ya haberlo hecho un par de veces durante la entrevista. En dicho curriculum, se encontraba una foto del chico, con traje, sonriente, con expresión amable, sin embargo, esa expresión y esa sonrisa, yo no las había visto, pues durante la entrevista, se había mostrado totalmente nervioso, y las únicas sonrisas que había recibido de su parte, eran nerviosas, tensas, incluso incomodas, aunque lo entendía, pues comprendía que una entrevista de trabajo era una situación complicada para muchas personas.
Sin la necesidad de charlar mucho con él, ni conocer mucho más que lo que le había preguntado, había tomado una decisión respecto de si contratarlo o no, y no necesitaba más tiempo, no necesitaba más preguntas, pues lo tenía bastante claro.
Mientras miro las referencias de su curriculum, Alex entra de pronto por la puerta.
-Disculpe señor- Me dice, acercándose al escritorio con unos cuantos papeles en la mano- Tengo aquí las estadísticas que me pidió, ya firmadas por el departamento de contabilidad- Me dice, depositando dichas estadísticas sobre la mesa.
-Vale, perfecto- Le digo, tomando las estadísticas y mirándolas.
-En cuanto a la entrevista con Raúl señor...¿Qué le ha parecido?- Me pregunta, curioso. Yo continúo con mi mirada sobre las estadísticas.
-¿Tú qué crees?- Le pregunto, sin mirarlo.
-Bueno, a juzgar por la duración de la entrevista, yo creo que le ha gustado para el puesto, y la verdad es que es un chico muy capaz...- Me dice. Yo aparto la mirada de los documentos y la dirijo hacia él.
-Alex...- Comienzo a decir- Es un chico que tiene experiencia solamente de tres años cuando para trabajar aquí, pedimos mínimo cinco...no tiene referencias de su último jefe, no supo manejar las críticas durante la entrevista, y estoy bastante seguro de que le he caído como el culo a juzgar por su manera de responderme a una pregunta en particular- Digo, recordando la manera en que había notado algo de enfado en su mirada al momento de hablarle acerca de su renuncia a su último trabajo. Alex asiente, algo decepcionado.
-Entiendo...entonces...seguiré buscando, señor...puedo programar más entrevistas a partir de mañana y...- Comienza a decir, pero lo interrumpo.
-No no...- Digo, y Alex guarda silencio, mirándome expectante y algo confuso.- Todo lo contrario...llama a Álvarez, y dile que el puesto es suyo- Agrego.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora