Capítulo 52

566 64 24
                                    

Sentía unas enormes ganas de llorar, con un nudo en mi garganta que me parecía difícil de contener.
Leo una y otra vez la carta del señor Reborn, sintiendo cada palabra, recibiendo una punzada de dolor con cada frase, y al leer el poema, me puedo dar cuenta de la forma en que mi jefe me quería dar a entender que se estaba despidiendo de mí, que iba a olvidarme, y así mismo, en su carta lo deja bastante claro, diciendo que me dejaba ir, y que no quería causarme más daño.
El dolor en mi pecho se hace más y más grande, provocandome incluso una falta de aire importante, mientras mis piernas tiemblan, sintiéndose débiles ante tan bellas palabras, ante la forma en que mi jefe me decía lo mucho que me amaba.
Una vez más, no sabía qué hacer, pues él estaba rindiendose, estaba prácticamente diciéndome que me dejaba ir, y no sabía cómo sentirme con eso, porque a pesar de ser algo que le había estado pidiendo por semanas, que se alejara de mí, que dejara de intentar acercarse, ahora que me concedía ese favor, me dolía, me pesaba demasiado, y leyendo su carta, y la forma de referirse a mí, me hacía dudar, me hacía dudar de si realmente él me veía con tanto amor, de si me veía como algo para siempre, pues sus palabras eran muy claras, me decía que me amaba, que me amaba y mucho, pero ¿Qué tan duradero sería ese amor? ¿Me veía con él a su lado durante muchos años? ¿Me veía como una relación experimental? ¿Como una experiencia de algunos meses? Era difícil saberlo, y tenía que admitir que lo que yo sentía por él, que este amor que estaba dentro de mí, lo veía como algo muy grande, como algo duradero, mucho, y mientras pienso en una posible relación con él, nos imagino a ambos, caminando por la calle, tomados de la mano, siendo una pareja normal, feliz, y esa simple imagen, me hacía sonreír, me hacía sentir pleno, sin embargo, la realidad era otra, pues las cosas no eran tan fáciles, era todo más complicado, más triste, lleno de problemas y de dudas que simplemente no podía dejar de sentir, no podía dejar mis inseguridades atrás, esas que él mismo había provocado en mí.
Mientras leo la carta varias veces, me fijo en esa "R" que había dejado como firma, suponiendo que lo había hecho para evitar que algún curioso encontrara la carta en mi escritorio y supiera que venía de él, aunque ver esa simple letra, me provocaba los mismos escalofríos que ver su nombre entero.
Demasiado confundido y triste, aún con ese nudo en mi garganta, guardo la carta, metiéndola a mi mochila, para después, continuar trabajando, mientras pienso en todo lo que había leído, una y otra vez, causandome de nuevo muchísimo dolor.

Luego de dos horas más, siendo ahora las 7:50 de la tarde, decido guardar mis cosas e irme, a pesar de que faltaran diez minutos para mi hora de salida, pero no quería ver a mi jefe, porque me encontraba sintiendo demasiadas cosas ahora mismo, me encontraba débil, vulnerable por las palabras que no podía dejar de repetir en mi cabeza, y era un suplicio, era de verdad un sufrimiento enorme amar tanto a alguien, pero sentir que estar con esa persona era un error, y me encontraba confundido, sintiendo que estaba equivocandome al alejarme de él, sin embargo, pensar en estar a su lado, de verdad me asustaba, aunque el imaginarme algo así, provocaba que mi corazón saltara con alegría, gritándome que lo aceptara, que lo dejara amarme, que le diera esa oportunidad de demostrar sus sentimientos por mí.
Sin siquiera avisarle al señor Reborn que ya me iba, me dirijo al ascensor, queriendo ir a casa, aunque dudaba que pudiera descansar, dudaba que pudiera dormir, y estaba seguro que esta noche, esa carta de mi jefe iba a ser la razón de mi desvelo, uno largo, lleno de desconsuelo, y de toma de decisiones importantes.

Narra Reborn

Me siento en mi escritorio, sintiendo mis ojos arder del cansancio, pues no había podido dormir absolutamente nada la noche de ayer, ni siquiera cinco minutos.
El día de ayer, luego de haberle dejado ese poema a mi asistente, así como esas palabras que eran prácticamente una despedida, el dolor no había abandonado mi cuerpo en ningún momento, porque sentía un tormento dentro de mí, el dejar ir a Raúl, el tener que dejar de amarlo, me quemaba por dentro, sentía mi corazón arder, convirtiéndose en cenizas, hasta terminar en nada.
Luego de haberle dejado esas palabras en su escritorio, no lo había vuelto a ver en toda la tarde, y así mismo, no lo vi al momento de salir de mi oficina para ir a casa, pues ya no se encontraba en su escritorio. No podía estar seguro de si la tarde de ayer, él había encontrado mi carta, algo que suponía que era así, pero de igual manera, yo continuaba con esa incertidumbre.
Debido a que la noche de ayer no había podido dormir nada, esta mañana había llegado mucho más temprano de lo usual a la oficina, siendo apenas las 6:50 de la mañana, por lo que al llegar, había encontrado el escritorio de mi asistente vacío.
Mientras intento despejarme del dolor en mi pecho, el cual me estaba provocando respirar con dificultad, dejo mi maletín en mi escritorio, dejando unos cuantos papeles, para después, llamar a Andy por teléfono, pues había algo que quería comentarle. Luego de varios tonos, me responde la llamada.
-Diga- Me dice.
-Hola buenas- Le digo, en un tono de voz apagado.
-¿Qué pasa Reborn?- Me responde a modo de saludo.
-Necesito hablarte de algo ¿Estás en la oficina?- Le pregunto.
-Qué va, si apenas estoy saliendo de la ducha- Me comenta, riendo- ¿Por qué? ¿Qué pasa?- Me pregunta.
-Pues que necesito hablarte de un tema, es acerca de los diseños que hemos estado haciendo el otro día en tu oficina, tengo algunas ideas- Le explico.
-Ah vale, pues muy bien- Comienza a decir- En cuanto llegue a la oficina voy a verte, y me las comentas- Me dice.
-Vale perfecto, te veo más tarde entonces- Respondo.
-Venga, nos vemos- Me dice, para después, cortar la llamada.
Durante la noche de ayer, sin poder dormir debido a que los pensamientos tristes me invadían, había decidido distraer mi mente con algo, por lo que me dediqué a pensar en ideas de diseño para ese proyecto que Andy me había mostrado dos noches atrás, y luego de horas y horas trabajando en ello, había creado algo bastante bueno.
Mientras espero a que el tiempo pase para poder ver a Andy, me dedico a responder unos cuantos correos, así como a desechar aquellos que no me interesaban, y luego de poco menos de una hora más tarde, alguien toca a mi puerta.
-Adelante- Digo sin más, aunque algo nervioso ante la posibilidad de que fuera Álvarez, quien aún no había llegado, o al menos no que yo supiera. La puerta se abre, dejándome ver a Andy entrar con una sonrisa alegre en su rostro.
-Buenos días- Me dice, feliz.
-Hola- Digo sin más. Andy se adentra en mi oficina, para después, tomar asiento en la silla frente a mi escritorio.
-Aquí me tienes, a ver, cuéntame qué has pensado- Me dice.
-Vale, dame un momento- Le digo, para después, abrir el proyecto de diseño en mi ordenador, y una vez lo hago, se lo muestro a Andy- Aquí está- Le digo. Él mira mi ordenador por unos segundos, analizando el proyecto, para después, mirarme, aunque podía notar en él una mirada llena de confusión, con el ceño fruncido.
-¿Tú has hecho esto?- Me pregunta, y yo asiento.
-Así es- Digo sin más, y nuevamente, podía notar en él confusión.
-Pero...joder, yo creía que me ibas a contar alguna idea que se te había ocurrido, no sabía que habías hecho el proyecto entero- Me dice. Yo me encojo de hombros, pues habiendo tenido tanto tiempo libre la noche de ayer, me había decidido por entretenerme con eso.
-Bueno, he decidido crear un diseño yo mismo- Le comento. Él asiente, para después, mirar el diseño en mi ordenador de nuevo.
-¿Cuándo has hecho esto?- Me pregunta, curioso.
-Ayer por la noche- Le respondo. Andy sube su mirada a mí, y en ella, podía ver una especie de preocupación.
-Vale...- Comienza a decir, mirándome fijamente, como analizandome- Pero...a ver...¿Has dormido Reborn?- Me pregunta de pronto.
-Pues...no mucho, he estado trabajando en esto- Le respondo.
-Vale, pero ¿Toda la noche?- Me pregunta, aún mirándome fijamente- Lo que pasa es que...no sé, te veo cansado tío- Agrega, preocupado. Yo me sorprendo al darme cuenta de lo observador que era Andy, mientras pienso en que en mis ojos no había solo cansancio, sino que había también tristeza, algo que estaba seguro que él podía notar, pues me conocía bien.
-Bueno...lo estoy- Digo sin más, desviando mi mirada de él, pues no quería que viera de más, no quería que notara en mí lo miserable que me sentía.
-Entiendo...- Me dice, para después, dirigir su mirada a mi ordenador- Pues...me gusta el diseño, es muy parecido al que te he mostrado, pero lo has mejorado bastante- Comienza a decir- Se te da bien esto eh- Agrega. Yo asiento sin más.
-Pues sí, es más o menos el diseño tuyo, pero cambiando esas cosas que no nos convencían mucho- Explico.
-Sí sí, me gusta- Me comenta- Envíamelo, voy a implementarlo, aunque fusionandolo con lo que ya tengo hecho, veremos cómo queda, aunque yo creo que se verá bien- Termina por decir. Yo asiento.
-Vale bien, ahora te lo mando- Le comento, cerrando el diseño.
-Vale perfecto- Me dice, para después, mirarme a mí de nuevo- Ahora, cambiando de tema ¿Qué te ha pasado ayer? Supe que estabas enfermo o algo así...- Me comenta. Yo me tenso al instante.
-¿Enfermo?- Le pregunto, confundido, pues la razón de haber llegado tarde al trabajo el día de ayer, no se debía a una enfermedad como tal, sino a una resaca gracias a una borrachera por desamor en mi oficina.
-Bueno eso me ha dicho Raúl, he venido a buscarte y me dijo que no habías venido a trabajar, que estabas enfermo o algo así...- Me comenta. Yo siento una punzada enorme en el pecho al escuchar ese nombre, sin embargo, intento parecer tranquilo.
-Ah...ah sí, bueno, amanecí...amanecí un poco mal, y no vine en la mañana, aunque sí que llegué en la tarde, a eso de las cuatro...- Explico, y Andy asiente.
-Vale vale- Me responde- Pues, yo vine a buscarte ayer cuando no estabas para preguntarte acerca de la fiesta anual de hoy, si irás ¿Verdad?- Me pregunta. Yo abro mucho los ojos, pues la había olvidado por completo.
-Hostia puta, no me jodas que es hoy- Le digo, sintiéndome de pronto estresado, pues no tenía nada de ganas de ir.
-Sí tío, es hoy- Me comenta, con el ceño fruncido- ¿En serio lo has olvidado?- Me pregunta.
-A ver...tengo mucho en la cabeza...no lo recordaba, la verdad- Le comento, siendo sincero, pues últimamente, mi cabeza no podía dejar de pensar en muchas cosas, cosas que me tenían triste.
-Joder- Dice Andy- Pero ¿Irás?- Me pregunta.
-Pues tengo que...ya había confirmado mi asistencia, pero la verdad no me apetece nada tío...- Comento, sintiéndome demasiado agotado, con mis ojos ardiendo de cansancio, con mi cuerpo débil, sin fuerzas, y no todo se debía a la falta de descanso, sino a la falta de esa persona que no tenía conmigo, esa que la tarde de ayer, había decidido superar, algo que francamente veía imposible. Andy se me queda mirando, nuevamente con confusión en su mirada.
-¿No te apetece? Si a ti te suele gustar la fiesta anual, es el único día del año en que no eres un jefe amargado y pesado- Me dice. Yo lo miro con enfado fingido.
-Cállate anda- Le digo- Y no sé, en esta ocasión...pues eso, no me apetece, pero de igual forma iré, estoy prácticamente obligado a ir- Termino por decir, pues en esa fiesta, había muchos socios e inversionistas de la empresa con los cuales solía charlar, pues era importante mantener las buenas relaciones, además de que solía haber varios clientes potenciales para entablar alguna relación de amistad, y posteriormente, de negocios.
-Pues sí, un poco- Me comenta- Oye y...¿Piensas ir solo?- Me pregunta. Yo frunzo el ceño.
-Obviamente, con quién voy a ir si no- Respondo, mientras la imagen de Álvarez aparece en mi mente.
-Bueno no sé...alguna chiquilla que tengas por ahí- Me comenta. Yo niego con la cabeza.
-Que chiquilla ni que hostias, voy solo, como siempre- Respondo, pues llevaba ya varios años sin tener pareja, por lo que en cada fiesta anual, iba yo solo.
-Vale...pero...bueno, justamente te preguntaba porque a ver...sé de alguien con quien puedes ir- Comienza a decir Andy. Yo frunzo el ceño.
-¿Con quién?- Le pregunto, curioso.
-Lo que pasa es que Fernanda tiene una amiga, que la verdad me encantaría presentarte, creo que te molaría- Comienza a decir. Yo niego con la cabeza rápidamente.
-No no, no quiero que me presentes a nadie...no estoy...no estoy buscando pareja, ni me apetece conocer a nadie- Le comento, pues evidentemente, ahora mismo no estaba para conocer a ninguna chica.
-Joder Reborn...no me seas amargado tio- Comieza a decir, frustrado- De verdad, necesitas a una chica, estás muy amargado últimamente, te veo...no sé...raro- Agrega, mirándome de nuevo con el ceño fruncido- No sé, siento que necesitas urgentemente que una chica te de una alegría, si sabes a lo que me refiero- Termina por decir. Yo lo miro, con mi ceño fruncido.
-¿Qué coño dices?- Le pregunto, aunque entendía perfectamente de lo que me estaba hablando.
-Pues eso...que necesitas conocer a alguien, y si no quieres pareja...vale, está bien...pero a ver, tantos años sin novia...veo que te está afectando, y mucho- Me dice.
-Afectando ¿Él qué? Si estoy bien- Le digo, pues no necesitaba novia, no necesitaba a ninguna chica, a la única persona que necesitaba, era a alguien que no podía tener, y debía aceptar que Andy tenía razón, yo estaba amargado, estaba afectado, y no tenía nada que ver con ninguna chica, sino con un chico.
-A ver...te lo voy a decir de forma clara para que me entiendas- Comienza a decir Andy- Necesitas follar de una puta vez, porque te estás volviendo un puto malhumorado insufrible- Termina por decir. Yo me tenso al instante al escuchar su comentario, pensando en que recientemente sí que había follado con alguien, y precisamente eso es lo que me tenía tan en la mierda ahora mismo.
-Joder...¿Qué coño hablas? ¿Malhumorado de qué?- Pregunto.
-Pues eso, malhumorado, estás como...no sé, desganado últimamente...no comes, no duermes, estás en tu oficina todo el puto día, algo te pasa Reborn...y creo que es eso, te hace falta compañía- Me dice Andy, provocandome dolor con sus palabras, pues tenía toda la razón, últimamente era exactamente así como estaba, sin ganas de hacer nada, sintiéndome triste, con muchísimo pesar, y sabía que se me notaba, lo sabía bien, y siendo Andy mi mejor amigo, evidentemente él me conocía, y sabía que yo no estaba bien, porque sí, tenía razón, yo necesitaba compañía, necesitaba urgentemente de una persona que amaba de sobremanera, una persona que no quería estar conmigo, una que no me amaba, y que ya tenía a alguien más. Me le quedo mirando a Andy, sin saber qué decir, sintiéndome triste, dolido.
-Estoy bien Andy...- Comienzo a decir, aunque de forma apagada, sin ser nada convincente, porque no podía, porque ya no tenía siquiera fuerzas para fingir que me encontraba bien- De verdad...no necesito conocer a nadie...no quiero- Agrego. Andy se me queda mirando, con evidente preocupación.
-Vale...como tú digas- Me dice, rindiendose- Pero sigo pensando que algo te pasa, y no sé qué...- Comienza a decir Andy, sin embargo, es interrumpido por la puerta de mi oficina abriéndose. Ambos nos giramos hacia ella, y es entonces cuando veo a Álvarez entrando a mi oficina, quien se detiene en el umbral.
Mi corazón da un vuelco al verlo, emocionado, feliz de mirarlo, mientras me doy cuenta de que no lo había visto desde esa noche en que estuve borracho en mi oficina, confesandole lo mucho que lo amaba, para después, ser llevado por él a mi apartamento, donde me desvistió, para luego dejarme solo en esa cama, borracho, dolido, y ardiendo en deseos por él.
Álvarez mira a Andy por un segundo, para después, mirarme a mí, provocandome un escalofrío al tener sus ojos fijos en los míos, y en nuestro contacto visual, podía notar muchísimas cosas, podía sentir muchísimo deseo, y sobre todo, podía sentir amor, podía sentir todo ese amor que estaba dentro de mí, uno que quería ser liberado, quería ser liberado en sus labios, en su cuerpo, en su corazón, pero que no me era permitido, pues estaba contenido, sin poder ser expresado de ninguna manera a esa persona que me estaba volviendo loco con su mirada. Luego de unos segundos, Álvarez rompe el silencio que había reinado de pronto en mi oficina.
-Eh...bu...buenos días- Dice, totalmente nervioso- Vengo a...a avisarle que ya he llegado...- Agrega. Yo me le quedo mirando, encantado de verlo, mientras pienso en esa carta que había dejado en su escritorio la tarde de ayer, preguntándome si la había leído, aunque yo estaba seguro que sí. De reojo, puedo notar la mirada de Andy pasar de Álvarez, a mí, de forma intermitente.
-Vale...bien- Le digo a mi asistente, con apenas un deje de voz, pues el simplemente verlo me robaba el aliento, haciéndome incapaz de armar alguna frase coherente.
-Hola Andy- Le dice Álvarez a Andy, quien le sonrie.
-Hola Raúl, buenos días- Responde de forma amable.
-Álvarez...¿Hay algún...mensaje importante?- Le pregunto, y él niega con la cabeza.
-No...ninguno, solo un par de reuniones que necesito confirmar...pero eso puedo hacerlo yo...mirando mi agenda...bueno, su agenda- Me dice Álvarez. Yo asiento, fascinado al simplemente escucharlo hablar, sintiéndome en cierta manera perdido en él, cautivado.
-Vale...gracias- Le comento a mi asistente, con ese tono de voz bajo de antes. Nuevamente, noto de reojo la mirada de Andy puesta en mí, para después, mirar a Álvarez, y de nuevo otra vez a mí.
-Bien...eh...eso es todo, me...me retiro, con permiso- Dice Álvarez, mirándonos a Andy y a mí, para después, salir de mi oficina. Yo me quedo mirando la puerta de madera, aún algo aturdido por haber visto a Álvarez, a quien había extrañado bastante a pesar de no haberlo visto por solamente un día.
-Eh...¿Reborn?- Me pregunta Andy. Yo regreso a la realidad de pronto, girándome a verlo rápidamente al escuchar su voz.
-Di...dime- Le respondo, titubeando. Andy se me queda mirando por unos segundos, con una mirada extraña, escudriñandome, como analizandome en cierta manera, y después habla.
-Nada...que...que también me voy- Me dice- Envíame el diseño que me has mostrado, voy a implementarlo con el otro y veré cómo queda...y ya te avisaré qué tal- Termina por decir. Yo asiento.
-Sí...vale- Digo sin más, aún algo aturdido.
-Vale, bien, vengo por ti más tarde para ir a comer, y no pienso aceptar un no por respuesta- Me dice.
-Vale, está bien- Le respondo, sin intención de oponerme.
-Bien, pues nos vemos más tarde- Me dice, para después, ponerse de pie y dirigirse a la puerta, saliendo por la misma, dejándome de nuevo solo, y una vez así, me dejo llevar nuevamente por mis pensamientos, los cuales estaban enfocados solamente en Álvarez, en su forma de mirarme, en esas palabras que querían salir de él, pero que estaban prisioneras, sin embargo, recuerdo de pronto lo que había decidido la tarde de ayer, la manera en que opté por olvidarlo, por dejarlo ir, rindiendome, aceptando la realidad de que no podía estar con él, y mientras pienso en eso, recuerdo ese poema que le había escrito, ese que era una despedida para mí, junto con esas últimas palabras que le dediqué, unas que salieron de lo más profundo de mi corazón. Pienso también en los muchos otros poemas de amor que había leído, los cuales me había incluso memorizado, y así, recordando palabras de amor que deseaba dedicarle a él, comienzo a trabajar, de forma que el tiempo se va rápidamente.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora