Capítulo 39

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Tal y como supuse que pasaría, me encontraba sin poder dormir, me era imposible conciliar el sueño, pues al momento de cerrar los ojos, imágenes de Raúl vienen a mí, imágenes de él gimiendo mi nombre, imágenes de su rostro con evidente placer, imágenes de sus sonrisas, de todo lo que hicimos, de todo lo que disfrutamos, y teniéndolo ahora mismo, durmiendo desnudo y tranquilo a mi lado, era sumamente difícil dormir, era imposible.

Miro al techo, pensando en todo, intentando descifrar en qué momento se me fue la situación de las manos, intentando descubrir en qué momento comencé a sentir esta atracción por Raúl, y me era difícil saberlo, porque tenía que aceptar que desde el inicio, algo en él llamó mi atención, algo en él me hizo mirarlo y tratarlo de diferente manera. Él no era solo un asistente, era especial, era diferente, tanto, que había hecho el amor con él tan solo dos horas atrás.
Porque sí, ahora que me encontraba en completo silencio, con la respiración tranquila de Raúl a mi lado, me doy cuenta de lo que habíamos hecho, me doy cuenta de lo que había sentido, y eso no había sido solo sexo, eso no había sido simplemente placer, no era solo follar como en un principio eran mis intenciones, porque había sentido muchísimas cosas todo el tiempo, mi corazón había estado a mil por hora, y al dedicarme sus sonrisas en medio del acto, mi corazón latió aún más deprisa.
Me giro a ver a Raúl, encontrandomelo con su cuerpo girado hacia mí, de forma que podía verle perfectamente cada una de sus facciones, pues la luz de la luna entrando por el ventanal iluminaba su rostro de forma tenue pero clara. Mientras lo miro dormir plácidamente, me doy cuenta de la situación tan complicada que ahora tenía, porque a pesar de pensar que lo que sentía por Raúl iba más allá de solo sexo, me sentía muy confundido, porque no podía evitar querer entenderme, querer saber en qué momento desee tanto estar con un hombre, con alguien como él, con alguien que trabajaba para mí, y eso me frustraba, era demasiado desesperante no entenderme, no tener en orden mis ideas y pensamientos, esos que había estado evitando escuchar para no aceptar que todo esto era incorrecto, pero ahora, estando en completa calma en la habitación, al lado de la persona que había desordenado tantas cosas en mi vida, me veía obligado a escuchar, a escuchar a mi cabeza, a escuchar lo confundido que estaba, porque no entendía nada, y mientras miro a Raúl, admirando sus facciones, sin poder evitarlo una sonrisa sale de lo más profundo de mí.
No, lo de esta noche no había sido solo follar, no había sido meramente físico para liberar la tensión, iba mucho más allá, y me asustaba el siquiera pensar en qué tanto. Y entonces me doy cuenta de lo jodido que estaba, porque mi trato, ese que yo le propuse a él, decía muy claramente que esto sería por una noche, que no se repetiría, y que después volveríamos a la normalidad, pero ahora lo veía imposible, teniéndolo a mi lado, dormir tan tranquilo, veía imposible verlo mañana y no desear besarlo otra vez, para después, hacerle el amor, como lo había hecho esta noche.
Cierro los ojos, queriendo dormir y relajarme, pues me estaba incluso asustando con todo lo que estaba sintiendo, con todo lo que Raúl me hacía sentir incluso estando dormido y en silencio. Abro los ojos de nuevo y me le quedo mirando por un rato más, viéndolo dormir, recordando la manera en que su cuerpo y el mío se habían entendido tan bien, ardiendo en pasión, con una química impresionante, y mientras lo miro, yo también me quedo dormido, con su rostro en mi mente, pero sintiéndome aún muy confundido, demasiado.

Narra Raúl

Me meto en la ducha, dejando el agua caliente caer sobre mí, haciéndome sentir relajado, algo que realmente necesitaba.
Eran actualmente las cinco de la mañana, y hacía tan solo cuarenta minutos atrás, me encontraba en la cama de mi jefe, durmiendo, descansando después de haber tenido relaciones con él, algo que seguía sin poder creer, no me creía lo que habíamos hecho, no me creía que él hubiera querido hacer eso conmigo, y sobre todo, no podía creer lo bien que se había sentido.
La manera en que el señor Reborn me hizo sentir esta noche, era indescriptible, porque había sentido un placer como ninguno, porque mi cuerpo aún estaba temblando de solamente recordar a mi jefe sobre mí, besándome de la manera en que lo hizo, entrando y saliendo de mí con ímpetu, gimiendo mi nombre, prácticamente gritando de placer en mi oído, y yo por mi parte, había disfrutado muchísimo de él, y de todo lo que me hizo sentir.
Llevaba semanas sintiéndome atraído hacia él, sintiendo que su presencia era demasiado para mí, sintiendo que sus sonrisas elevaban el ritmo de mi corazón, que sus ojos fijos en los míos eran una conexión que no quería que terminara nunca, porque eran demasiado bonitos, y al momento de aceptar ese trato con él, ese de simplemente una noche para liberar la tensión que había entre ambos, de verdad sentía que tal vez con esta noche, todo lo que me encontraba sintiendo hacia él se iría, porque yo suponía que era simplemente atracción física, que era meramente deseo por alguien a quien encontraba muy atractivo, pero después del acto que realizamos, después de sentir su cuerpo y el mío como uno solo, me había dado cuenta de que yo sentía mucho más que eso, yo sentía mucho más que solo atracción física por él, y eso me tenía en otra situación aún más complicada, porque no podía decírselo, porque él solamente quería lo físico, y ahora que ya lo había tenido, él iba a volver a la normalidad, ahora íbamos a fingir que no había pasado nada, a pesar de que el solamente recordarlo, me hacía sentir demasiadas cosas.
El agua continúa cayendo sobre mis hombros, los cuales aún podían sentir los labios de mi jefe, aún podía sentir su lengua, sus mordidas. Cierro los ojos, queriendo tranquilizarme, mientras recuerdo la imagen del señor Reborn durmiendo tranquilamente en su cama. Al momento de haber despertado de mi sueño, y de darme cuenta de dónde me encontraba, quise simplemente irme de su apartamento, sin decirle nada, sin despertarlo ni despedirme de él, pues no sabía cómo hacerlo, no sabía cómo manejar una situación así, por lo que simplemente me fui, no sin antes admirarlo dormir plácidamente, con una expresión de completa paz en su rostro.
La verdad era que ahora mismo no me sentía muy bien, estaba algo decaído, porque me encontraba sintiendo cosas demasiado intensas por mi jefe, cosas que yo creí que se irían con esta noche, pero no fue así, sino todo lo contrario, se intensificaron, y ahora me encontraba queriendo quedarme en casa y no tener que enfrentar el día, no tener que ver al señor Reborn en la oficina, porque lo único que iba a pensar al verlo, era que tan solo horas atrás, me había hecho gritar su nombre de placer.
Continúo duchandome, mientras me mentalizo para actuar como debía actuar, para volver a mi papel de asistente, trabajando con normalidad para esa persona que me había hecho sentir tantas cosas.
No sabía cómo se encontraría mi jefe, pues suponía que para él, esto también debía de ser confuso y difícil, ya que en su caso, esta había sido la primer relación sexual con un hombre, algo que sin lugar a dudas, debía de hacerle todo aún mas raro, porque él era heterosexual, pero el haber hecho lo que hizo conmigo esta noche, lo tendría seguramente muy desconcertado.
Decido dejar de darle vueltas, pensando en que el día de hoy iba a ser de los más difíciles, pero pensando también en que me iba a ser imposible borrar la sonrisa de mi cara, pues lo de esta noche había sido sumamente especial, y una parte de mí, sentía que también para el señor Reborn lo había sido, una parte de mí sentía que más que simplemente follar, habíamos conectado a un nivel más personal, pero no sabía si había sido solamente percepción mía, aunque recordaba perfectamente la mirada de mi jefe sobre mí al hacerlo conmigo, una que me decía que él también había sentido demasiadas cosas, y eso, hace mi corazón latir de forma incontrolable durante el resto de la mañana.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora