Capítulo 1

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Narra Reborn

Bajo de mi coche, caminando con paso decidido hacia la entrada del edificio.
Por el camino me encuentro con diferentes personas, las cuales me saludan cordialmente, como cada mañana, y a cada una de ellas dedico un asentimiento de cabeza a modo de saludo. Así mismo, además de saludos cordiales, me encuentro con alguna que otra mirada furtiva, algunas con miedo, otras con curiosidad, y muchas otras coquetas, sonrientes. Ignorando dichas miradas, continúo mi camino hacia los ascensores, y una vez frente a la puerta de uno de ellos, oprimo el botón para llamarlo, luego de unos cuantos segundos, las puertas se abren, dejándome ver a dos personas dentro, totalmente desconocidas para mí, sin embargo, me sonríen amablemente, yo nuevamente hago un cordial asentimiento de cabeza, para después, subir al ascensor y oprimir el piso 19.
Mientras espero a llegar a dicho piso, dejo mi malentin en el suelo, para después, acomodar mi corbata, a pesar de estar impoluta y en su sitio, sin embargo, por mera costumbre, la acomodo de nuevo, mirándome en el espejo del ascensor, y una vez termino con ese proceso, acomodo también las mangas de mi camisa por debajo de la americana. Sintiéndome satisfecho con el resultado, tomo de nuevo mi maletín del suelo, y luego de un par de segundos más, el ascensor abre sus puertas.
Al momento de salir, puedo notar inmediatamente varias miradas sobre mí, nuevamente algunas de ellas con miedo, y mientras camino hacia mi oficina, al fondo del pasillo, puedo ver varias personas corriendo de un lado a otro, dirigiendose rápidamente hacia sus respectivos escritorios.
Una vez llego a la puerta de mi oficina, entro rápidamente, dejando mi maletín sobre mi escritorio, y estando aún de espaldas a la puerta, puedo escuchar cómo esta se abre.
-Buenos días señor- Escucho la voz de mi asistente a mis espaldas.
-Buenos días- Respondo sin mirarlo, sacando un par de papeles que necesitaba de mi maletín.
-Le traigo un par de documentos que necesito que firme- Comienza a decir, acercándose al escritorio, a un lado mío, dejando dichos papeles en la superficie, a mi vista - También necesito que confirme un par de reuniones para este mes, quiero dejarle todo listo antes de irme- Me dice. Yo asiento, y una vez encuentro los papeles que estaba buscando dentro del maletín, los dejo sobre el escritorio, para posteriormente, tomar los papeles que él había dejado segundos atrás. Los miro rápidamente, y una vez leo por encima su contenido, los firmo.
-Las estadísticas que te pedí el día de ayer ¿Las tienes ya?- Le pregunto, él asiente.
-Si señor, están listas, solo necesito que el departamento de contabilidad las firme, ahora mismo voy para allá- Responde rápidamente, yo asiento.
-Vale perfecto- Respondo, caminando hacia detrás del escritorio, sentándome en la silla.
-Una cosa más, señor- Comienza a decir, yo lo miro. -El día de ayer finalmente terminé con las entrevistas que tenía programadas, y creo que he encontrado a mi reemplazo- Explica, y yo alzo las cejas en señal de sorpresa.
-¿Tan pronto? Si llevas solo una semana entrevistando gente- Comento.
-Ya...pero creo que no necesito buscar más, el chico al que he entrevistado encaja bastante bien, tiene el perfil perfecto para este puesto, y además ya tiene experiencia como asistente personal, a mi punto de vista es ideal para el puesto- Me explica. Yo asiento lentamente, pensando en lo que acababa de decirme.
-Vale...si tú así lo consideras...está bien, ya te he dicho que confiaba en ti plenamente para buscar tu propio reemplazo, luego de seis años trabajando para mí, sé que sabes perfectamente cómo trabajo, y cómo me gusta que se hagan las cosas aquí- Comento. Alex asiente.
-Correcto- Me dice- De igual manera, me gustaría que usted mismo lo entrevistara, yo pienso que es perfecto para el puesto, pero antes de contratarlo me gustaría que usted le diera el visto bueno, evidentemente.- Me dice. Yo asiento.
-Vale bien, agendale una cita conmigo lo antes posible, que quiero dejar eso ya finiquitado.- Respondo.
-De hecho, usted tiene hueco hoy mismo en la tarde, a las cinco y media- Comienza a decir, mirando su agenda, la cual sabía que estaba repleta de citas y reuniones mías.
-Ah vale, perfecto, pues citalo para hoy mismo entonces.- Digo.
-Perfecto, lo llamo y si está disponible para venir hoy, le aviso señor- Responde.
-Vale, bien- Digo, para después volver la vista hacia los documentos que tenía sobre mi escritorio.
-Con permiso, señor- Dice, tomando los papeles que había firmado previamente y saliendo por la puerta.
Mientras miro los documentos frente a mí, pienso en Alex, y en la manera en que trabajaba, lo eficiente que era, lo bien que manejaba mi agenda, mis asuntos laborales, la manera en que me recordaba cosas que yo solía olvidar, la forma en que mi trabajo parecía menos pesado si lo tenía a él como asistente. Era un excelente trabajador, y me pesaba bastante el hecho de que tuviera que irse. Llevaba trabajando en la empresa seis años, años en los cuales se acostumbró a mi forma de trabajar, a mi manera de ser, a mi carácter fuerte, a mi forma metódica y a veces obsesiva de hacer mi trabajo, y siendo sincero, dudaba que cualquiera pudiera llenar sus zapatos, porque en seis años me había acostumbrado a su forma de trabajar, y sobre todo, él se había acostumbrado a mi forma de trabajar, la cual no era sencilla ni fácil de manejar.
Lamentablemente, Alex se mudaba del país, lo cual evidentemente lo imposibilitaba para seguir trabajando para mí, y al momento de saber que se iría, quise dejar en sus manos toda la responsabilidad de buscar a su propio reemplazo, porque sabía que no había nadie más capaz, que él, él sabía lo que yo necesitaba en un asistente personal, sabía el perfil que se necesitaba para este puesto, y quién mejor para encontrarme a un nuevo asistente, que quien llevaba trabajando conmigo tantos años.
Luego de unos cuantos minutos revisando los documentos frente a mí, enciendo mi ordenador, para después concentrarme en el trabajo que tenía pendiente, el cual era bastante.
Casi una hora más tarde, Alex entra de nuevo a mi oficina, sin tocar, pues era el único que podía entrar sin tocar la puerta ni pedir permiso, luego de tantos años, se había ganado ese derecho, aunque de cualquier forma, había veces en que ni siquiera me hablaba al entrar a mi oficina, pues algunas veces solo entraba a buscar documentos del archivero y salía tan rápido como había entrado, y eso era algo que lo caracterizaba, que era rápido y eficiente, sin hacerse notar, sin interrumpir ni hacer ruido, algo que yo necesitaba para hacer mi trabajo, pues solía concentrarme bastante, y no me gustaban las interrupciones.
-Disculpe señor, pero el chico al que he seleccionado para el puesto está disponible para entrevista hoy, vendrá a las cinco y media a reunirse con usted- Me dice, asomando solamente la cabeza por la puerta.
-Vale perfecto- Le digo, mirándolo. - Espero que hayas tenido buen ojo para esto...- Le digo, y él sonríe con orgullo.
-No se preocupe, que creo que el chico es perfecto para trabajar para usted, ya lo verá- Me dice.
-Eso espero...que ya te digo que no es fácil reemplazarte- Le digo, pues era un asistente excelente.
-Muchas gracias señor- Me dice sonriendo, con un asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento, para después, salir de nuevo de la oficina, sin embargo, yo lo llamo.
-Eh Alex- Le digo, y él vuelve a asomar la cabeza por entre la puerta.
-Digame- Responde.
-¿Cómo se llama el chico?- Pregunto, pues debía poner un recordatorio en mi escritorio para no olvidarme de la entrevista, además de que tenía curiosidad.
-Raúl Álvarez- Responde. Yo rápidamente anoto ese nombre.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora