Me despierto sin alarma, como había estado haciendo durante toda la semana pasada, pues el no tener que ir a trabajar me daba la libertad de despertarme más tarde, aunque de cualquier forma, mi cuerpo estaba bastante acostumbrado a madrugar, por lo que siendo las nueve de la mañana, me encuentro lavando mi cara, queriendo espabilar un poco, para después, dirigirme a la cocina, mirando algo para desayunar.
Estábamos ya a día lunes, y durante todo el fin de semana, me había pasado mis días con Raúl, yendo a desayunar con él, disfrutando de dulces charlas, disfrutando de su compañía, de sus besos, de todo lo que su presencia me brindaba, por lo que mi fin de semana fue perfecto, con su compañía que tanto me encantaba.
La tarde de ayer, la habíamos pasado juntos en mi casa, mirando películas y comiendo en mi sofá, sin embargo, al caer la noche él había decidido irse a casa, a pesar de haberle ofrecido que durmiera conmigo, pero debido a que hoy iba a trabajar, era más cómodo para él dormir en su casa, y lo entendía perfectamente, por lo que esta mañana, había amanecido solo en mi cama, la cual durante este fin de semana, tuvo el privilegio de tener a Raúl durmiendo a mi lado.
Una vez termino de desayunar, tomo una ducha, para después, dirigirme al salón y mirar la televisión, y mientras me encuentro buscando algo para poner, mi móvil suena. Yo miro la pantalla, esperando encontrarme con el nombre de Raúl, o bueno, de Álvarez, que es como lo tenía guardado para no crear sospechas, sin embargo, al leer el nombre de la persona que me estaba llamando, mi corazón se detiene, asustado, sintiéndose nervioso de pronto. Respondo la llamada rápidamente, suponiendo que era importante.
-Diga- Respondo con voz educada.
-Buenos días señor Reborn- Me responde el señor Montes al otro lado del teléfono.
-Buenos días señor- Le respondo en el mismo tono educado de antes.
-Disculpe que le llame, pero necesitaba hablar de algo con usted- Dice, en un tono serio. Mis nervios aumentan de forma considerable, pues el hecho de que el señor Montes, uno de los socios de la junta directiva, me estuviera llamando, me parecía raro, y lo único que podía pensar, era que tal vez tenía noticias acerca de esa denuncia que querían interponer en nombre de Raúl, un tema que me tenía bastante preocupado desde la semana pasada.
-Vale, dígame ¿En qué puedo servirle?- Le pregunto, tranquilo, en mi tono de director ejecutivo servicial, pero sintiéndome demasiado nervioso y tenso, expectante por saber para qué me estaba llamando.
-Bueno, la verdad es que le llamo para pedirle una especie de...favor- Comienza a decir- Lo que pasa es que...estamos teniendo unos ligeros problemas en la empresa...hay bastantes cosas que se han retrasado debido a su suspensión, y aunque su reemplazo, el director general, está haciendo lo mejor que puede...la verdad es que hay algunos asuntos que necesitan resolverse de urgencia...- Agrega. Yo frunzo el ceño, sin comprender aún a dónde quería llegar- Ahora...sé que yo mismo fui quien le impuso ese castigo de una suspensión de siete días, y aunque han pasado solamente cuatro, necesito que regrese a la empresa lo antes posible para que se encargue de estos asuntos...- Agrega, y entonces toda la preocupación y nervios que estaba sintiendo, se esfuman, y en su lugar, aparece emoción y alegría- Espero que con estos cuatro días haya sido suficiente para usted...y espero también que bajo ninguna circunstancia se repita lo que pasó la semana pasada- Termina por decir. Yo sonrío sin poder evitarlo, pues estaba muriéndome de ganas de volver a trabajar, de sentirme útil haciendo mis labores en la oficina, sin estar aburrido en casa, y sobre todo, estaba muriéndome de ganas de ver a Raúl en la oficina de nuevo, pasando mi jornada laboral con él a mi lado, sirviendo como mi asistente de esa forma tan eficiente y encantadora suya. Intentando controlar mi emoción, hablo.
-Vale...entiendo- Comienzo a decir- Pues puedo...puedo presentarme a trabajar hoy mismo de hecho...- Agrego, mirando la hora en mi móvil, notando que eran apenas las diez de la mañana- Y por supuesto, le aseguro que con los días que he tenido de suspensión ha sido suficiente...le aseguro que no volverá a suceder algo como lo de la semana pasada...tiene mi palabra- Termino por decir.
-Vale, perfecto...eso espero señor Reborn, porque estoy depositando mi confianza en usted en este momento...los demás miembros de la junta no estaban de acuerdo en que volviera antes...- Comienza a decir- Y he dado la cara por usted...pues necesitamos de su ayuda ahora mismo, así que por favor...no haga que me arrepienta- Termina por explicar.
-No lo haré señor, y de verdad le agradezco la confianza, le aseguro que no se va a arrepentir, usted sabe cómo trabajo...así que ahora mismo voy a la oficina, y voy a comenzar a encargarme de todo- Respondo, con confianza, sin una sola pizca de duda en mi voz, pues sabía que no había trabajo que no pudiera hacer, ya que llevando en este puesto más de diez años, sabía perfectamente cómo hacer mi trabajo, y sobre todo, sabía trabajar bajo presión.
-Vale perfecto, se lo agradezco señor Reborn- Comienza a decir- En un momento le envío a su correo los asuntos que necesito que salgan hoy mismo de ser posible, son urgentes- Continúa explicando, mientras yo le presto toda mi atención- Estaremos en contacto señor Reborn, cuídese- Agrega.
-Perfecto, sin problema, gracias señor Montes, hasta luego- Le respondo, para después, colgar la llamada.
Demasiado animado y extasiado, me dirijo a mi habitación, vistiendome con un traje, peinandome, poniéndome mi colonia, mi reloj y tomando mi maletín, para después, salir rápidamente por la puerta, ansioso de llegar a la oficina, más que listo para empezar a trabajar después de una semana sin nada que hacer. Una vez dentro del coche, comienzo a conducir a la oficina, pensando en llamarle a Raúl para avisarle que iba a llegar en breves, sin embargo, descarto la idea, pues quería sorprenderlo, quería llegar sin avisar a la oficina y ver en su rostro asombro al verme.
Luego de quince minutos, me encuentro ya aparcando en el estacionamiento subterráneo, para después, dirigirme a recepción, entrando al ascensor y presionando el piso número 19, y mientras este sube, comienzo a sentir demasiada impaciencia, ya no solo por comenzar a trabajar, sino por ver a Raúl, porque lo extrañaba demasiado, y aunque lo había estado viendo cada día después de que saliera de trabajar, extrañaba demasiado trabajar con él, viéndolo ir de un lado a otro, acompañándome en mis reuniones, transcribiendo todo de forma rápida, extrañaba incluso su forma de hablarme, refiriéndose a mí como "Señor Reborn", pues de cara a la demás gente, debíamos de tener aún ese trato de jefe y asistente.
Luego de unos segundos más, finalmente llego al piso 19, y una vez las puertas se abren, veo a lo lejos el escritorio de Raúl, encontrandomelo ahí, sentando en su lugar, completamente concentrado en su ordenador. Yo camino hacia él a paso firme, notando de reojo varias miradas de asombro sobre mí, pues seguramente nadie se esperaba mi presencia el día de hoy. Una vez llego hasta el escritorio de Raúl, hablo.
-Buenas Álvarez- Digo, en un tono educado. Él sube su mirada a mí, pegando un respingo, y una vez me observa, noto evidente sorpresa y confusión en él.
-Reb...eh...señor Reborn...¿Qué...qué hace aquí?- Me pregunta, extrañado. Yo le sonrío, encantado por su reacción.
-Bueno, resulta que la junta ha decidido que vuelva hoy...al parecer hay muchos asuntos pendientes que necesitan que resuelva- Le comento. Él asiente, y es entonces cuando noto el indicio de una sonrisa, una llena de emoción, sin embargo, se pone serio de nuevo rápidamente.
-Vale...vale entiendo- Me responde- Pues me...me alegro de que haya vuelto...bienvenido- Agrega. Yo le sonrío sin poder evitarlo.
-Gracias Álvarez- Respondo, sintiéndome feliz- Ahora...sé que me he perdido de muchas cosas estos días, e imagino que debo de tener muchos mensajes pendientes ¿Correcto?- Le pregunto, y él asiente.
-Correcto, bastantes sí- Me responde.
-Bien, pues ven a mi oficina, necesito que me pongas al día- Le comento. Él asiente, mientras yo me encamino a mi oficina, con Raúl siguiendome de cerca, y una vez entramos ambos, yo cierro la puerta, poniendo el seguro, y al girarme hacia Raúl de nuevo, lo veo con una enorme sonrisa en su rostro, mientras deja su agenda en la silla frente a mi escritorio.
Queriendo saludarlo como era debido, dejo mi maletín rápidamente en mi escritorio, para después, acercarme a él, besando sus labios con dulzura, tomándolo por la cintura y pegandolo a mí, sintiendo sus tersos labios moverse sobre los míos con cariño, hasta que luego de unos segundos, me alejo de él, aunque con mi cuerpo aún pegado al suyo- Sorpresa- Le comento en voz baja, recibiendo de él una sonrisa.
-Reborn...¿Qué...qué ha pasado?- Me pregunta, sorprendido, aún con esa sonrisa en sus labios.
-Ya te lo he dicho...Montes me ha llamado para pedirme que volviera el día hoy...al parecer se han atrasado muchas cosas- Le respondo, sonriente, tomándolo por la cintura con fuerza.
-Vale pero...¿Por qué no me avisaste que vendrías?- Me pregunta. Yo me rio.
-Bueno, te quería sorprender...- Le respondo.
-Pues lo has hecho...- Me responde, sonriente. Yo me acerco de nuevo a sus labios, dejando en ellos unos cuantos besos cortos y fugaces.
-Te extrañaba tanto...- Le comento en voz baja- En plan...extrañaba verte así...trabajando, en tu escritorio...- Agrego, acercando mis labios ahora a su cuello, dejando cortos besos- Extrañaba que me llamaras señor Reborn...eso me encanta...- Agrego en voz baja, besando su cuello con hambre. Raúl se ríe por lo bajo, mientras siento sus manos en mi espalda.
-Yo también te extrañaba...no sabes cuanto- Comienza a decir- Cada vez que entraba a tu oficina sentía un vacío enorme...no es lo mismo estar aquí sin ti...- Termina por decir. Yo subo mi mirada a él, sonriendole, pegando mi frente en la suya.
-Pues aquí me tienes...- Le comento, recibiendo de él una sonrisa llena de alegría, mientras se acerca a mí, besandome con efusividad, con evidente desesperación, mientras sus manos me toman del cabello y me pegan a él. Yo me dejo llevar por su beso, sintiéndome perder la cordura poco a poco, encendiendome por completo al sentir su lengua danzando con la mía, y luego de unos segundos, se aparta de mí, respirando con dificultad, al igual que yo.
-Bienvenido de nuevo...- Me dice. Yo le sonrío, dejando un par de besos más en sus labios.
-Gracias amor...- Respondo, autenticamente feliz- Ahora...aunque me gustaría seguir besandote por un buen rato...realmente necesito que me pongas al día de todo lo que ha pasado- Agrego, alejándome de él, echando un vistazo alrededor de mi oficina- Joder, cómo extrañaba mi oficina tío...- Agrego. Raúl ríe ante mi comentario, mientras toma su agenda de la silla, y al verla, una sonrisa sale por si sola de mis labios, pues era la nueva agenda que yo le había dado el viernes, esa que tenía nuestras iniciales en la portada. Él abre la misma, buscando entre varias páginas, para después, mirarme, mientras yo me encamino hacia detrás de mi escritorio, abriendo mi maletín y mirando los papeles que había dejado dentro. Luego de unos segundos, Raúl habla.
-Vale a ver...realmente hay bastantes cosas que necesito comentarte- Comienza a decir, mirando su agenda- Para empezar, te he agendado varias reuniones para el día jueves, que es cuando realmente volvías, pero ya que has vuelto antes, te las voy a reagendar para estos días, incluso para hoy mismo si es posible...- Agrega, y yo asiento- Hay algunas que son con los departamentos de mercadotecnia, contabilidad, redacción, publicidad, producción, logística y ventas- Agrega.
-Hostia puta...no veas- Le comento, pues eran demasiadas. Él me mira, sonriendo.
-Lo sé, son muchas, pero como te he dicho, se han estado acumulando debido a tu ausencia- Me comenta- Además de esas, tienes reuniones con socios bancarios de varios bancos e instituciones financieras, y también tienes un par de videollamadas con varios inversores, unos cuantos son de Madrid, otros de Londres, y hay varios de algunas empresas de Estados Unidos- Continúa explicando, mientras yo le presto toda mi atención- Por ahora te menciono todo esto por encima, ya cuando sean las reuniones te especifico exactamente con quienes te reunirás- Agrega.
-Vale perfecto- Le comento, asintiendo, intentando absorber toda la información- ¿Qué más?- Le pregunto.
-Esos papeles que tienes sobre tu escritorio, son autorizaciones, correcciones de contratos, facturas y permisos de prestamos, te los he dejado ahí para que los firmaras cuando llegaras, no son urgentes, pero es mejor si los firmas hoy mismo- Me explica. Yo miro los papeles uno a uno, leyendo un poco por encima su contenido. -En cuanto a los mensajes que me han dejado para ti...tengo bastantes...así que ponte cómodo, que esto va a ser un rato- Me dice. Yo le sonrío, fascinado por su forma de trabajar, mientras miro de nuevo la agenda en sus manos.
-Adelante Álvarez- Le comento, recibiendo de él una sonrisa hermosa, y por los siguientes minutos, Raúl se dedica a comentarme acerca de todos esos mensajes importantes que me habían dejado algunos socios, inversionistas, jefes de departamento y demás personas, mientras yo me encargo de firmar los documentos que me había dejado sobre el escritorio, uno a uno, escuchándolo atentamente, hasta que luego de diez minutos, finalmente terminamos- ¿Eso sería todo?- Le pregunto, firmando las últimas facturas.
-Eso es todo, ahora solo me falta reagendar algunas reuniones, como te he dicho antes- Me responde Raúl. Yo asiento, aún con mi atención fija en los papeles frente a mí.
-Vale bien, pues cuando las reagendes me dices...solo para saber qué días las tendré- Le comento, firmando la última factura.
-Por supuesto, yo te aviso- Me responde. Yo ordeno el montón de papeles firmados, tomandolo y poniéndome de pie, para después, dirigirme a Raúl.
-Aquí tienes, todo firmado- Le digo, tendiendole el montón de papeles. Él me sonríe, tomando el montón y mirando los documentos un poco por encima, para después, asentir.
-Vale bien- Me comenta, mirándome. Le dedico una sonrisa, mientras subo mi mano a su rostro, acariciandolo con cariño, de forma suave.
-Gracias por tu trabajo durante estos días...sé que no ha sido fácil...- Le comento, acariciando su rostro- Y me encanta volver...y ver que te has encargado de todo en mi ausencia...- Agrego, pensando en la forma en que tenía todo tan organizado. Raúl me sonríe, de forma tierna, disfrutando de mis caricias en su mejilla.
-Es mi trabajo...jefe- Me responde. Yo me rio, sintiéndome de pronto encendido por su respuesta, mientras recibo de Raúl una mirada llena de diversión. Demasiado atraído por su mirada, me acerco a él, besandolo con fuerza, devorando sus labios con deseo, mientras lo tomo del rostro y lo acerco a mí, envueltos en un beso pasional, hasta que luego de unos segundos, sintiendo demasiado calor y una falta de aire importante, hablo.
-Oye sabes que...¿Sabes que hoy cumplimos una semana de pareja?- Le comento, recibiendo de él una sonrisa.
-Sí...lo he recordado esta mañana al despertar...- Me dice en voz baja. Yo le sonrío, recordando lo feliz que me estaba haciendo en tan solo una semana.
-Yo pensaba regalarte algo la verdad, pero me ha llamado Montes y ya no me dio tiempo de nada- Le digo, pues aunque no sabía realmente que comprarle, sí que tenía la idea de celebrar de alguna manera al menos.
-No pasa nada- Me dice, negando con la cabeza- Que ya me has dado muchas cosas, basta ya- Agrega, riendo un poco. Yo me rio, bajando mi mirada hasta ese sujeta corbatas que se encontraba ahora en su pecho, y al mirarlo, una sonrisa sale por si sola de mí.
-Bueno y las que faltan- Le respondo. Él me mira fijamente, negando con la cabeza, sonriéndome- Gracias por hacerme tan feliz esta semana...- Le comento.
-Gracias a ti...- Me responde, mirándome con alegría en sus ojos. Yo le sonrío, acercándome a su boca, tomándola con pasión, adueñandome de ella en segundos, introduciendo mi lengua y buscando la suya, devorandolo entero, a mi antojo, como si estuviéramos en la privacidad de mi casa y no en mi oficina, un lugar en el cual era bastante imprudente besarlo de esta manera, pero me era difícil recordar dónde nos encontrabamos, cuando sus labios me llevaban al cielo tan rápidamente, porque me perdía en ellos, me dejaba llevar. Raúl corresponde a mi beso con la misma intensidad, con el mismo fuego, y en nuestro beso, podía notar demasiada urgencia, así como una excitación latente, y debido a que no habíamos tenido relaciones de nuevo desde el viernes pasado en mi casa, tanto él como yo teníamos mucho deseo contenido, uno que no podíamos saciar aquí. Sintiendo una falta de aire muy grande, me alejo de él, sin querer hacerlo realmente.
-Tengo que...tengo que trabajar- Le digo con dificultad, sintiéndome acalorado y algo aturdido por el beso- Y tú también...además, creo que llevamos ya demasiado tiempo encerrados aquí dentro, no quiero que se vea sospechoso- Agrego, aún tomando su rostro entre mis manos, deseando no tener que alejarme de él y poder seguir besandolo. Raúl asiente, sonriendo.
-Vale...- Me responde- Me voy a mi escritorio, si necesitas algo me llamas...- Agrega. Yo asiento, sonriendole, para después, dejar un último beso en sus labios, uno suave esta vez, y al alejarme, Raúl me da un par de besos más, para después, alejarse de mí- Con permiso señor- Agrega, dirigiendose a la puerta, abriendo el seguro. Yo lo observo divertido, notando en sus manos su agenda y ese montón de papeles que había firmado antes.
-Por cierto...bonita agenda Álvarez- Le comento cuando se encuentra aún en la puerta. Él se gira a mirarme, dedicándome una sonrisa cómplice.
-Gracias...fue un regalo de mi pareja- Me responde, alegre- O de mi jefe...no me acuerdo bien...- Agrega, en voz baja. Yo me rio por su respuesta- Con permiso- Agrega, riendo un poco, para después, salir por la puerta. Yo me quedo mirando la oscura madera, sonriendo, perdido, encantado por Raúl, y luego de unos segundos, me dirijo a mi silla, sentándome en la misma, dispuesto a comenzar a trabajar en todos esos asuntos que eran sumamente importantes, sin embargo, la imagen de Raúl aparece en mi cabeza, así como sus sonrisas, sus miradas, y esos besos que habíamos compartido minutos atrás. A pesar de haber dicho que dentro de la oficina tendríamos sumo cuidado para no ser pillados, la verdad es que eso se me había olvidado por completo al momento de verlo, porque lo deseaba de sobremanera, y tenerlo frente a mí, sin nadie mirando, con la puerta bajo seguro, me provocaba demasiada tentación de probar sus labios, los cuales eran para mí un paraíso, sin embargo, debía recordar que teníamos que ser cuidadosos, demasiado, a pesar de estar en la comodidad de mi oficina, no podíamos tomar esos riesgos, sin importar cuanto deseara a Raúl.
Una vez me veo capaz de dejar de pensar en él, y en todo lo que me provocaba, decido comenzar a trabajar, sintiéndome alegre de por fin estar de vuelta en la oficina, y aunque había temas que seguían preocupándome, como esa denuncia que iba a hacer la junta directiva en nombre de Raúl, decido enfocarme en ser positivo, pensando en que todo iba a salir bien.
Abro mi correo, decidido a enfocarme en mis labores, y una vez miro la bandeja de entrada, encuentro ese correo que el señor Montes me había dicho que me enviaría, ese que contenía todos los asuntos urgentes que debían salir hoy mismo. Una vez lo miro por encima, decido ponerme inmediatamente a ello, sin embargo, antes de ocuparme en todo eso, debía llamar a Andy, pues tenía que avisarle que estaba de vuelta en la oficina, por lo que tomo el teléfono y le llamo.
-Diga- Me responde.
-Hola buenas- Digo, de forma alegre.
-Hostias...¿Reborn? ¿Qué haces en la oficina?- Me pregunta. Yo frunzo el ceño, extrañado, pues no comprendía cómo es que sabía que estaba aquí.
-¿Cómo sabes que estoy en la oficina?- Le pregunto, riendo un poco.
-Me sale aquí en el teléfono "oficina director ejecutivo" gilipollas- Me responde. Yo me rio a carcajadas, pues tenía razón, había olvidado por completo que se podía mirar de dónde estaban llamando.
-Ah coño, es verdad- Le digo entre risas. Él ríe también.
-¿Qué haces ahí?- Me pregunta.
-Bueno, el señor Montes me ha llamado esta mañana para decirme que me necesitaba de vuelta en la oficina para unos cuantos asuntos urgentes...al parecer hay varias cosas que se han atrasado y necesitan mi ayuda- Le respondo.
-Vaya, quién iba a decir que el hecho de que se fuera el director ejecutivo de vacaciones, iba a retrasar las cosas por aquí- Me responde. Yo me rio ante su comentario, el cual llevaba demasiado sarcasmo.
-Correcto, nadie se lo esperaba- Le comento, riendo.
-Joder...pues me alegro que hayas vuelto...- Me responde- ¿Qué más te ha dicho Montes? ¿Cómo están las cosas con el tema de Raúl?- Me pregunta.
-De eso no me ha dicho nada aún...supongo que aún están ocupados en ese tema...- Le comento, sintiendo de pronto preocupación al recordar eso.
-Vale entiendo- Me dice- Bueno pues, bienvenido de vuelta, que imagino que ya querías volver a trabajar- Agrega.
-Correcto, me moría de aburrimiento, además, el no hacer nada me estresa- Le comento.
-Ya, lo sé- Me responde, riendo- Entonces...¿Hoy nos vemos para comer? Así te pongo al día de todo lo que ha pasado estos días- Agrega.
-Vale sí, tengo bastante trabajo pero puedo hacer hueco- Le comento.
-Vale perfecto, pues más tarde nos vemos entonces- Responde.
-Venga, nos vemos Andy- Le digo, para después, cortar la llamada.
Habiendo ya hablado con Andy, me concentro en leer el correo con los asuntos urgentes de nuevo, para después, comenzar a encargarme de todo, queriendo ser lo más rápido y eficiente posible, sintiéndome alegre de por fin estar haciendo algo útil con mi tiempo, y así, hundido en mucho trabajo, la mañana se pasa rápidamente.
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¿Solo mi jefe?
RomancePara el señor Reborn, Álvarez era un nuevo y novato asistente, uno al que debía acostumbrarse. Para Raúl Álvarez, el señor Reborn era su nuevo jefe, uno con un difícil temperamento y una actitud cambiante. Un nuevo trabajo siempre conlleva cambios...