Capítulo 33

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Me confunde en gran medida la forma en que mi corazón se acelera de sobremanera al escuchar que Álvarez acepta mi invitación a cenar, y ahora que lo pensaba mejor, tal vez invitarlo no había sido la mejor idea, pues yo continuaba con estas sensaciones extrañas cuando estaba cerca de él, sintiéndome nervioso y tenso. Sin embargo, una parte de mí se sentía contenta de que hubiese aceptado, pues en el pasado, ya había compartido una comida con él, y la verdad es que había sido bastante agradable. De cualquier forma, debía aceptar que desde que me enteré de que la supuesta cita de Álvarez realmente había sido simplemente una salida con su hermana, me sentía más tranquilo, como si tuviera una preocupación menos, algo que era muy raro, pero me sentía sereno con esa noticia, y siendo impulsado por haber descubierto que no se encontraba saliendo con nadie, la idea de invitarlo a cenar conmigo me había parecido bien, aunque en cierta manera, la razón de mi invitación es que quería hablarle a Álvarez acerca de mi plan de darle unas cuantas capacitaciones y enseñarle varias cosas de mi trabajo, para que así, él pudiera ayudarme a realizarlo y liberarme un poco de la carga de cosas por hacer cada día, la cual últimamente era demasiada, aunque de cualquier manera y siendo totalmente sincero, podía haber esperado para comentárselo mañana por la mañana, pero había preferido invitarle. Sin ahondar mucho en mis razones de querer salir a cenar con él, le respondo.
-Vale perfecto, tomo mi maletín y mi americana y salgo en un momento- Le digo.
-Vale, iré por mis cosas también, lo espero en mi escritorio- Me responde, para después, salir de mi oficina.
Yo me dirijo hacia mi silla, tomo mi americana y me la pongo, para después, guardar unos cuantos papeles en mi maletín, dirigiendome luego a la salida, sin embargo no salgo, pues casi como por inercia, acomodo un poco mi vestimenta, metiendo bien mi camisa dentro del pantalón, acomodando mi corbata, e incluso peinandome un poco el cabello. Una vez termino, salgo de mi oficina, acercándome hacia el escritorio de Álvarez.
-¿Listo?- Le pregunto. Él me mira y asiente, con una sonrisa algo tímida.
-Listo- Me responde.
-Perfecto, pues vamos- Le digo, mientras comienzo a caminar hacia el ascensor, y es entonces cuando caigo en cuenta en que iba a entrar en ese espacio tan reducido con él. Desde que me había dado cuenta de lo nervioso que me ponía estar en el ascensor con Álvarez, lo había estado evitando a toda costa, diciéndole por ejemplo, que no lo necesitaba en las reuniones conmigo solamente para no tener que compartir el ascensor con él, sin embargo, ahora mismo iba a ser inevitable. Me reprendo a mí mismo por haber olvidado ese detalle, pero ahora ya era demasiado tarde, por lo que solo me quedaba desear que esas sensaciones al estar en ese lugar con él, ya se hubieran ido.
Esperamos fuera del ascensor por unos segundos, y una vez este nos abre sus puertas, entramos. Yo oprimo el botón de la primera planta, y es entonces cuando las puertas se cierran, mientras me recargo en la pared, esperando que de alguna manera el viaje hasta abajo fuera más corto.
Compruebo una vez más que efectivamente, la compañía de mi asistente aquí dentro me hacía sentir una especie de claustrofobia extraña, pues mi corazón comienza a latir deprisa, mientras siento unos nervios imposibles de controlar. Era una sensación muy rara, porque el ambiente en el ascensor se vuelve de pronto pesado, el aire se vuelve denso, haciéndome pensar que podía cortarse con un cuchillo, y de verdad no entendía qué es lo que provocaba esas sensaciones tan extrañas, pero sí que sabía que tenía que ver con la persona que tenía ahora mismo a mi lado. Nuevamente me da la sensación de que la invitación a cenar a Álvarez no había sido una buena idea, pues sintiéndome de esta manera, tan nervioso e intranquilo con su presencia, comienzo a recordar mis razones de haberlo estado evitando durante toda la semana, algo que probablemente, debí de seguir haciendo.
Observo a mi asistente de reojo, y me lo encuentro moviendo su pie de forma impaciente, mientras mira su móvil. Aprovechando que se encuentra distraído, dirijo mi mirada hacia él, observando su perfil, desde su cabello, hasta su tupida barba, y entonces continúo mirando, observando ahora su vestimenta, notando que el traje le quedaba bastante bien, sin embargo, aún recordaba aquella vez que lo había visto con ropa casual, cuando viajamos a Nueva York, vestimenta que le quedaba bastante mejor, pues le daba un aire jovial. Me le quedo viendo más tiempo de lo normal, cuando de pronto, probablemente sintiendo mi mirada sobre él, se gira hacia mí, sin embargo, con ese simple contacto visual, siento cómo el aire del ascensor se vuelve todavía más denso, pues al momento de posar sus ojos en los míos, una falta de aire inexplicable me invade, era como si su mirada me hubiera quitado en un instante el poco aire que me quedaba, mientras una sensación en mi pecho provoca que mi corazón se sienta desbocado. Sin saber qué cojones me pasa, desvío rápidamente mi mirada de él, queriendo salir del ascensor y tomar ese aire que nuestro contacto visual me había arrebatado. Ninguno de los dos dice nada durante todo el trayecto hacia la primera planta, pues yo la verdad es que no podía articular palabra, ya que me sentía aún con esa falta de aire de antes, sin contar el hecho de que me encontraba bastante confundido por todo lo que su simple mirada me había provocado. Una vez las puertas se abren, el aire corre de nuevo, haciéndome inspirar fuertemente, para después, comenzar a caminar ambos hacia afuera del edificio, mientras siento mi corazón relajarse y comenzar a latir a su ritmo normal.
Una vez en la acera, escucho la voz de mi asistente.
-¿A qué lugar quiere ir?- Me pregunta. Yo lo miro.
-Había...emm...había pensado en un restaurante algo cerca de donde vivo... es bastante bueno- Le digo, sintiéndome ahora menos nervioso debido a estar al aire libre, aunque no del todo.- Pero si tú quieres ir a otro sitio o conoces de algún buen lugar, podemos ir sin problema- Agrego. Él niega con la cabeza.
-No, está bien, a donde usted guste- Me responde.
-Vale- Respondo. Una vez llegamos a la entrada del estacionamiento, vuelvo a hablar- ¿Te parece si vamos en mi coche?- Le pregunto, pues me parecía más cómodo- Cuando terminemos de cenar, te puedo traer aquí de vuelta para que pilles tu coche- Agrego, mientras pienso en que en mis diez años trabajando en la empresa, jamás le había dicho una frase similar a ninguno de mis asistentes. Álvarez me mira, y entonces noto algo de nervios en él.
-Eh...eh...vale, sí...está bien- Responde, titubeando.
-Bien- Digo, encaminandome hacia mi coche, con Álvarez a un lado mío. Una vez llegamos, abro las puertas, subiendo ambos al mismo.
Enciendo el coche y comienzo a conducir, saliendo del estacionamiento en camino al restaurante al que tenía pensado ir, y mientras avanzo por la calle, puedo percibir inmediatamente cómo el olor de mi asistente invade el coche entero, un olor a gel de baño combinado con colonia y tabaco, bastante agradable debía decir.
Por hacer el camino menos tenso, y queriendo yo mismo relajarme un poco, decido hacer conversación con él.
-¿Y qué tal ha ido el trabajo hoy?- Le pregunto sin más.
-Bien...me he pasado casi todo el día corrigiendo facturas y varios documentos- Me dice, y yo asiento- También he ido con varios jefes de departamento a que me firmaran papelería- Agrega, y yo asiento. -Por cierto señor, acabo de recordar...- Comienza a decir, y debido a que justo me detengo en una luz roja, lo miro- He ido al departamento de publicidad a hablar con la señorita Dominguez sobre la junta de este mes, y me ha dicho que si pudiera contactarse con ella para comentar algunas cosas- Me explica. Yo asiento, pensando en que no me apetecía hablarle a Karla.
Después de aquella comida que había tenido con ella, en la cual no hizo más que intentar seducirme, no había querido hablarle de nuevo, a menos que fuera estrictamente necesario, y en este caso, sabía que no lo era.
-Ah vale...gracias, luego me pongo en contacto con ella- Respondo, sabiendo que no lo haría, pues no había ningún asunto que tuviera que tratar con ella, y eso de que quería hablar conmigo para comentar algunas cosas, sabía que era un pretexto simplemente para hacerme invitarla a comer de nuevo, algo que yo no quería hacer.
-Vale- Me responde Álvarez sin más.
Mientras conduzco hacia el restaurante, pienso en lo extraña de esta situación, pues a pesar de que no quería darle muchas vueltas, era inevitable para mí darme cuenta de que me encontraba haciendo algo sumamente inusual, pues el dirigirme a un restaurante, con mi asistente en mi coche, para ir a cenar, era algo que jamás, literalmente jamás había hecho, ni siquiera con Alex, quien había sido probablemente el asistente con quien mejor me llevaba, al menos hasta ahora. Intento dejar de pensar en eso, pero me era muy difícil no recordar esas reglas que yo tenía, esas que yo mismo me había impuesto acerca de no ser amigo de mis asistentes, algo que ahora mismo, estaba ignorando por completo, y lo peor era que no me molestaba tanto como debería.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora