Luego de casi dos horas trabajando y charlando de cosas relacionadas al trabajo, Raúl y yo decidimos finalmente pedir comida, pues nos encontrabamos ya con algo de hambre, además de que habíamos avanzado bastante trabajo, por lo que nos podíamos permitir un descanso.
Apreciaba de sobremanera lo que Raúl estaba haciendo por mí esta noche, me encantaba tenerlo de compañía al trabajar, me encantaba que estuviera incluso ayudándome con todo lo que tenía que hacer cuando realmente no tenía por qué hacerlo, pues él podía haber ido perfectamente a su casa a descansar, pero en su lugar, estaba aquí, conmigo, ayudándome, fascinandome con su presencia, haciendo que todo el trabajo tan pesado, fuera de alguna manera más llevadero con él a mi lado, escuchandome hablar de diferentes temas que a mí me apasionaban, y aunque sabía que a él no, lo notaba prestandome toda su atención, haciéndome preguntas, queriendo saber más de lo que tenía para decirle, y me encantaba eso, me encantaba poder compartir con él todo lo que sabía, todo lo que me gustaba.
Una vez llega la cena, Raúl y yo nos dirigimos al pequeño salón frente a la estantería de libros, ese que consistía en sofás negros enormes de piel, y sentados en los mismos, nos disponemos a cenar, mientras continuamos hablando de diferentes temas.
-Entonces...¿A cuantas entrevistas fuiste antes de venir aquí a la empresa?- Le pregunto, curioso.
Nos encontrabamos ahora mismo hablando de él, de esos meses en los cuales había estado buscando trabajo, justo después de haber renunciado a su anterior empleo.
-Pues...no estoy seguro...pero yo diría que...a unas...- Comienza a decir, pensando- Unas seis...tal vez...- Agrega. Yo abro mucho los ojos.
-¿Seis? Son bastantes- Le comento- Pero ¿De ninguna te llamaron?- Pregunto.
-Sí...de dos sí que me llamaron- Comienza a decir- En una de ellas, al regresar, me dijeron que la paga era algo menor a lo que había visto en el anuncio del empleo, me dijeron que luego de seis a doce meses trabajando, la paga iba a subir, pero mientras tanto, era una jodida mierda, de verdad era casi insultante lo que me querían pagar por diez horas al día- Explica. Yo asiento.
-Vale entiendo...entonces ¿Lo rechazaste?- Le pregunto.
-Correcto- Me dice- Y en la otra entrevista a la cual me hablaron de nuevo, el puesto era más enfocado a un sector en específico, y cuando me preguntaron ciertas cosas, pues no supe qué responder, así que no me llamaron de nuevo- Termina por decir. Yo asiento, para después, darle una mordida a mi hamburguesa, al igual que él.
-¿Y cómo fueron esas entrevistas?- Le pregunto una vez termino de comer mi bocado- Es decir...fueron difíciles...complicadas de llevar...- Agrego.
-Algunas estuvieron bien, me topé con personas muy amables que me preguntaban cosas...pues normales...lo típico- Comienza a decir- Pero luego llegué a encontrarme con auténticos gilipollas, tíos muy falsos, con esta actitud de...ya sabes...actitud pasiva agresiva...hablándome de forma amable pero menospreciando mi experiencia y el hecho de que no tengo una carrera- Termina por decir. Yo asiento.
-Vale ya...te entiendo lo que dices- Comienzo a decir- A mí siempre me ha molestado mucho eso, el hecho de que para los puestos de trabajo siempre pidan una carrera, es decir, evidentemente ayuda...pero he conocido gente que sin tener carrera, es mucho más entregada, más organizada y mucho más competente que otros con carreras y notas perfectas- Continúo diciendo- Tú eres el claro ejemplo de eso, de hecho...sin tener mucha idea de finanzas, de economía y todo lo que se hace aquí, lo has hecho de puta madre estos meses...- Termino por decir, de forma totalmente sincera, pues no lo decía simplemente por el hecho de que fuera mi pareja, sino porque realmente creía que era de las personas más competentes que había, y sobre todo, era una persona muy entregada, trabajaba arduamente, de forma responsable y a veces en cosas que no tenían que ver con sus funciones principales, y eso lo admiraba, admiraba la dedicación con la que trabajaba cada día. Raúl me sonríe, con cierta timidez, algo que me encantaba ver.
-Gracias...pero debo decir que me costó bastante al principio, es decir, estuve bastante perdido por un tiempo, pero acompañarte en tus reuniones y tomar apuntes de todo me ayudó bastante a familiarizarme con todo...y también esas capacitaciones que me diste en su momento...esas también me ayudaron un montón- Termina por decir. Yo le sonrío, mirándolo fijamente, recordando a la perfección esas capacitaciones, en las cuales tuvimos que estar en mi oficina los dos solos luego de la jornada laboral, algo parecido a como nos encontrabamos ahora, solo nosotros dos, con la ciudad como nuestra única acompañante.
-Madre mía...las capacitaciones...- Comienzo a decir, observando fijamente a Raúl, recordando la forma en que durante esas capacitaciones, mi atracción por él aumentó de forma considerable- Las recuerdo bien...todas...a la perfección- Agrego, sonriendo- Recuerdo lo nervioso que me ponía cada vez que entrabas a mi oficina para eso...- Explico. Raúl frunce el ceño.
-¿Nervioso? ¿Por qué?- Me pregunta. curioso.
-No sé...me sentía muy inquieto en tu presencia...tus ojos fijos en mí en las capacitaciones me ponían muy nervioso, me hacía sentir demasiadas cosas- Comienzo a explicar, recordando esas sensaciones de mi cuerpo- Y bueno, ya sabemos lo que pasó en la última capacitación...aquí mismo en este sofá- Agrego, rememorando ese beso que casi nos dimos, lo que me hizo estar todo un fin de semana pensando en él, en la manera en que lo deseaba, en la manera en que quería besarlo, hasta llegar a la conclusión de que quería pasar una noche con él, una conclusión bastante estúpida por mi parte, pues era bastante obvio que con una sola noche no me iba a ser suficiente, porque yo necesitaba más de él, necesitaba lo que teníamos ahora, necesitaba esta cercanía, esta confianza, estas charlas a mitad de la madrugada, necesitaba absolutamente todo de él, no solo su cuerpo como en un inicio creí. Raúl se me queda mirando, mientras hace a un lado el plato de su hamburguesa, ahora vacío.
-Me acuerdo bien de ese casi beso...- Me comenta- Y si te soy sincero...en ese momento sentí mucha vergüenza...durante todo el fin de semana me quería morir de la vergüenza por esa vez en que casi nos besamos- Agrega. Yo frunzo el ceño, dándole una última mordida a mi hamburguesa, para después, hacerla a un lado.
-¿Por qué?- Le pregunto.
-Pues porque...no sé...en ese momento yo sentí que tu querías besarme...pero luego te alejaste, y me dijiste que ya era tarde, que teníamos que irnos...prácticamente me sacaste de tu oficina...y me sentí como imbécil porque creí que estaba imaginándome todo...creí que había confundido las cosas y que había visto algo que simplemente no estaba ahí- Termina por explicar. Yo le sonrío, enternecido, recordando ese momento con cariño.
-Pues tenías razón...quería besarte...y a día de hoy no sé ni cómo me contuve de no hacerlo...- Comienzo a decir, acercándome a él- Debí de haberte besado...- Agrego, bajando mi mano hasta la suya, tomándola y acariciandola suavemente- Porque además el momento era perfecto...estábamos aquí, solos, sin nadie en la oficina, con estas vistas frente a nosotros- Continúo diciendo, mirando hacia la ciudad, iluminada, preciosa- Pero en ese momento...bueno, me sentí muy confundido...casi con miedo...- Agrego, mirándolo a los ojos, recibiendo de Raúl una sonrisa- Aunque ese miedo ahora ya no está...y la confusión tampoco- Continúo diciendo, dirigiendo mi mirada a sus labios, admirando su forma, su color, lo exquisitos que se veían, mientras pienso en que eran míos, a diferencia de esa noche, ahora me pertenecían, y podía besarlos, sin problema, sin sentirme confundido, sin ningún tipo de miedo- De haberte besado esa noche...hubiera sido algo así...- Agrego, acercándome a él lentamente, para después, tocar sus tersos labios, en un beso dulce, suave, apenas tocandolos, con muchísimo cuidado, mientras que mi mano sube a su rostro, acariciandolo lentamente mientras me pierdo en las sensaciones que su beso me estaba provocando. Raúl se deja besar, moviendo sus labios en los míos de forma lenta, deliciosa, y luego de un par de segundos, me alejo de él, pensando en aquella noche, pensando en lo que hubiera pasado si me hubiera atrevido a besarlo, considerando la posibilidad de que las cosas probablemente no se hubieran complicado tanto. Una vez me alejo de sus labios, Raúl me sonríe.
-Hubiera sido un beso muy bonito...- Me dice, y yo asiento- Pero de igual manera, me gustó cómo fue nuestro primer beso, aquí mismo en tu oficina- Agrega. Yo pienso en ese momento, recordando las sensaciones que invadieron a mi cuerpo de pronto al sentir por primera vez los labios de Raúl sobre los míos, y debía decir que fue una de las sensaciones más abrumadoras, satisfactorias y excitantes del mundo.
-Muchas cosas han pasado aquí...aquí nos conocimos...aquí tuvimos nuestro primer beso...aquí hicimos ese trato, aquí te dije lo mucho que te amaba por primera vez...todo ha pasado aquí dentro...- Le comento. Él asiente, mirando la oficina, deteniendo su mirada en la ciudad que nos estaba dando una vista impresionante, para después, volver su vista a mí. Yo le sonrío, sintiéndome lleno y en paz de tenerlo a mi lado, recordando todos esos momentos juntos.
-¿Qué te parece si nos vamos ya a mi casa?- Me pregunta, con fuego en la mirada. Yo le sonrío, encantado, queriendo ir a casa con él, sin embargo, tenía otra idea mejor.
-Un momento...- Le respondo, acariciando su mano, sintiéndome de pronto muy excitado por lo que estaba a punto de decir- Lo que pasa es que...aún hay una cosa que nos falta por hacer en esta oficina...- Agrego. Raúl se me queda mirando, y en sus ojos, podía notar sorpresa, pues se abren mucho.
-Reborn...¿Estás...en serio estás pensando en...?- Comienza a decir, sin llegar a terminar su pregunta. Yo le sonrío, divertido, para después, acercarme a él.
-Aquí hemos pasado muchos momentos juntos...- Comienzo a decir, besando su cuello- La primera vez que te vi...el primer beso...el segundo beso...- Agrego, dejando suaves besos por su cuello, hasta subir a su oreja, mordiendo el lóbulo de la misma- Ahora quiero hacerte el amor en este lugar que vio el inicio de lo que somos ahora...- Termino por decir, mordiendo aún su oreja, bajando después a su cuello, recibiendo de Raúl excitantes jadeos.
-Pero...Reb...Reborn ¿Te das cuenta de...de lo arriesgado...que es?- Me comenta con dificultad, agitado, recibiendo mis besos. Yo subo mi mirada a él, asintiendo.
-Sí...y no te voy a negar que eso me pone aún más- Le comento, pues el hecho de hacerlo en la oficina, en donde podíamos ser pillados en cualquier momento, me estaba excitando demasiado, y aunque ahora mismo el edificio estaba prácticamente vacío, aún podía haber gente aquí, trabajando hasta tarde, por lo que el riesgo estaba ahí. Sabía lo increíblemente estúpido que era esto, sobre todo con los problemas que teníamos ahora mismo dentro de la empresa, pero no me importaba, quería hacerlo aquí con Raúl, sin pensar en nada, sin que nos importara nada.
Raúl se me queda mirando, para después, sonreír, negando con la cabeza.
-Se te va la olla...estás loco Reborn- Me comenta, divertido, haciéndome reír. Yo me acerco a su cuello de nuevo, besandolo con desesperación.
-Así me tienes amor...- Le digo, mientras dejo con mi lengua besos humedos en él. Raúl levanta su cabeza, dándome más acceso, para después, tomarme del cuello, pegándome a él. Yo tomo eso como una señal de que quería que continuara, algo que me enciende todavía más, por lo que sin pensarlo más tiempo, me incorporo un poco, poniéndome de pie, tomando sus piernas y haciéndolo hacia abajo en el sofá, para después, situarme sobre él, quien se encuentra ahora completamente recostado. Vuelvo a besar su cuello, devorandolo con desespero, con muchísimas ansias, sintiéndome hambriento de él, sintiéndome necesitado de simplemente sentirlo, mientras escucho de parte de Raúl jadeos, escuchándolo respirar con dificultad, moviéndose un poco debajo de mí. Me dirijo de nuevo a sus labios, besandolos con las mismas ansias, introduciendo mi lengua en su boca, buscando la suya, queriendo tomarla como mía, como si fuera de mi propiedad, mientras Raúl me toma por el cabello y me pega a él, subiendo sus piernas, rodeandome con ellas.
Yo me dedico a disfrutarlo, a besarlo a mi antojo, de forma lenta, profunda, sin ningún tipo de prisa, a pesar de encontrarnos en un lugar donde probablemente deberíamos de acelerar las cosas, pero no quería, quería tomarme mi tiempo, algo seguramente arriesgado, pero no me importaba, porque estaba perdido en él, en sus besos, en el hambre que tenía de él.
Luego de unos segundos de besos desesperados, me incorporo un poco, queriendo retirar su americana de su cuerpo, tarea con la cual Raúl me ayuda, incorporándose también ligeramente para poder retirarla de su cuerpo, y una vez la lanzo hacia algún lado de mi oficina, me dedico a retirar su corbata, tomando su sujeta corbatas y dejándolo sobre la mesa de centro con cuidado, para después, deshacer el nudo de su corbata por completo y retirarla de su cuello, y nuevamente, la lanzo hacia algún lado de la oficina.
Nos encontrabamos ahora mismo frente a frente, él sentado, y yo sobre su cuerpo, mirándolo a los ojos mientras desabotono su camisa lentamente, acercando mis labios a los suyos, tomándolos con anhelo, y sin separarnos ni un centímetro, comienzo a retirar su camisa de su cuerpo una vez la desabotono por completo. La camisa cae al suelo, acompañando las demás prendas de ropa, para después, empujar a Raúl nuevamente hacia el sofá, recostandolo de nuevo en el mismo, mientras ataco de nuevo su cuello, y al mismo tiempo, bajo mi diestra a su pantalón, abriendo su cinturón, escuchando de Raúl jadeos que me hacen casi perder el sentido. Una vez retiro su cinturón, Raúl se aleja de pronto de mí, para después, mirar hacia el ventanal.
-Oye acabo de caer...nos...nos pueden ver de fuera...- Me comenta con la respiración agitada. Yo me rio, negando con la cabeza.
-Las ventanas están tintadas, de fuera hacia dentro no se ve nada- Le comento. Él me mira de nuevo a mí, sonriéndome.
-Ah vale- Me responde, ahora más tranquilo. Yo me rio, pensando en lo gracioso que hubiera sido darles un espectáculo a los edificios de enfrente, sin embargo, no era el caso. Me acerco a sus labios de nuevo, siendo recibido con gusto por Raúl, quien busca mi lengua, tomándola con la suya de forma impaciente, mientras yo me dedico a desabotonar su pantalón, y una vez abierto, me alejo de su boca, bajando por su cuerpo, dejando besos por el mismo, y una vez llego a su pantalón, lo bajo por sus piernas, retirando sus zapatos. Estando ahora solo en ropa interior, me quedo sentado sobre él, para después, sin dejar de mirarlo, retirar toda mi ropa, pues yo me encontraba aún completamente vestido. Raúl se me queda mirando, mientras retiro mi americana, y después mi camisa y corbata, siendo observado por sus oscuros ojos llenos de deseo sobre mí, los cuales me encienden de sobremanera. Una vez desnudo de la parte de arriba, abro mi pantalón, para después, ponerme de pie y bajarlo por mis piernas, retirando mis zapatos también.
Ahora solamente en ropa interior, regreso al cuerpo de Raúl, situandome sobre él, moviéndome ligeramente, rozando su excitación con la mía, las cuales estaban ya desesperadas, demasiado encendidas debajo de nuestra ropa interior. Raúl ataca mi boca, de forma lasciva, mientras sus manos bajan de mi cabello, a mi espalda, acariciando toda su extensión, bajando hasta mi trasero y retirando mi ropa interior. Yo sonrío en medio de nuestro indecente beso, pues podía notar a Raúl demasiado impaciente, algo que me encantaba, y queriendo complacerlo, le ayudo a bajar mi ropa interior, y una vez desnudo sobre él, comienzo a moverme de forma sugestiva, frotando mi intimidad ahora ya desnuda contra él, recibiendo demasiado placer solamente ante ese simple toque. Sin dejar de mirar a Raúl, continúo con esos movimientos, recibiendo de él jadeos desesperados, y sin poder resistirme, bajo hasta sus labios, besandolo con efusividad mientras continúo frotandome sobre su cuerpo, hasta que luego de unos segundos, bajo mi mano, retirando también su ropa interior, quedando ahora los dos complemente desnudos, y una vez mi intimidad y la suya se encuentran, un gemido sale de lo más profundo de mí. Sin separar mis labios de los suyos, comienzo a moverme sobre él, provocandonos placer a ambos con el roce de nuestras pieles, recibiendo en mi boca los gemidos de Raúl, quien se mueve con desesperación debajo de mí, abriendo sus piernas y rodeandome con ellas. Yo me dejo llevar por las sensaciones de mi cuerpo, sintiendo muchísimo placer solamente frotando mi entrepierna con la suya, las cuales estaban ahora mismo enloquecidas, queriendo sentirse, queriendo ir al siguiente nivel.
Me sentía demasiado excitado, y ya no solo por estar desnudo sobre el cuerpo de Raúl, sino por estar en el sofá de mi propia oficina, un lugar prácticamente prohibido, un lugar donde era totalmente imprudente hacer algo tan inapropiado, pero me encantaba, me estaba fascinando, porque aquí lo había conocido, y también aquí quería hacerlo mío.
Luego de unos segundos besándonos de forma urgente, sintiendo nuestros cuerpos caer ante el placer, decido avanzar, por lo que me alejo de él, mirándolo a los ojos.
-Aquí no...no tengo preservativos...- Le comento, queriendo hacerle saber que esta vez no sería tan fácil entrar en él. Raúl asiente, sonriendo.
-No pasa nada...solo, ya sabes...cuidado- Me dice. Yo le sonrío, asintiendo, pues sin importar cuanta necesidad tuviera de él, y cuanto quisiera hacerle el amor ya mismo, mi prioridad siempre iba a ser cuidarlo, ser paciente y no lastimarlo bajo ningún concepto. Me acerco a su frente, dejando en ella un pequeño beso, para después, colocarme bien entre sus piernas, alineandome a su entrada, y acto seguido, con muchísimo cuidado y lentitud, comienzo a entrar en él, recibiendo de Raúl un gemido profundo, sintiendo al instante el placer invadirme. Continúo entrando en él, de forma lenta, sin apresurarme a nada, mientras me quedo cerca de su rostro, mirando sus expresiones de total placer al recibirme. Una vez me encuentro por completo dentro de él, me quedo quieto por unos segundos, mientras me dedico a besarlo, de forma urgente, indecente, bajando después a su cuello, mordiendolo ligeramente, con hambre de él, con demasiada necesidad, recibiendo de Raúl pequeños gemidos, los cuales me estaban dando la gloria ahora mismo. Luego de unos segundos, Raúl baja su mano por toda mi espalda, provocandome un escalofrío, para después, llegar hasta mi trasero, apretando fuertemente, atrayendome a él, mientras mueve sus caderas, indicándome que quería que me moviera. Sin dejar de besar su cuello, y haciendo caso a su petición, comienzo a salir de él de forma lenta, exquisitamente lenta, para después, entrar de nuevo, sintiendo mi cuerpo casi desfallecer por el placer que me estaba llenando, por la satisfacción que sus paredes me estaban provocando, y así mismo, podía escuchar a Raúl gemir en mi oído, disfrutando de mí. Yo me deleito con ese sonido, el cual se había vuelto mi favorito en el mundo, mientras continúo con embestidas muy lentas, saliendo y entrando en él de forma suave, sin prisa, provocandonos un placer abismal a ambos, y con el pasar de los minutos, mis embestidas aumentan de velocidad, yendo cada vez más rápido, mientras beso sus labios, devorandolos con indecencia, recibiendo en mi boca sus gemidos, los cuales aumentan de forma considerable al entrar y salir de él cada vez más rápido.
Me sentía en el cielo, con mi cuerpo con tanto placer que era capaz de correrme ya mismo, algo que no quería aún, pero se me estaba haciendo difícil, porque el cuerpo de Raúl era demasiado para mí, sus gemidos en mis labios me encendían demasiado, me encantaban, y sintiéndome con muchísimo placer, comienzo a gemir yo también, aunque intentando contenerme un poco, pues estabamos en un lugar donde evidentemente no queríamos que nadie nos escuchara.
El ritmo de mis caderas se vuelve más y más salvaje, penetrando a Raúl de forma desesperada, siguiendo las sensaciones de mi cuerpo, el cual me estaba diciendo que aumentara el ritmo, al igual que los gemidos de Raúl en mi boca. Me alejo de sus labios, escondiendo mi rostro en su cuello, gimiendo lo más bajo que me era posible, gruñendo de forma animal mientras lo embisto a un ritmo exquisito, no exageradamente rápido pero sí bastante intenso y muy profundo. Raúl comienza a gemir más alto, por lo que subo a su rostro, mirándolo a los ojos.
-Shh...no tan...no tan alto cariño...- Le digo en voz baja, con dificultad, pues entrar y salir de él me estaba provocando un placer que me estaba ocasionando una falta de aire importante. Raúl asiente, cerrando su boca y sus ojos, disfrutando de mí, sin embargo, a los segundos vuelve a abrirla, jadeando. Yo me acerco a su boca, queriendo amortiguar el sonido de sus gemidos, recibiendolos en mis labios, y con muchísimas ganas de aumentar el ritmo, mis caderas se mueven más y más rápido, a un ritmo alucinante, implacable, provocandome un placer demasiado grande. Raúl comienza a gruñir en mi boca, mientras sus uñas se dedican a arañar mi espalda, algo que me enciende aún más, por lo que volviéndome loco por él, continúo con ese ritmo salvaje, entrando y saliendo de él.
-Joder...Reb...Reborn- Me dice Raúl con dificultad, susurrando. Yo me deleito con sus expresiones de placer, para después, alejarme de su cuerpo, situandome de rodillas frente a él, tomando sus caderas y atrayendolo hacia mí, mientras lo embisto de forma animal, sintiéndome perdido en su pasión, en sus expresiones de placer. Raul cierra fuertemente sus ojos, apretando su boca, con evidentes intenciones de intentar no gritar. Continúo con mis rápidos movimientos, penetrandolo de forma muy intensa, llegando hasta lo más profundo de él, y queriendo hacerle sentir más, queriendo hacer que se corriera para mí, tomo con una mano su miembro, acariciandolo, sin dejar de embestirlo rápidamente, mientras lo toco, subiendo y bajando mi mano sobre él- Hostia...puta...- Dice Raúl entre gemidos, en un tono bajo, casi en un susurro. Yo sonrío, observándolo encendido, admirando su cuerpo, sus expresiones, su forma de moverse debido a mis embestidas, y mientras lo acaricio, saliendo y entrando de él, Raúl estira su cabeza sobre el sofá, ahogando un grito, y es entonces cuando siento y veo en mi mano esa sustancia que me indicaba que se estaba corriendo. Yo continúo con mi mano en su zona, subiendo y bajando, queriendo provocarle más placer, mientras mis caderas se encargan de embestirlo, observando sus expresiones, sintiéndome fascinado y demasiado excitado. Luego de unos segundos recibiendo su escencia, alejo mi mano de su miembro, y queriendo acompañarlo en ese remolino de placer que lo estaba invadiendo, tomo fuertemente sus caderas, aumentando el ritmo de forma considerable, queriendo correrme junto con él. Comienzo a jadear, sintiéndome con muchísimas ganas de gritar, algo que no podía hacer, por lo que me contengo, jadeando en silencio de forma desesperada mientras observo a Raúl, quien disfruta de mis rápidas embestidas, las cuales estaban provocando un sonido obsceno por toda la oficina, uno que muy probablemente sí que se podía escuchar desde fuera, aunque ahora mismo poco me importaba.
Luego de unos minutos así, entrando y saliendo de Raúl de forma desesperada, comienzo a experimentar esa sensación tan conocida en la parte baja de mi estómago, para después, dejarme ir, liberandome dentro de Raúl, corriendome de forma alucinante. Rápidamente cambio de posición, regresando a su cuerpo, pegado a él, mientras mis caderas continúan entrando y saliendo de él, vaciandome en su interior, escondiendo mi rostro en su cuello, gruñendo de forma silenciosa y discreta, queriendo gemir por lo alto pero sin poder hacerlo.
Disfruto de mi placer, entrando y saliendo de Raúl unas cuantas veces más, llenándolo de mí, para después, quedarme quieto, respirando con dificultad, jadeando de forma agitada, al igual que Raúl, quien me abraza, acariciando mi espalda, bajando y subiendo sus manos por ella, provocandome escalofríos.
Luego de unos segundos, intentando recuperar el aliento, subo mi mirada a él, mirándolo a los ojos, siendo recibido por una sonrisa de su parte, y sintiéndome demasiado atraído por ella, me acerco a sus labios, dejando en ellos todo mi cariño, siendo recibido por su lengua, la cual entra en mi boca con urgencia, devorandome y volviéndome loco al instante.
Luego de unos segundos de besos desesperados, así como de ligeros movimientos de cadera por mi parte, finalmente salgo de él, sin embargo, me quedo sobre su cuerpo, abrazado a él, sin querer alejarme. Raúl me recibe entre sus brazos, rodeandome con ellos, pegándome a él, mientras los dos nos dedicamos a recuperar la respiración, disfrutando aún de la sensación que el reciente placer nos había dejado.
Estaba seguro que sin importar la cantidad de veces que lo hiciera con él, siempre iba a sentirme de la misma manera, siempre me iba a dejar deseando más, siempre me provocaría la misma emoción, las mismas ganas, el mismo amor, y mientras pienso en eso, sin poder evitarlo, recuerdo de nuevo esa charla con Andy, esa donde yo le había confesado que veía a Raúl conmigo por el resto de mis días, y sintiéndome de pronto con muchísima curiosidad, me planteo preguntarle a Raúl sobre eso, porque quería saber, tenía curiosidad de saber cómo veía él nuestra relación, si veía un futuro conmigo, y aunque tal vez era muy pronto, necesitaba preguntarlo, porque la inquietud me estaba volviendo loco, y qué mejor momento que este, uno tan especial, en este lugar donde nos conocimos, acabando de hacer el amor, por lo que, armandome de valor, hablo, subiendo mi mirada a Raúl, quien me dedica una sonrisa tierna, una que me hace reafirmar que efectivamente, lo quería a mi lado toda mi vida.
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¿Solo mi jefe?
RomancePara el señor Reborn, Álvarez era un nuevo y novato asistente, uno al que debía acostumbrarse. Para Raúl Álvarez, el señor Reborn era su nuevo jefe, uno con un difícil temperamento y una actitud cambiante. Un nuevo trabajo siempre conlleva cambios...