Capítulo 89

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Firmo documento tras documento, leyendo un poco por encima su contenido, comprobando que todo estaba bien escrito y con los datos correctos, aunque de cualquier manera confiaba en el trabajo de Raúl, y sabía que él escribía todo de forma correcta, por lo que no me detengo mucho en verificar cada cosa. Mientras continúo firmando varias autorizaciones, el teléfono de mi oficina suena, por lo que respondo rápidamente.
-Dime- Digo, sabiendo que era Raúl. Debía decir, que yo estaría encantado de responder el teléfono con un "Dime cariño" o un "¿Qué pasa amor?" Pero debido a que el teléfono de su escritorio lo podía llegar a usar cualquier persona, no quería responder de esa manera y cagarla, pues podía no ser Raúl el que estuviera al otro lado, y aunque era improbable, pues realmente solo él solía usarlo, igualmente debía tener mucho cuidado, sin importar cuanto me gustaría llamarle de una forma cariñosa al responder.
-Buenas señor, le llamo solo para avisarle que he regresado de mis horas de comida- Me dice Raúl al otro lado, con ese modo asistente que tanto me gustaba.
-Vale perfecto, ahora ¿Podrías venir a mi oficina? Hay un par de documentos que necesito darte para correcciones- Le comento, inventando todo, pues realmente mi razón de hacerlo venir, era que simplemente necesitaba verlo.
-Si señor, ahora voy- Me responde, cortando la llamada, y unos cuantos segundos después, aparece por la puerta, entrando a mi oficina y cerradola con seguro tras de si- ¿Me necesitabas?- Me pregunta. Yo me levanto de mi silla, acercándome a él.
-Sí...y mucho...- Le respondo, acercándome a sus labios y dejando en ellos un apasionado beso, uno que Raúl corresponde con la misma pasión, y una vez me separo de él, me dedica una linda sonrisa- ¿Qué tal ha ido tu comida?- Le pregunto, pegado a él, tomándolo por la cintura.
-Muy bien- Me responde, sonriente.
-Vale...y ¿Por qué no has querido venir a mi oficina antes de irte? Me quedé deseando ese beso...- Le comento, acercándome de nuevo a sus labios, pero sin tocarlos. Raúl se rie.
-Bueno...estoy evitando entrar a tu oficina para no verte con ese traje, la verdad...- Me responde. Yo me rio, encantado por el hecho de que verme con mi camisa negra, le atrayera tanto.
-Si quieres me lo quito...- Le respondo, queriendo picarlo, acercándome a su cuello, dejando en él suaves besos. Raúl estira su cabeza, dándome acceso, mientras lo escucho jadear ligeramente.
-Me...me encantaría eso...- Comienza a decir, acercándome a él- Pero...te recuerdo que estamos en tu oficina...y además, tienes una reunión en quince minutos- Agrega. Yo dejo un par de besos más en su cuello, para después, subir mi mirada a él.
-Vale...- Le respondo, sintiéndome con muchas ansias de él. Raúl me sonríe, mirandome de arriba a abajo, tomando con una mano mi corbata y jugando ligeramente con ella, observandome con un brillo de deseo en sus ojos.
-¿Vas a necesitarme para la reunión?- Me pregunta- Es con los socios de la institución financiera de Madrid- Agrega. Yo asiento.
-Sí, te necesito transcribiendo todo, ya sabes...- Le respondo.
-Vale, bien- Me dice- Pues me voy, que quiero terminar una cosa antes de irnos a la reunión- Agrega. Yo asiento, mirando mi reloj de muñeca y notando que faltaban diez minutos para dicha reunión.
-Vale, te veo en diez minutos- Le digo. Él asiente, acercándose a mis labios, dejando en ellos un breve beso que me deja deseando por más.
-Ahora te veo- Me comenta, alejándose de mí y dirigiendose a la puerta, saliendo por la misma. Yo regreso a mi silla, donde continúo firmando autorizaciones por unos minutos, sintiendo un agradable cosquilleo en mis labios gracias a los besos de Raúl, y una vez se dan las 6:15, me pongo mi americana y salgo de mi oficina.
-¿Listo?- Le pregunto a Raúl una vez me encuentro junto a su escritorio. Él asiente, tomando su agenda y su portátil.
-Listo, vamos- Me dice. Juntos, caminamos hacia el ascensor, bajando hasta el piso donde tendríamos la reunión, y una vez llegamos, caminamos por varios pasillos hasta llegar a la sala de reuniones, en donde nos encontramos con varios ejecutivos ya esperando. Raúl y yo tomamos asiento, mientras saludo con un cordial asentimiento de cabeza a varios ejecutivos. De reojo, veo a Raúl abriendo su portátil, preparándose, y luego de un par de minutos esperando por más gente, finalmente comenzamos con la reunión.
Uno de los ejecutivos comienza a hablar, comentando varias cosas acerca de los acuerdos que tenía su institución con nuestra empresa, mismos que quería cambiar ligeramente para el próximo año, y aunque aún faltaba poco más de un mes y medio, igualmente debíamos ponernos de acuerdo desde ya.
Una vez habla de sus propios puntos de vista durante unos minutos, me da la palabra a mí, por lo que comienzo a hablar, poniéndome de pie y situandome frente a la sala, pues me era más fácil comunicarme si todos tenían una vista clara de mí.
-Los acuerdos que hemos hecho hasta la fecha, a mí parecer, han sido los más adecuados, gracias a ellos llevamos una relación de negocios bastante buena- Comienzo a explicar, justo al frente de la sala, pasando mi mirada sobre los diferentes ejecutivos y sobre Raúl de forma intermitente- Entiendo que debemos cambiar algunas cosas, hay muchos proyectos para el próximo año, cosas muy grandes que requieren de vuestro apoyo, pero no puedo asegurar que sea posible cambiar las clausulas que hablan acerca de los intereses anuales, los números que manejamos actualmente no nos permiten hacerlo- Continúo explicando, y mientras paso mi mirada por cada una de las personas de la mesa, me detengo en Raúl, quien se encuentra mirándome fijamente, jugando con su bolígrafo, el cual se encontraba en su boca, moviéndolo ligeramente con su lengua, mientras me observa con una mirada coqueta bastante descarada, aunque ninguno de los otros socios le estaba prestando atención. Yo me tenso al instante, sintiéndome de pronto nervioso y bastante distraído por lo que se encontraba haciendo, algo que él sabía que era mi debilidad y que me encendía casi de manera inmediata- Entonces...los...las clausulas de los...del contrato no pueden...no van a cambiar, es decir...no estoy seguro de...de si cambien- Continúo diciendo, titubeando, intentando no mirar a Raúl, algo que me resultaba imposible, y casi sin quererlo, poso mis ojos de nuevo en él, quien continúa provocandome de la manera más descarada posible, moviendo ese bolígrafo de forma insinuante con su lengua- Te...tengo que...debo...eh...debo consultar con mi...equipo de...con mi equipo de abogados...- Agrego, mirando fijamente a Raúl, observándolo con ojos suplicantes, pidiéndole sin decir nada que por favor parara de hacer eso, algo que no parece comprender, pues continúa con ello, excitandome demasiado- Pero bueno yo...yo ya os informaré...sobre lo que...sobre lo que me digan, es decir...ya os...bueno eso...ya os informaré- Termino por decir, hablando solo por hablar, sintiéndome como gilipollas por titubear tanto, algo que no podía evitar, pues mi concentración estaba puesta en otro lado, estaba puesta en Raúl, en sus labios, en su lengua, la cual necesitaba sentir sobre mí, ya mismo.
Demasiado nervioso y sintiéndome algo ridículo por hablar de tan mala manera, me dirijo a mi silla de nuevo, cediendole la palabra a otro de los ejecutivos, quien comienza a hablar de algo que sinceramente no logro escuchar. De reojo, veo a Raúl aún jugando con el bolígrafo, mirando al socio que se encontraba hablando, y una vez compruebo que ninguno de los ejecutivos se encuentra mirándome, tomo rápidamente el bolígrafo de los labios de Raúl, sacándolo de su boca de forma sutil, para después, continuar mirando al socio que se encontraba ahora mismo hablando, mientras veo de reojo a Raúl mirándome sorprendido. Yo le regreso la mirada, notando en su rostro una expresión de diversión, así como una sonrisa llena de picardía, lo que me hace darme cuenta de que había hecho lo del bolígrafo de forma totalmente deliberada solamente para provocarme, algo que había funcionado. Yo le sonrío ligeramente, girandome después hacia otro lado, queriendo disimular las miradas cómplices que había entre quien se supone que era solo mi asistente y yo.
Luego de poco menos de una hora, hablando sobre acuerdos y negociando un poco, finalmente damos por terminada la reunión, saliendo todos de la sala. A pesar de no haber vuelto a ver a Raúl con ese bolígrafo durante el resto de la reunión, de cualquier manera, mi cuerpo seguía encendido por haberlo visto, y era ridículo, era de verdad ridículo sentirme tan atraído por un simple gesto como ese, pero así era con él, me excitaba de sobremanera con cualquier mínima e insignificante cosa que hiciera.
Raúl y yo caminamos en silencio hacia los ascensores, y una vez llegamos, yo oprimo el botón del piso 19, y mientras bajamos, hablo.
-Agradece que hay una cámara aquí dentro...que si no...joder, no tienes idea de cómo te estaría poniendo ahora mismo- Le digo, con voz grave, llena de deseo, siendo totalmente sincero, pues si no estuviéramos vigilados, yo me encontraría ahora mismo sobre él, saciando dentro del ascensor lo que me había provocado en la reunión, sin importarme que estuviéramos en un lugar donde cualquiera podría encontrarnos. Raúl sube su mirada a mí, abriendo muchísimo los ojos, evidentemente sorprendido. Yo le sonrío, fascinado por la expresión de asombro en su rostro, así como por el ligero tono rojizo que se había posado en sus mejillas. Intentando parecer tranquilo, me giro hacia el frente, evitando mirar a Raúl, pues si continuaba contemplandolo con ese encantador tono rojizo en sus mejillas, iba a besarlo sin importarme nada más.
Raúl no dice nada, simplemente se limita a aclarar su garganta un par de veces, hasta que unos segundos después, llegamos a nuestro piso, saliendo ambos del ascensor, encaminandonos a su escritorio, en donde él se detiene, sin embargo, yo lo llamo.
-A mi oficina Álvarez- Le digo, de forma seria, con mi tono de jefe estricto, sin detener mi paso y yendo directamente a mi oficina. Raúl deja su portátil en su escritorio, para después, seguirme a mi oficina, donde yo lo espero en la puerta, y una vez entra, cierro rápidamente la misma con seguro, para después, abalanzarme sobre él, posando mis manos en su rostro y besandolo de forma intensa, con muchísimo deseo contenido, con las ansias que había provocado en mí durante la reunión. Raúl se sorprende ante mi repentina pasión, tomándome de la cintura y correspondiendo a mi urgente beso, mientras la agenda que se encontraba sosteniendo en sus manos, cae al suelo. Sintiéndome enajenado y demasiado excitado, lo guio con mi cuerpo hacia la puerta, pegandolo a la misma, sin dejar de besarlo en ningún momento, mientras pego mi cuerpo a él, queriendo sentirlo, tomándolo con fuerza del rostro y devorando sus labios sin poder detenerme. Nuestras lenguas se vuelven completamente locas, moviéndose entre ellas de una manera que me enciende aún más, sin embargo, a pesar de querer seguir en nuestro arrebato de pasión, me veo obligado a alejarme de él, sintiendo una falta de aire muy grande, pero me quedo pegado a su rostro, respirando con dificultad, al igual que Raúl- No creas...que no me he dado cuenta...de que has hecho eso...a propósito- Le comento con dificultad debido a la falta de aire. Raúl me sonríe.
-No sé de qué me hablas...- Me responde, fingiendo inocencia.
-Sabes perfectamente de lo que hablo...me has querido provocar durante la reunión...y lo has conseguido- Le respondo, bajando mis manos de su rostro, a su cintura, acariciandola con fuerza, mientras me pego por completo a su cuerpo, rozando mi intimidad con la suya.
-De verdad...no sé a lo que te refieres...- Me comenta, una vez más, fingiendo que no sabía de lo que hablaba- Además...aquí el que provoca eres tú...con esa camisa...con ese traje que sabes cómo me pone- Agrega. Yo le sonrío.
-Ah vale...que te estabas vengando ¿No?- Le pregunto, divertido, comprendiendo ahora sus intenciones. Raúl se encoge de hombros sin más, mirándome con deseo en sus ojos, y sin poder resistirme más, vuelvo a besarlo, pegándome a él, quien se encontraba aún pegado a la puerta. Sus manos se posan en mi cabello, profundizando el beso, mientras yo busco con urgencia su lengua, tomándola con la mía y enredandola en una lucha de pasión, con muchísimo apetito de sentirla. Me podía sentir nuevamente perdiendo el control, una vez más perdiendo la cordura, sin poder pensar de forma clara, no en algo que no fuera Raúl, y en lo mucho que lo necesitaba ahora mismo, y con eso en mente, me alejo de sus labios, para después, hablar, pegado a su rostro- Te veo en el almacén del piso cinco en dos minutos- Agrego, alejandolo de la puerta, queriendo salir por la misma, sin embargo, Raúl me detiene.
-¿Qué?- Me pregunta, confundido.
-El almacén del piso cinco, te llevé ahí una vez solo para besarte ¿No lo recuerdas?- Le pregunto, de forma agitada, sintiéndome demasiado excitado. Raúl asiente.
-Sí que lo recuerdo...pero...¿En serio quieres ir ahí? Es decir...¿Quieres...quieres hacerlo ahi?- Me pregunta, sorprendido. Yo le sonrío, acercándome a él de nuevo y tomándolo por la cintura.
-Yo por mí te lo haría aquí mismo...pero no quiero arriesgarme tanto de nuevo...- Le comento, pensando en que era demasiado peligroso volver a hacerlo en mi oficina, sin embargo, ese almacén que estaba prácticamente abandonado y al cual no iba nadie, era el lugar perfecto para saciar nuestras ansias. Raúl se rie un poco.
-Reborn...igualmente es muy arriesgado, es decir...sigue siendo la oficina, podrían pillarnos en cualquier momento...- Me dice Raúl. Yo niego con la cabeza.
-Nadie va a ese almacén...además, está bastante apartado de las oficinas de ese piso, tú lo has visto el otro día que te llevé ahí...- Comienzo a decir, queriendo tranquilizarlo, pues yo sabía que a ese sitio no iba nadie- Vamos ahí...no va a encontrarnos nadie...- Continúo diciendo, para después, acercarme a su cuello, besandolo con lascivia, pasando mi lengua por toda su extensión, recibiendo de Raúl jadeos- No me puedo quedar así...estoy volviéndome loco desde que inició la reunión...mira cómo me tienes- Le comento, pegando mi cuerpo al suyo, rozando mi intimidad totalmente erecta contra él, queriendo hacerle saber lo necesitado que estaba de él, notando que él también estaba necesitado de mí, pues podía también sentir su intimidad totalmente en alerta. Yo continúo con mi lengua en su cuello, tomándolo fuertemente de la cintura, mientras Raúl posa sus manos en mi espalda, bajando por toda su extensión, provocandome un escalofrío.
-Hostia puta...- Susurra, con voz necesitada- Vale...te...te veo ahí- Agrega, disfrutando de mi lengua subiendo ahora a su oreja, y una vez escucho que acepta mi propuesta, me alejo de él.
-Ahí te veo- Le digo, dejando un fugaz beso en sus labios, para después, acercarme a la puerta, y una vez acomodo un poco mi vestimenta, mi cabello, y limpio un poco mis labios, salgo de mi oficina, con Raúl detrás de mí, sin embargo, yo continúo caminando hasta el ascensor, mientras que él por su parte se queda en su escritorio. Una vez dentro del ascensor, sintiéndome demasiado ansioso, presiono el botón del piso cinco, y mientras bajo, comienzo a sentirme cada vez más necesitado, notando en mi pantalón una presión que si bien no era todavía muy visible, debía apresurarme a llegar al almacén, pues mi erección estaba a punto de ser bastante evidente. Una vez las puertas del ascensor se abren, camino rápidamente por varios pasillos, hasta que finalmente veo esa puerta que ya había atravesado una vez con Raúl con la simple intención de besarlo de forma inocente, sin embargo, ahora iba a hacerle mucho más que eso.
Una vez entro al almacén, cierro la puerta con seguro, para después, encender la luz, notando que estaba exactamente igual que la última vez que vinimos, lo cual comprobaba que efectivamente, nadie venía aquí. Luego de unos minutos esperando, caminando de un lado a otro sintiéndome ansioso y necesitado, escucho de pronto cómo alguien toca a la puerta, y suponiendo que era Raúl, o al menos esperando que lo fuera, abro, encontrándome con él al otro lado. Él entra al almacén rápidamente, y es entonces cuando cierro la puerta de nuevo con seguro, para después, girarme hacia Raúl, quien me observa con diversión y deseo en sus ojos, y sin poder esperar más, me acerco a sus labios, tomandolos entre los míos de forma salvaje, mientras que al mismo tiempo, me retiro mi americana, arrojandola al suelo sin importarme en lo más mínimo en dónde terminara. Nuestras lenguas nuevamente se pierden en ellas, tomándose con lujuria y desesperación, mientras que retiro la americana del cuerpo de Raúl, y una vez la lanzo hacia algun lado, hago lo mismo con su corbata y su camisa, desnudandolo rápidamente, lanzando sus prendas de ropa sin cuidado al suelo, para después, bajar mis manos a su pantalón, queriendo abrirlo ya mismo, sintiéndome desesperado por saciar estas ansias que me habían sido imposibles de controlar, algo que siempre me pasaba con Raúl, simplemente no podía contenerme, me era necesario tomarlo en ese momento, donde fuera, y una vez más, estábamos rompiendo las reglas, y ni siquiera habían pasado veinticuatro horas desde la última vez que hacíamos algo imprudente, pero no me importaba, porque no podíamos parar, tanto deseo era imposible de contener, era imposible de ignorar.
Una vez abro su pantalón, introduzco mi mano dentro de su ropa interior, de forma totalmente deliberada, tomando su miembro con mi mano y acariciandolo, recibiendo de Raúl gemidos que son depositados dentro de mi boca, en medio de nuestro beso, lo cual me excita aún más, y luego de unas cuantas caricias más en su intimidad, bajo su pantalón, junto con su ropa interior, bajándo ambos por sus piernas, y una vez se encuentran en sus tobillos, Raúl se encarga de retirarlos de sus pies, levantando ambos del suelo y sacando su pantalón, sin dejar de besarme en ningún momento.
Una vez hecho esto, yo abro mi propio pantalón, queriendo también tocarme, sintiendo mi intimidad con muchas ansias de unirse, y al abrirlo, introduzco mi mano dentro del mismo, liberando esa parte de mí que ahora mismo estaba demasiado dura y sensible, tocándola un poco, sintiendo un placer que me hace gemir a mí también.
Los labios de Raúl continúan sobre los míos, y aunque estaba encantado con nuestro indecente beso, me veo obligado a alejarme de él, tomandolo fuertemente de la cintura y levantandolo en peso, para después, caminar con él y pegarlo a la pared, mientras que él rodea mi cintura con sus piernas, posando sus brazos en mis hombros y abrazándome fuertemente del cuello. Me encontraba ahora mismo sosteniendo parte de su peso, apoyándome con la pared de detrás de él, y así, con una posición algo difícil, comienzo a alinear mi miembro a su entrada, y una vez lo hago, entro en él, de forma rápida y sin preámbulos, recibiendo un gemido escandaloso de Raúl, quien cierra los ojos y disfruta de mi intromisión. Una vez dentro de él, poso mis manos en su trasero, tomándolo fuertemente, para después, comenzar a salir de él, de forma algo lenta, aunque aumentando el ritmo luego de unos segundos, pues debíamos de ser rápidos, ya que no podíamos ausentarnos por tanto tiempo.
Raúl apoya su cabeza en la pared, mirando hacia arriba, recibiendome con una expresión de total placer en su rostro, para después, cerrar los ojos, jadeando en silencio, mientras yo lo embisto rápidamente, bombeando en su interior, sintiendo demasiado placer, entrando y saliendo de él de forma intensa, mientras lo sostengo en mis brazos fuertemente. Me era casi imposible controlar mis gemidos, los cuales decido depositar en el cuello de Raúl, el cual comienzo a besar de forma obscena, mientras continúo embistiendolo contra la pared de forma animal, ahora con un ritmo que me estaba dando un placer demasiado grande, así como a Raúl, a quien podía notar también disfrutando de nuestra pasión, una que era incontrolable, una que nos hacía cometer estupideces como esta, una vez más follando durante la jornada laboral en la oficina, en un sitio bastante privado y alejado, pero igualmente, estábamos arriesgandonos bastante.
Salgo y entro de Raúl a un ritmo salvaje, haciéndolo mío en una posición que no habíamos probado antes, una que aunque se sentía tan bien, estaba agotandome bastante, pues me encontraba sosteniendo prácticamente todo su peso mientras al mismo tiempo, lo embisto con fuerza, rápidamente, sintiéndome en el cielo, con muchísimo placer. Raúl continúa abrazado a mi cuello, enredando sus dedos en mi cabello y gimiendo por lo bajo mi nombre, pidiéndome más, disfrutando de nuestro sexo imprudente y animal, y yo quería dárselo, quería darle más, sin embargo, me sentía demasiado cansado, pues la actividad física en esta ocasión era mucho mayor, por lo que decido cambiar de posición, moviéndome con Raúl en brazos hacia un escritorio que se encontraba en una esquina, en donde poso a Raúl con cuidado, quien se recuesta por completo sobre la superficie, mientras yo tomo sus piernas y las coloco sobre mis hombros, y sintiendo ahora mucho menos cansancio por no encontrarme sosteniendo su peso, me dejo ir, embistiendolo rápidamente, dándole más, dándole eso que tanto me estaba pidiendo, posando mis manos en el escritorio para darme impulso, provocando con mis embestidas gemidos en él, los cuales decido callar con un beso, pues no podíamos ser escuchados.
Continuamos haciendo el acto más indecente pero también más puro, follando sobre un escritorio viejo y arrumbado, el cual comienza a hacer ligeros ruidos debido al movimiento de nuestros cuerpos, algo que ahora mismo me tenía sin cuidado, pues estabamos bastante alejados de la zona donde había empleados, y sabía que nadie solía venir aquí.
Mientras entro y salgo de Raúl a un ritmo bestial, comienzo a notar cómo su cuerpo comienza a moverse un poco más, mientras que sus manos se posan en el escritorio, justo sobre las mías, y es entonces cuando me alejo de sus labios y me dedico a observarlo, lleno de placer, cerrando sus ojos y estirando su cuello, y es entonces cuando veo que se corre, dejando esa sustancia blanquecina justo sobre su estómago, mientras gime por lo bajo. Yo aumento aún más el ritmo, lo que provoca que Raúl gima aún más, por lo que de nuevo me acerco a sus labios, queriendo evitar que gimiera tan alto, sin embargo, mis caderas continúan con el mismo ritmo, y queriendo entrar más profundo en él, me pego a su cuerpo, posando mis brazos sobre el escritorio, de modo que me encontraba pegado a él, y de esa manera, mis embestidas rápidas continúan, haciéndome sentir demasiado placer, lo que me hace alejarme de sus labios y esconder mi rostro en su cuello, gimiendo con desesperación sobre el mismo, mientras me siento cerca de llegar, notando cómo el climax amenaza con llegar de forma intensa, por lo que continúo con el mismo ritmo, y luego de unos cuantos segundos más, finalmente llega, llenándome entero, invadiendome por completo, provocando que gemidos guturales salgan desde lo más profundo de mi garganta, los cuales son depositados en el cuello de Raúl, quien me abraza, pegándome a él.
Continúo bombeando en su interior, vertiendo dentro de él mi sustancia, quien la recibe con gusto, gimiendo mientras disfruto de mi placer, y luego de unos segundos, sintiéndome casi desfallecer, disminuyo un poco el ritmo, realizando ahora embestidas lentas y profundas, pegado al cuerpo de Raúl mientras que mis caderas continúan haciendo el trabajo, entrando y saliendo de él de forma exquisita. Yo alejo mi rostro de su cuello y me acerco a sus labios, besandolo con desesperación mientras mis penetraciones continúan, y luego de un beso indecente y humedo, me alejo de él, queriendo contemplarlo desde arriba, luciendo jodidamente hermoso, sonriéndome con diversión mientras que sus manos se posan en mi rostro. Me acerco de nuevo a sus labios, dejando en ellos un beso lleno de cariño, lleno de todos esos sentimientos tan bonitos que yo tenía hacia él, dejando mi amor, mi afecto, y así mismo, recibiendo en su beso muchísimo cariño. Luego de unos segundos besandolo, mientras continúo entrando y saliendo de él de forma exquisitamente lenta, finalmente me quedo quieto, mirándolo, dedicandole una sonrisa, para después, salir de él, tomando después sus piernas de mis hombros y bajándolas. Raúl se incorpora, de modo que se encontraba ahora sentado sobre el escritorio, conmigo frente a él. Yo bajo mi mirada por su cuerpo, notando en su estómago los rastros de su placer, y es entonces cuando comienzo a buscar con la mirada alguna especie de pañuelo o papel, el cual encuentro justo sobre una de las estanterías, por lo que me dirijo hacia él, tomándolo y sacándolo del paquete donde se encontraba, para después, regresar con Raúl, quien simplemente me observa.
-Te voy a limpiar...- Le digo, tomando algo de papel y limpiando su abdomen, y una vez hecho esto, le sonrío- Ya está...- Agrego, dejando el papel sucio sobre el escritorio. Raúl me dedica una sonrisa, para después, acercarme a él, besandome con intensidad, de forma profunda, introduciendo su lengua en mi boca, y una vez se divierte por unos segundos con la mía, se aleja, mirándome fijamente a los ojos.
-Hemos roto la promesa de no hacerlo en la oficina de nuevo...- Me dice. Yo le sonrío, posando mis manos en sus rodillas, pegandolo a mí, de modo que me encontraba entre sus piernas.
-No no, habíamos dicho de no volver a hacerlo en mi oficina...y esta no es mi oficina...- Le respondo. Él se ríe, negando con la cabeza.
-De igual manera...es arriesgado- Me comenta. Yo me rio, pues me hacía gracia que Raúl me comentara lo arriesgado de todo esto, después de haberlo hecho.
-No pasa nada...como te he dicho, aquí no viene nadie nunca...- Le respondo- De cualquier forma, deberíamos irnos ya- Agrego, acercándome a sus labios y dejando en ellos un tierno beso. Raúl me corresponde, tomando mi rostro y pegandome a él, besandome con fuerza. Nos alejamos luego de unos segundos, para después, comenzar a vestirnos los dos rápidamente, tomando nuestras prendas de ropa del suelo.
Una vez nos encontramos vestidos y sin ningún rastro de lo que habíamos estado haciendo, nos encaminamos a la puerta.
-Voy a salir yo primero, tú espera un par de minutos y sales, nos vemos en la oficina- Le digo, pues aunque no había nadie cerca y realmente era poco probable que nos vieran salir juntos de aquí, de igual manera quería tener cuidado.
-Vale...- Me responde Raúl, asintiendo. Yo le sonrío, acercándome a él y dejando un corto beso en sus labios, para después, salir del pequeño almacén, caminando de forma despreocupada por los pasillos en dirección al ascensor, el cual me abre sus puertas, y una vez dentro, presiono el piso 19.
Comienzo a subir lentamente, sintiéndome ahora demasiado satisfecho por lo que habíamos hecho Raúl y yo, nuevamente siendo gilipollas, sin poder contener la pasión y el deseo, pero tal y como le había mencionado a Raúl el día de ayer, me encantaba ser así, me encantaba dejarme llevar por él de esta manera, me encantaba no poder resistirme a él, me encantaba follar en un lugar tan prohibido, algo que al parecer, ya se estaba volviendo costumbre en nosotros.
Una vez llego a mi piso, me encamino directamente a mi oficina, en donde tomo asiento en mi silla, dejando salir un enorme suspiro, uno lleno de satisfacción y felicidad, mientras que sonrío sin poder evitarlo, recordando lo que acababamos de hacer, algo que como siempre, había sido espectacular.
Luego de esperar cinco minutos, decido llamar al Raúl a su escritorio, quien responde rápidamente.
-Dígame señor- Me dice al contestar.
-Amor...¿Puedes venir a mi oficina?- Le pregunto.
-Sí señor, ahora mismo- Me responde, cortando la llamada, y unos cuantos segundos después, lo veo entrar por la puerta, cerrando la misma detrás de él- ¿Qué pasa?- Me pregunta, sonriéndome.
-Nada, solo quería asegurarme de que todo había ido bien y que nadie te hubiera visto saliendo del almacén- Le comento. Él niega con la cabeza.
-Todo bien...no había nadie cuando he salido...- Me responde. Yo asiento, y aunque sabía que así sería, igualmente me sentía más tranquilo.
-Vale, bien- Le respondo. Él me sonríe, acercándose a mí y sentandose en mis piernas.
-Me ha encantado ese almacén- Me comenta, mirándome con diversión. Yo asiento.
-Cuando quieras volvemos- Respondo. Raúl se rie, negando con la cabeza.
-Cómo te gusta jugartela...- Me dice, haciéndome reir.
-¿Contigo? Siempre- Le respondo, besando sus labios con dulzura, y era cierto, me encantaba jugármela de esta manera con él, me encantaba tener estos arrebatos de pasión en sitios prohibidos, era demasiado emocionante y excitante. Una vez me alejo de sus labios, Raúl me sonríe, de forma tierna.
-Oye y... una cosa que te quería comentar- Comienza a decir- Te lo quise decir cuando he llegado de comer, pero creo que me distraje un poco...- Agrega, haciéndome reír- Durante la comida de hoy, he llamado a mi madre...y bueno, le he mencionado que tú querías conocerla- Continúa diciendo. Yo sonrío, asintiendo- Ella se ha emocionado bastante, y pues evidentemente, como ya te había dicho, tiene muchas ganas de conocerte, y ha incluso puesto fecha para ir a cenar a su casa- Termina por decir. Yo alzo las cejas, sorprendido.
-¿Ah sí? ¿Y para cuándo?- Le pregunto, curioso.
-Bueno, estábamos entre este fin de semana, o el siguiente, y debido a que este fin es muy pronto, pues hemos decidido mejor que el otro fin, así no te toma tanto por sorpresa...- Me comenta. Yo asiento, pensando en lo que acababa de decirme.
-Vale...a ver, si queréis que sea el otro fin de semana, está bien...pero yo no tengo problema en que sea este mismo fin de semana- Le comento, pues aunque fuera algo repentino, no tenía ningún problema.
-¿En serio? Porque a ver, mi madre y yo hemos dicho incluso de cenar mañana mismo, pero no sabíamos si tendrías inconveniente, tal vez quieras hacerte a la idea un poco...- Me responde. Yo niego con la cabeza, sonriendo, sintiendo ternura de que estuviera pensando en cómo me podía yo tomar una cena tan repentina.
-No pasa nada, por mí podemos cenar mañana mismo- Le respondo. Raúl me sonríe, visiblemente alegre.
-Vale bien, pues le diré a mi madre entonces...yo no quería que fuera tan repentino, más que nada por si...no sé, te daban nervios o algo, pero por mí perfecto- Me comenta, y una vez más, le sonrío, enternecido.
-No te preocupes, estoy bien...es decir, siento algo de nervios, pero lo normal, así que sí, sin problema mañana mismo cenamos- Le comento. Raúl asiente, sonriendo con evidente emoción.
-Bien, pues mañana cenamos entonces- Me dice, acercándose a mis labios y dejando un suave beso- Me emociona mucho que vayas a conocer a mi familia...sé que les vas a agradar mucho...- Agrega una vez se aleja de mis labios. Yo sonrío, encantado de ver a Raúl tan feliz.
-A mí también me emociona...y debo decir que te agradezco que quieras hacerlo...sé que es algo muy importante para nuestra relación...y me encanta dar este paso contigo- Termino por decir, con el corazón emocionado, lleno de amor. Raúl me sonríe de forma dulce.
-A mí también...me hace muy feliz- Me comenta. Yo me acerco a sus labios, besandolo de forma intensa, profunda, con muchos sentimientos de por medio, y una vez me alejo de él, recibo una sonrisa hermosa- Me tengo que ir...debo seguir trabajando, y tengo que llamar a mi madre para avisarle que iremos a cenar mañana- Agrega. Yo asiento.
-Vale, bien- Le digo, dejando otro beso más en sus labios, uno corto esta vez- Te veo más tarde amor- Agrego.
-Vale- Me dice, levantándose de mis piernas y dirigiendose a la puerta- Joder...no veas cómo me has dejado- Agrega desde la entrada- Si seguimos así, te vas a quedar sin asistente unos cuantos días...que me quedo sin caminar...- Termina por decir. Yo me suelto riendo a carcajadas, al igual que él.
-Vale vale, prometo parar...- Le digo, pues sí que era cierto que últimamente lo habíamos estado haciendo de forma muy intensa, y tampoco quería hacerle daño. Él se ríe, para después, abrir la puerta.
-Con permiso, señor- Me dice antes de salir, con una sonrisa que iba a tener en mi cabeza todo el día.
Una vez solo, comienzo a trabajar, pues la verdad tenía muchas cosas que hacer, y ya me había distraído bastante con Raúl el día de hoy, sin embargo, mientras intento continuar con mis labores, la cena con la familia de Raúl viene a mi mente, y aunque no me sentía nervioso, sí que estaba algo pensativo, pues quería que todo saliera bien, quería agradarle a su familia y quería causar una buena impresión. Además de pensar en esa cena que tendríamos mañana, recuerdo también esa charla que tenía pendiente con mis padres, una que aún no había hecho debido a que era más fácil hablar con ellos durante el fin de semana, por lo que los llamaría seguramente después de esa cena con la familia de Raúl, y ahora sí que tenía que admitir, que el solo imaginar hablar con ellos, me ponía nervioso, aunque no sabía por qué, realmente no tenía razones para estarlo, por lo que decido relajarme y pensar en que tanto la cena de mañana, como esa charla con mis padres, saldrían bien, confiaba en que así sería.
Continúo intentando trabajar, aunque esta vez, viene a mi mente lo que había pasado en ese almacén tan solo minutos atrás, lo cual me mantiene distraído durante bastante rato, mientras pienso en que haber follado en ese lugar, no había sido tan mala idea, ya que era bastante privado y realmente sin riesgos de ser pillados, por lo que, mientras trabajo, me distraigo pensando en que definitivamente, teníamos que repetir otro encuentro en ese lugar.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora