Me siento en mi escritorio, para después, comenzar a sacar unos cuantos papeles de mi maletín, y luego de unos segundos, mi asistente entra por la puerta, con su agenda en la mano, listo para darme mis mensajes y pendientes del día de hoy, como cada mañana.
-Vale a ver, empecemos- Le digo.
-Vale...em...el día de hoy tiene tres reuniones, la primera es con los socios de Denver, a las diez de la mañana, luego tiene otra a las once y media con el departamento de mercadotecnia- Comienza a decir Álvarez, sin dejar de mirar su agenda- Después tiene otra por la tarde, a las tres, con la gente de la revista de publicidad- Agrega. Yo presto toda mi atención en él, asintiendo- Y finalmente tiene una videoconferencia a las seis de la tarde con la junta directiva- Termina por decir. Yo asiento, para después, frotar el puente de mi nariz en señal de estrés, pues eran demasiadas cosas por hacer un lunes, y eso sin contar todos los reportes, autorizaciones y correos que tenía pendientes.
-Vale...¿Algo más?- Pregunto. Álvarez niega con la cabeza, mirándome por un segundo solamente, para después desviar su mirada de nuevo hacia su agenda.
-No...no señor...eso es todo- Responde.
-Vale, gracias- Le digo. Él sonríe y se encamina a la salida.
-De nada ¿Necesita algo más?- Me pregunta, mirándome esta vez, y en sus ojos, podía notar algo de timidez.
-Nada, gracias- Le digo, sonriendo ligeramente. Él rápidamente desvía su mirada de mí y abre la puerta.
-Con permiso- Dice, saliendo de mi oficina.
Yo me concentro inmediatamente en terminar las autorizaciones que tenía pendientes, pues tenía solamente dos horas hasta que mi primera reunión del día comenzara, por lo que me pongo inmediatamente a ello.La reunión de las diez se extiende más tiempo del esperado, por lo que me encontraba regresando a mi oficina a las once veinte, y a tan solo diez minutos de que mi siguiente reunión comenzara. Salgo del ascensor y me dirijo rápidamente hacia el escritorio de mi asistente, sintiéndome estresado, pues durante la reunión se habían tratado temas bastante importantes y no habíamos llegado realmente a ningún acuerdo en concreto, y ese tipo de situaciones, me alteraban bastante. Una vez frente al escritorio de Álvarez, este sube su mirada hacia mí.
-Álvarez, necesito una pastilla para el dolor de cabeza, dime por favor que tienes alguna- Le digo, casi en una suplica. Él asiente.
-Si señor, ahora mismo se la llevo- Me dice. Yo asiento y me dirijo hacia mi oficina, queriendo sentarme y relajarme aunque fuera cinco minutos hasta la siguiente reunión.
Me siento en mi silla, y tan solo unos cuantos segundos después, entra Álvarez por la puerta, con un vaso de agua y lo que parece ser una pequeña pastilla.
-Aquí tiene señor- Me dice, dejando ambos sobre el escritorio. Yo los tomo inmediatamente.
-Gracias- Le digo, con voz algo cansada- Siento la cabeza a punto de petar- Agrego, para después, tomarme la pastilla con el agua.
-¿Necesita algo más?- Me pregunta, mirándome con el ceño fruncido, con una expresión que podía identificar como preocupación.
-Necesito dormir- Le digo, aunque eso era algo que evidentemente no podía permitirme ahora mismo.- Pero mi próxima reunión es en...- Comienzo a decir, para después, mirar mi reloj de muñeca- Joder...es ya mismo- Digo una vez miro que faltan solamente dos minutos para el comienzo de la reunión. Me levanto del escritorio rápidamente, listo para salir de mi oficina- Vuelvo en un rato...no sé en cuanto tiempo pero...esperemos y no sea mucho- Comento. Álvarez asiente, listo para salir de mi oficina, sin embargo, una idea surge en mi cabeza, por lo que lo detengo. -Espera, Álvarez...una cosa- Le digo. Él se gira hacia mí.
-Dígame- Responde.
-Escucha...no se supone que me acompañes a esta reunión, realmente no es necesario que vengas porque se van a tratar temas bastante complicados y específicos de mercadotecnia, pero me encuentro realmente reventado, y eso que apenas son las once de la mañana- Comienzo a decir, sintiendo punzadas en mi cabeza- Me cuesta mucho concentrarme con la cabeza como la tengo ahora mismo...y quiero pedirte de favor si puedes venir conmigo...te necesito para que tomes apuntes, porque dudo que yo pueda enterarme de lo que se hable, y si tomas apuntes, los puedo leer yo después, que además tus notas durante las reuniones son excelentes, y tienes una gran habilidad para transcribir todo rápidamente- Termino por decir. Álvarez me sonríe de forma tímida, pero después desvía su mirada al suelo.
-Va...vale, sin problema señor, lo acompaño- Me dice.
-Vale perfecto, gracias, de verdad- Le digo, para después, tomar mi maletín, y salir juntos de mi oficina. Al pasar por el escritorio de Álvarez, este toma su agenda y su portátil del mismo, para después, dirigirnos ambos al ascensor.
Una vez dentro, oprimo el piso de mercadotecnia, el cual era el número tres, bastantes pisos más abajo que el nuestro. Yo miro mi reloj, dándome cuenta de que ya eran las once y media.- Joder...espero que no tarde mucho el ascensor- Digo, sintiéndome impaciente y queriendo llegar a la reunión.
-Ya...yo también- Me dice Álvarez, para después, dejar salir un pesado suspiro. Yo lo miro, y es entonces cuando noto que se encuentra mirando los pequeños números que indicaban el piso en el que nos encontrábamos actualmente, mientras con una mano, se encuentra jugando nerviosamente con un bolígrafo, moviéndolo entre sus dedos. Me doy cuenta al instante de que se encontraba nervioso por alguna razón, y justo cuando estoy a punto de preguntarle si se encontraba bien, las puertas del ascensor se abren, para después, entrar un grupo de cinco personas al mismo. Álvarez y yo nos vemos obligados a hacernos a un lado para dejarlos pasar, por lo que ahora mismo, me encontraba justo en la esquina del ascensor, mientras que Álvarez, se encuentra justo a mi lado, más cerca que antes. El ascensor vuelve a cerrar sus puertas y continúa su camino hacia abajo, sin embargo, se vuelve a abrir tan solo dos pisos después, en el cual salen dos personas, pero otras cuatro entran. Nuevamente, tanto Álvarez y yo, como las demás personas del ascensor, nos vemos obligados a retroceder para dejar espacio, por lo que esta vez, el cuerpo de mi asistente se encuentra todavía más pegado al mío, de forma que ahora estábamos brazo con brazo, sin espacio para movernos a ningún lado. Mientras el ascensor continúa su descenso, siento la mano de Álvarez rozar la mía por medio segundo, por lo que dirijo mi mirada hacia su mano, y es entonces cuando noto que se encuentra todavía moviendo el bolígrafo entre sus dedos de forma nerviosa. Yo hago un ligero movimiento de mis dedos, alcanzando el bolígrafo y evitando que este continuara sus movimientos. Álvarez lo nota y dirige también su mirada hacia ese casi toque de sus dedos con los míos, de no ser porque el bolígrafo se encontraba en el medio. Mi mirada pasa de nuestras manos, a sus ojos, mientras que él hace lo mismo, correspondiendo mi mirada, y teniéndolo tan cerca, podía notar esos nervios ahora en sus ojos, y justo en ese momento, tanto el bolígrafo, como el ascensor, y también las personas a nuestro alrededor, pasan a segundo plano, pues ahora estaba concentrado en sus ojos, y en la forma en que me era imposible apartar mi mirada de ellos.
Nuestro contacto visual dura tan solo un par de segundos, sin embargo, se había sentido como más. Nos vemos obligados a desviar la mirada del contrario, pues las puertas del ascensor se abren de nuevo y varias personas salen, lo cual hace que paremos con ese contacto visual que parecía habernos atrapado por alguna razón. Ahora con más espacio y menos personas dentro del ascensor, Álvarez tiene más libertad, por lo que se aparta de mí.
Un minuto más tarde, el ascensor finalmente llega al piso tres, por lo que mi asistente y yo salimos. Nos encaminamos hacia la sala de juntas, totalmente en silencio, un silencio extraño, aunque por alguna razón, no era un silencio incómodo. Una vez llegamos, noto la sala casi llena, aunque aún no comenzaba la reunión, y eso me daba una especie de tranquilidad al no ser los últimos en llegar. Álvarez y yo nos sentamos en las sillas de una orilla de la mesa, y mientras mi asistente prepara su portátil, yo me dedico a saludar de forma casual a varias personas, con un simple asentimiento de cabeza.
Luego de unos segundos más, un par de personas, así como el jefe del departamento de mercadotecnia, entran por la puerta, y una vez se asegura de que estamos todos, comienza con la reunión.
Tal y como había anticipado, mi concentración estaba en la mierda, pues no me encontraba escuchando absolutamente nada de lo que el jefe de departamento se encontraba diciendo, aunque la culpa ya no era solo del dolor de cabeza que opacaba mi capacidad de comprensión, sino que aparte, me encontraba todavía algo confundido con lo que había sucedido en el ascensor tan solo minutos atrás, aunque no sabía por qué, pero esa imagen de los ojos de Álvarez mirándome tan de cerca se encontraba invadiendo mi mente ahora mismo, mientras lo escucho teclear rápidamente a un lado mío. Dirijo mi mirada hacia mi asistente, notandolo completamente concentrado, escribiendo rápidamente con su mirada fija en la pantalla de su portátil, mientras sus dedos se mueven gracilmente sobre las teclas. Yo me dedico a admirar sus manos, fijándome en el tatuaje que tenía en una de ellas, aunque sin distinguir lo que era, pues se mueve de forma demasiado rápida, haciéndome pensar en que había tomado una buena decisión al traerlo, pues era muy eficiente.
Una sonrisa involuntaria sale de mí, sonrisa que borro al instante, para después, dirigir mi mirada al frente, queriendo concentrarme en lo que fuera que estuviera diciendo el jefe de departamento, aunque realmente me encontraba más concentrado en el sonido de las teclas del portátil de Álvarez, mientras veo de reojo cómo sus manos se mueven de forma rápida y sin parar en ningún momento.
Al parecer el dolor de cabeza no era mi mayor distracción ahora mismo.
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¿Solo mi jefe?
RomancePara el señor Reborn, Álvarez era un nuevo y novato asistente, uno al que debía acostumbrarse. Para Raúl Álvarez, el señor Reborn era su nuevo jefe, uno con un difícil temperamento y una actitud cambiante. Un nuevo trabajo siempre conlleva cambios...