Capítulo 44

725 74 16
                                    

Raúl sale de mi oficina, dejándome solo, pensando en todo lo que le dije, en todo lo que le dejé saber. Quería salir a buscarlo, quería ir y traerlo de vuelta para seguir hablando de esto, pero contengo el impulso, pues la mirada que me había dedicado antes de salir, me dejaba saber que no quería hablar más, que no soportaba verme, y no podía tenerlo aquí en contra de lo que él quería, que evidentemente era alejarse de mí.
Quería cambiar las cosas, durante el fin de semana me había dado cuenta de que mi plan de seguir en nuestros roles de jefe y asistente no estaba funcionando, porque yo me encontraba sintiendo demasiadas cosas cuando estaba con él, y era por eso que me había decidido a dejarle saber lo mucho que significaba para mí, quise hacerle saber que quería estar con él, conocernos más, conocernos a nivel personal, pues el nivel físico ya lo teníamos explorado, y aunque sabía que tener una relación con él iba en contra de todas las normas, no me importaba, estaba dispuesto a ignorar esa parte, porque lo necesitaba, necesitaba de él, quería besarlo, quería tenerlo de nuevo en mi cama, quería más cenas con él, quería más charlas nocturnas, quería conocer de su vida, cada mínimo detalle de ella, y quería que él conociera de la mía, a pesar de que fuera tan inapropiado, a pesar de que ser pareja de mi asistente conllevara tanto conflicto y problemas dentro de la empresa, pero de igual manera ya habíamos roto las normas, qué tanto importaba romperlas un poco más. Sin embargo, todo lo que le dije, había sido rechazado por él, pues no quiso darme una oportunidad, no quiso seguir escuchándome, y lo entendía, no podía juzgarlo por no querer estar conmigo, pues sí que era cierto que lo había tratado de muy mala manera, porque no supe manejar la situación, porque todo el asunto me superó, me rebasó, y no supe cómo actuar, me dejé llevar por mis instintos más primitivos, me quise hacer el distante, el frío, todo para intentar volver a lo de antes, a antes de esa noche, sin embargo, la había cagado, porque no solo no había funcionado, sino que había perdido la confianza de Raúl, había perdido esa dinámica que teníamos, esa amistad que habíamos llegado a conseguir, y si después de la noche que pasamos juntos yo me hubiera dado cuenta de lo mucho que quería estar con él, ahora mismo ya podríamos estar en esa relación que yo tanto deseaba, pero no me di cuenta, no supe lo mucho que había significado él para mí, no hasta una semana después, semana en la cual me dediqué a tratarlo mal, a menospreciarlo, a humillarlo, y me odiaba por eso, porque yo mismo me había atado una soga al cuello, yo me había puesto en este lugar, y aunque sabía que me merecía su rechazo, de igual forma no lo quería, quería que me aceptara, hubiera sido perfecto que cinco minutos atrás, me hubiera dicho que él también quería más de mí, que quería conocerme, estar conmigo, y tal vez ahora podría estar besandolo de nuevo, disfrutando de sus labios, esos que seguían siendo una total tentación para mí. Yo mismo había ocasionado todo esto, con mis actitudes, con la confusión que tardé demasiado tiempo en aclarar, ese fue el problema, que tardé demasiado, me tardé demasiado en darme cuenta de la pasión y el cariño con el que le hice el amor aquella noche, me tardé demasiado en darme cuenta de que no quería nada más que a él, y ahora me encontraba sufriendo, me sentía miserable, con mucho dolor no solo por su rechazo, sino por haberle causado tanto dolor a él, por haberle causado tanta desconfianza hacia mí, porque ahora se pensaba que simplemente quería usarlo, que solamente quería satisfacer mis necesidades con su cuerpo, cuando no era así, y era en verdad un tormento y un pesar enorme que él se sintiera de esa manera, que pensara así de mí, pero me lo merecía, sabía que me merecía sus malos tratos, por imbécil, por haber sido un auténtico gilipollas con alguien que me había hecho sentir tantas cosas, con alguien tan noble, tan inteligente, tan cautivador.
Mi corazón comienza a doler al simplemente recordar su mirada, dolor que se extiende por todo mi pecho, provocandome demasiada angustia, demasiado desconsuelo.
A pesar de querer estar con él, y de haber aceptado que quería una relación, aún me encontraba confundido respecto de mis gustos, de mis preferencias, pues el propio Raúl me había preguntado que desde cuándo era gay, y había sido una pregunta que francamente no supe responder, pues no sabía si lo era, no sabía si a partir de ahora mi gusto iba a ser diferente, si ahora me iba a sentir atraído solamente por los hombres, aunque tampoco lo veía factible, pues no había ningún otro que me atrayera, y tampoco me sentía así por ninguna mujer, solamente sentía atracción por Álvarez, solamente deseaba tenerlo a él, quería estar solo con él, porque me hacía sentir bien en todas las formas posibles, porque no solo quería su cuerpo, sino que también quería su tiempo, sus risas, quería sus miradas tímidas, quería sus charlas para hablar de nuestros gustos, de la vida de cada uno, quería sus sonrisas alegres, quería sus anécdotas, quería su corazón, cada mínima parte, quería todo de él, y así mismo, quería darle todo de mí, todo lo que estaba dentro de mis posibilidades darle, aunque entendía que él no quisiera aceptarme, pues mi actitud últimamente hacia él era pésima, y de verdad me lamentaba eso. De cualquier forma, ya no me interesaba averiguar si mis gustos ya habían cambiado, no me interesaba si esto me hacía homosexual o no, porque no había diferencia, simplemente era alguien sintiendo muchísimas cosas por otra persona, cosas demasiado fuertes y sumamente especiales, aunque esa persona no quisiera estar conmigo.
Me dirijo a mi silla, donde me siento, pensando en todo lo que tenía que hacer, pensando en todo el trabajo que tenía por delante, y francamente no sabía cómo iba a lograr concentrarme lo suficiente para poder realizar mis funciones, no sabía cómo iba a simplemente seguir con mi día con todo lo que me encontraba sintiendo, pues tenía una pesadumbrez en el corazón, el cual estaba herido, estaba triste, porque se encontraba deseando estar con alguien que no quería estar con él.
De igual manera, tampoco sabía cómo íbamos a lograr Raúl y yo continuar con nuestros respectivos trabajos, cómo íbamos a seguir conviviendo día a día ahora que yo le había expresado lo mucho que lo quería a mi lado, cómo iba a lograr verlo a los ojos sin desfallecer ante ellos, porque me parecían demasiado bonitos, porque el ser digno de ser observado por ellos, era un privilegio.
Dejo salir un suspiro, sacando toda la frustración, toda la tristeza, todos los sentimientos negativos que me estaban invadiendo, para después, obligarme a trabajar, redactando autorizaciones, las cuales tenía que haber hecho desde la semana pasada.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora