Capítulo 94

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La alarma me despierta de pronto, provocandome un sobresalto, y una vez tomo mi móvil de la mesita de noche y la desactivo, vuelvo a acomodarme en la cama, abrazando el cuerpo de Raúl, el cual se encontraba de espaldas a mí, moviéndose un poco debido a que la alarma también lo había despertado.
No quería levantarme, no quería comenzar el día, pues estaba encantado durmiendo abrazado a él, sintiendo su calor, sintiendo su desnudez, con mi cuerpo pegado a su espalda, mientras acaricio suavemente su estómago, sin embargo, debía hacerlo, debía despertar para ir a trabajar, aunque decido quedarme cinco minutos más en la cama, abrazado a su cuerpo, mientras él se pega más a mí, tomando la mano que se encontraba sobre su estómago y entrelazandola con la suya.
La noche de ayer había sido sumamente especial, y aunque todas las noches a su lado lo eran, ayer había sido diferente, pues al haberle regalado ese reloj que le había comprado, le había prácticamente propuesto matrimonio, y el haber escuchado su respuesta, me emocionó de sobremanera, porque a pesar de ya saber que estaríamos toda la vida juntos, el tener un compromiso como tal, me había hecho demasiado feliz, escuchar un sí de su parte al pedirle que se casara conmigo, me había llenado el corazón de una felicidad indescriptible. Pensando en la manera en que adoraba despertar a su lado, imaginándome que cada mañana de mi vida iba a tener su cuerpo a mi lado dándome calor, comienzo a depositar suaves besos en su cuello, mientras que acaricio suavemente su mano, la cual continuaba sobre la mía. Raúl estira un poco su cuello, dándome más acceso al mismo.
-Me voy a duchar...- Comienzo a decir, aún besando su cuello de forma lasciva- ¿Me quieres acompañar?- Le pregunto. Raúl emite un quejido, haciéndome reír, para después, hablar.
-Vale...te acompaño- Me responde. Yo comienzo a levantarme de la cama, al igual que él, y juntos, nos dirigimos al baño, mientras que yo regulo el agua de la ducha, buscando la temperatura perfecta, y una vez la encuentro, nos metemos los dos bajo el chorro de agua.

Una hora y media más tarde, llego a la oficina, saliendo del ascensor y encontrándome con Raúl en su escritorio, quien luego de ducharse conmigo, había ido a su casa a ponerse ropa limpia. Una vez llego frente a él, sube su mirada a mí.
-Buenos días señor- Me dice, de forma cordial. Yo le sonrío.
-Buenas- Le digo sin más, de forma distante- ¿Algún mensaje importante?- Le pregunto, y él niega con la cabeza.
-Ninguno señor- Me dice.
-Vale, bien...ahora, ven a mi oficina, que necesito que me digas mis pendientes del día- Le comento. Raúl asiente, poniendose de pie, y juntos, nos dirigimos a mi oficina, donde una vez dentro, yo cierro la puerta y dejo mi maletin en mi escritorio, para después, acercarme a él y dejar un corto y suave beso en sus labios- Ahora sí...¿Qué pendientes tengo el día de hoy?- Le pregunto, pegado a él, tomándolo por la cintura. Raúl me sonríe, para después, mirar su agenda.
-Pues...tienes solo una videoconferencia con la gente de Denver, con la empresa esta que no sé cómo se pronuncia- Me explica, haciéndome reír un poco.
-Vale sí, sé a cual te refieres...¿Qué más?- Pregunto.
-Solo tienes esa reunión, a las diez de la mañana, y ya hasta las seis de la tarde, tienes reunión con la junta directiva...la última reunión de socios del año- Me comenta. Yo asiento, pues tenía muy presente esa reunión ya que era muy importante.
-Vale...entonces ¿Solo esas dos reuniones tengo hoy?- Le pregunto, y Raúl asiente- Vale bien, me gusta tener el día libre para prepararme un poco para la reunión con la junta directiva- Le comento, pues en esa reunión, se iban a tratar temas bastante importantes, y aunque estaba preparado, quería estarlo aún más, pues quería repasar ciertas gráficas y estadísticas que iba a exponer a los socios.
-¿Me necesitas para esa reunión?- Me pregunta Raúl.
-Sí, transcribiendo todo...o bueno, lo más relevante al menos- Le comento.
-Vale, sin problema- Me dice, escribiendo algo en su agenda. Yo le sonrío, aún con mis manos en su cintura, pegándome más a él, y una vez termina de escribir, sube su mirada a mí- Esta...esta será la primera vez que veamos al señor Montes luego de esa reunión con Sergio y todo el equipo legal...- Me dice. Yo asiento, subiendo mi mano a su rostro y acariciando su mejilla con dulzura.
-Lo es...pero, ¿Qué pasa? ¿Eso te pone nervioso?- Le pregunto, pues lo podía notar algo tenso.
-No...o bueno...no sé, estoy en cierto sentido acostumbrado a sentir que ver a Montes es sinónimo de problemas...por todo el tema de la denuncia y tal...es pensar en verlo y automáticamente siento...pues eso, un poco de nervios- Me comenta. Yo le sonrío, queriendo darle tranquilidad.
-Vale, ya veo...pero no te preocupes...en este caso, no hay ningún problema, simplemente es una reunión de rutina...una muy importante, pero de rutina al fin y al cabo...además, ni siquiera tienes que hablar con él ni con nadie si no quieres o si te pone nervioso, solo te necesito para transcribir y ya está- Le digo, mientras continúo con mis suaves toques en su mejilla. Raúl me sonríe, asintiendo.
-Vale...pero estoy bien, no te preocupes, solo es eso...que pensar en Montes me hace recordar a esa denuncia de Sergio...y lo nervioso y preocupado que estuve por semanas con ese tema...pero sé que todo está bien ahora, afortunadamente- Me dice.
-Correcto, todo bien ahora- Le digo, acercándome a su mejilla y dejando en ella un beso.
-Bien, pues...me voy- Me dice- Te dejo trabajar...te veo más tarde- Agrega. Yo asiento, para después, besar sus labios a modo de despedida, al menos por unas horas, y una vez me separo de él, recibo una sonrisa tierna.
-Te veo más tarde cariño- Le digo, en voz baja, alejándome de él, y es entonces cuando camina hacia la puerta, abriendola.
-Con permiso señor- Me dice, saliendo de mi oficina. Yo le sonrío una última vez, para después, dirigirme a mi escritorio, tomando asiento, mientras abro mi maletín y saco unos cuantos papeles, queriendo trabajar antes de la videoconferencia de las diez con la empresa de Denver.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora