Capítulo 35

691 72 49
                                    

-Vale, sin problema, puedo agendarlo para el día cinco del próximo mes, y en caso de que se cancele alguna reunión o lo que sea, le doy la cita a usted ¿Vale?- Le explico al coordinador del departamento de redacción.
-Vale perfecto, te lo agradezco mucho- Me responde.
-No hay de qué, cualquier cosa yo le aviso- Comento.
-Perfecto- Me responde.
-Vale, estamos en contacto, que tenga lindo día- Le digo en un tono amable y servicial.
-Igualmente, hasta luego, y gracias de nuevo- Me dice, para después, colgar la llamada.
Una vez dejo el teléfono, continúo trabajando en mi ordenador, actualizando la base de datos de los documentos archivados, algo que no había podido hacer debido a la carga de trabajo que había estado teniendo.
Estabamos ya a día viernes, y durante esta semana, tal y como habíamos acordado mi jefe y yo, había estado recibiendo capacitaciones, en las cuales él me estaba enseñando a realizar unas nuevas funciones con las que necesitaba ayuda, y debía decir, que a pesar de ser algo complicado, estaba aprendiendo muy rápido, tanto así, que el señor Reborn me había dicho que hoy sería la última capacitación, pues no eran necesarias muchas más.
A pesar de que estaba aprendiendo rápido, y de que el señor Reborn era realmente bueno explicando los temas, se me había estado complicando un poco el tema de las capacitaciones, y no porque no entendiera, sino porque me era sumamente difícil centrarme teniendo a mi jefe delante.
Durante estos días, en los cuales nos reuníamos en su oficina a la hora de la salida, es decir a las ocho de la noche, había hecho acopio de toda mi capacidad de concentración, había de verdad puesto todo de mi parte para estar atento y aprender rápido, y aunque lo había logrado, me había costado muchísimo, pues el estar encerrado en esa oficina, por una hora entera, y sabiendo que éramos los únicos en el edificio, había sido tentador, por decirlo de alguna manera.
La vibra que se sentía en el espacio que compartíamos mi jefe y yo, era demasiado intensa, al menos para mí, porque me sentía muy nervioso, muy tenso, y cada vez que los ojos de mi jefe se posaban en mí, mi corazón saltaba, emocionandose demasiado.
Me había dado cuenta de algo bastante importante durante estos días de capacitación con el señor Reborn, y era que mi atracción por él, estaba llegando a un punto casi incontrolable, estaba llegando a un punto en donde mi mirada recorría sin mi permiso la anatomía de mi jefe cuando él no me miraba, donde mi piel se erizaba al verlo hacer ciertos gestos, como aflojar su corbata o pasar sus manos por su cabello, gestos realmente insignificantes, pero que a mí me hacían sentir demasiadas cosas, y todo eso, lo había tenido que soportar esta semana, había tenido que fingir que me encontraba prestandole atención al señor Reborn, cuando realmente en mi mente me encontraba pensando en cómo se sentiría su cabello bajo mis dedos, o en cómo se sentiría aflojar esa corbata yo mismo.
Mis pensamientos se estaban dejando llevar, así como mis emociones, pero estaba haciendo todo lo posible por evitarlo, hasta el punto de ni siquiera mirarlo al momento de las capacitaciones, pues me concentraba en escribir lo más importante, sin hacer contacto visual con él, pues mi atención se iba a la mierda en cuanto mis ojos se fijaban en la manera en que su camisa de ajustaba tan bien a su cuerpo.
Era todo muy desesperante, odiaba de verdad sentirme así, por lo que estaba agradecido de que hoy fuera la última capacitación, pues no sabía si hubiera podido soportar más de esta manera, encerrado en su oficina con su olor invadiendo el ambiente.
Estaba deseando regresar a mi anterior rutina, esa donde veía a mi jefe unas cuantas veces al día, a veces muy pocas si tenía mucho trabajo, porque de esa manera, yo me sentía menos nervioso, a diferencia de esta semana en la cual habíamos convivido bastante.
Mientras continúo con mi mirada fija en el ordenador, veo de reojo cómo alguien se acerca a mí, y al subir mi mirada, veo al señor Reborn caminando hacia mí. Hacía poco más de una hora que se había ido a comer con Andy, como cada día.
-He vuelto- Me dice una vez frente a mi escritorio- ¿Algún mensaje?- Me pregunta.
-Nada importante, solo que el coordinador de redacción me ha llamado para agendar una reunión con usted, el cinco de octubre- Le comento, y él asiente.
-Vale ¿Y reunión para qué?- Me pregunta.
-No me ha dado mucho detalle, solo me ha dicho algo sobre discutir los lineamientos de los formatos de los próximos meses- Le digo.
-Ah vale, ya entiendo, vale, perfecto- Me dice- ¿Algo más?- Me pregunta.
-Solo eso- Le respondo, dedicándole una sonrisa amable.
-Vale, estaré en mi oficina entonces, nos vemos más tarde- Me dice. Yo asiento, para después, verlo dirigirse a su oficina, cerrando la puerta tras de él, mientras recuerdo que en unas horas, tendría que compartir ese espacio por una hora entera con él para la capacitación, aunque afortunadamente, hoy era el último día, y lo único que esperaba, era poder controlar mis emociones al estar cerca de él, pero sobre todo, controlar mis miradas, las cuales últimamente se estaban dejando llevar, dirigiendose a mi jefe por demasiado tiempo, analizándolo entero y deteniéndose en ciertas zonas que me hacían ruborizarme de la vergüenza.
Sin querer pensar de nuevo en él, continúo con mi trabajo.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora