Capítulo 85

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-Hacerte feliz me llena el alma amor...no tienes nada que agradecer- Le digo, sonriendo, acariciando sus piernas- Y también me emociona muchísimo ir contigo...y ahora serán tres semanas...tres semanas teniendote solo para mí...una maravilla- Termino por decir. Raúl ríe ante mi comentario, para después, acercarse a mis labios, tomandolos con ansias, como si fueran suyos, que lo eran evidentemente.
Acababa de darle a Raúl ese viaje que llevaba ya días planeando, uno que me hubiera gustado realizar en este cumpleaños, pero debido a todo el trabajo que tenía, y a la poca antelación con la que me enteré de su cumpleaños, no había sido posible, sin embargo, había decidido planear un viaje justo para dentro de un año, en su cumpleaños, de tres semanas a las Maldivas, siendo este nuestro primer viaje juntos, uno que no involucrara a la empresa, ni reuniones ni trabajo, solo disfrutar de nuestras vacaciones juntos, y me emocionaba de sobremanera, de alguna forma quería adelantar el tiempo, para irnos, para estar con él, conociendo otro lugar más, tomados de la mano sin ningún tipo de miedo ni restricción.
Raúl continúa besandome, introduciendo su lengua en mi boca, volviéndome loco, encendiendome rápidamente, y mientras disfruto de su pasión, siento como se mueve suavemente sobre mí, excitandome aún más, lo que me provoca emitir un ligero gruñido sobre sus labios, pues me encontraba ya ansioso de él. Raúl baja sus labios de mi boca, a mi cuello, devorandolo, lamiendolo de forma indecente, lo que me provoca comenzar a jadear, pues estaba ya sintiendo una falta de aire muy grande. Comienzo a considerar la posibilidad de hacerlo aquí mismo, pensando en que realmente nadie iba a subir aquí, y mientras pienso en ello, disfrutando de los besos indecentes de Raúl, mi móvil suena de pronto.
Él se aleja de mí cuello, mientras yo busco mi móvil por la mesa.
-No te detengas- Le digo, agitado, pues sus besos me estaban encantando. Él me sonríe, bajando de nuevo a mi cuello y besandolo de la misma forma obscena de antes, pasando su lengua por mi piel, lo que me provoca un escalofrío, el cual se aloja en mi entrepierna- Joder...- Digo, totalmente excitado, pensando en responder la llamada rápidamente para después bajar a mi apartamento y saciar en su cuerpo estas ganas que tenía de él. Sin siquiera mirar el nombre de quien me estaba llamando, respondo, subiendo mi cabeza para darle un mejor acceso a Raúl a mi cuello- ¿Hola?- Digo una vez respondo la llamada.
-Buenas noches señor Reborn, soy el señor Montes, disculpe que lo llame a estas horas- Me responde Montes al otro lado del teléfono. Yo me tenso al instante, incorporándome un poco.
-Señor Montes...buenas noches, dígame- Le digo, algo nervioso. Raúl se aleja de inmediato de mi cuello al escucharme, dedicándome una mirada llena de preocupación, una que seguramente yo también tenía, pues una llamada de Montes solamente podía significar que tenía noticias sobre la denuncia que se había interpuesto en nombre de Raúl en contra de Sergio.
-Seré breve señor Reborn, lo que pasa es que, como bien sabe, hemos interpuesto la denuncia en contra del señor Sergio Sierra a nombre de su asistente, el señor Álvarez- Comienza a decir, Montes, mientras yo lo escucho atentamente, sintiéndome nervioso, con la mirada llena de preocupación de Raúl sobre mí- Y bueno, la denuncia ha procedido, han notificado al señor Sierra de dicha denuncia esta tarde, y hoy mismo, nuestro equipo legal se ha encargado de hacerle saber sobre esa reunión que queremos tener con él para llegar a una especie de trato- Agrega Montes.
-Vale...entiendo- Digo, demasiado tenso, queriendo saber qué es lo que había dicho Sergio.
-Y bueno, después de comentarle que queríamos llegar a un acuerdo con él, su abogado ha accedido- Me dice Montes, haciéndome sentir un alivio enorme, pues me preocupaba que Sergio ni siquiera quisiera escuchar el acuerdo que queríamos hacerle.
-Vale, bien...- Le respondo.
-Solo que hay un tema...que quiero comentarle primero a usted- Comienza a decir- El señor Sierra ha accedido a reunirse con el señor Álvarez, pero solo con él, no quiere ningún tipo de intervención de parte de nuestro equipo legal, ni de usted, solo quiere hablar con el señor Álvarez- Agrega. Mis ojos se abren muchísimo, mientras que la preocupación que ya estaba sintiendo, aumenta, apareciendo también rabia al pensar en que Sergio quería ver solamente a Raúl, algo que bajo ninguna circunstancia pensaba permitir.
-Eso no va a ser posible...de ninguna manera- Le respondo, serio, molesto.
-Un momento señor Reborn, solo le comento esto porque es lo que Sierra nos ha dicho, nuestro equipo legal va a comunicarse con él de nuevo mañana para intentar convencerlo de reunirse con todos nosotros- Comienza a decir- No podemos permitir que sea solamente el señor Álvarez, necesitamos ahí a los abogados, quienes tienen la capacidad para externarle el trato de una forma que haga que lo acepte- Termina por decir Montes. Yo me enfurezco aún más, pensando en que a Montes no le importaba exponer a Raúl frente a Sergio, pues lo que le interesaba, era que Sergio aceptara ese estúpido trato.
-Vale, entiendo...- Comienzo a decir, intentando calmarme- Pues que hagan lo que sea necesario...- Agrego.
-Eso haremos, mañana le llamo para avisarle si hemos conseguido que Sergio acepte al equipo legal en esa reunión, ahora le llamaré al señor Álvarez para informarle también acerca de esto- Agrega.
-Ah...eh...¿Ahora mismo?- Pregunto, algo nervioso, con la mirada llena de preocupación de Raúl sobre mí.
-Sí, solo he querido llamarle a usted primero para contarle sobre lo que ha pasado, y le repito, intentaremos convencer al señor Sierra de que también el equipo legal esté presente, ya le informaré qué decide- Termina por decir. Mi frustración y enfado aumentan, pues en caso de que Sergio no aceptara y quisiera reunirse solo con Raúl, yo no pensaba permitir bajo ningún concepto que esa reunión se llevara a cabo, no iba a exponerlo a él solo con ese gilipollas, sin importar las consecuencias, sin importar lo que Montes, la junta directiva o el equipo legal quisieran, yo no iba a permitirlo.
-Vale...bien, espero su llamada entonces...- Le comento.
-Estamos en contacto señor Reborn, que pase buena noche- Me responde.
-Igualmente señor, gracias- Le digo, para después, cortar la llamada, y es entonces cuando Raúl habla, visiblemente preocupado.
-¿Qué ha pasado? ¿Qué quería?- Me pregunta, demasiado nervioso, y angustiado. Yo dejo salir un suspiro lleno de frustración, sin saber cómo decirle a Raúl lo que el señor Montes me acababa de comentar, sintiéndome muy preocupado e incluso triste por la situación en la que él se encontraba ahora mismo, sin poder hacer realmente nada más que esperar.
-Era...era Montes...me ha llamado para avisarme que...que el equipo legal de Sergio ha aceptado reunirse con nosotros para hablar del trato que queremos hacerle- Le digo, serio, pensativo. Raúl se me queda mirando, extrañado.
-Vale...vale pues...es bueno ¿No? Teníamos miedo de que no quisiera ni escucharnos- Me responde. Yo lo miro, aún preocupado.
-No...lo que pasa es que...él ha aceptado reunirse...pero no quiere a nadie presente...solo a ti- Agrego, en voz baja, triste, con demasiada angustia. Raúl abre mucho sus ojos, sorprendido, y podía notar también preocupación en él, algo que odiaba, odiaba que se encontrara así, intranquilo, nervioso, y más en su cumpleaños, me molestaba demasiado, porque acababan de arruinar lo bien que lo estábamos pasando, lo tranquilos y felices que estábamos festejando su cumpleaños, y eso me cabreaba, muchísimo.
-Vale...pero...entonces...- Comienza a decir, y justo en ese momento, su móvil comienza a sonar. Raúl lo mira, extrañado y nervioso.
-Es Montes...me ha dicho que te iba a llamar para avisarte de esto- Le digo, acariciando su cintura, queriendo darle algo de tranquilidad, pues lo veía muy nervioso- Solo responde, tranquilo, que te diga lo que tiene que decir y ya- Agrego. Raúl asiente, para después, tomar su móvil de la mesa, respondiendo la llamada.
-¿Diga?- Responde. Yo me le quedo mirando, esperando mientras acaricio su cintura, haciéndole saber que me tenía aquí- Hola señor ¿Qué tal?- Vuelve a decir Raúl, mirándome- Bien sí...no, no se preocupe, no pasa nada- Agrega- Vale...vale entiendo...- Dice, mientras me observa, inquieto- Vale...¿Y cómo podrían convencerlo?- Pregunta, escuchando atentamente a Montes- Vale...bien...okey- Responde, asintiendo- Vale pues...estaré esperando...sí...sí gracias...muy bien...gracias señor, igualmente...adiós- Termina por decir Raúl, para después, cortar la llamada, mirándome, con evidentes nervios en sus ojos, unos que odiaba ver. Yo le sonrío, intentando darle calma, aunque yo me encontraba bastante nervioso y alterado, pero sobre todo, lleno de rabia, con Sergio, con Montes, conmigo mismo por haber puesto a Raúl en esta situación.
-Todo está bien amor...tranquilo- Le digo, acariciando su rostro. Él me sonríe- ¿Qué te ha dicho Montes? ¿Lo de la reunión solamente?- Pregunto, y él asiente.
-Sí, me ha dicho que el equipo legal tiene formas de convencerlo para que acepten que yo esté acompañado, y que mañana me va a llamar para avisarme qué ha pasado- Me dice. Yo asiento, aún acariciando su rostro.
-Vale, bien- Le digo- Pues, ahora solo toca esperar, no podemos hacer otra cosa- Agrego. Él me mira, con mucha preocupación en su mirada, por lo que vuelvo a hablar, sintiéndome angustiado de verlo a él tan nervioso- ¿Qué pasa?- Le pregunto, preocupado.
Raúl se encoge de hombros.
-No sé...es que...si no logran convencerlo de que yo esté acompañado...yo no voy a saber qué decirle, no voy a saber hablarle sobre el trato de una forma para que acepte- Me dice. Yo asiento, dejando aún suaves caricias en su mejilla, y mirandolo fijamente a los ojos, hablo.
-Vale...escúchame- Comienzo a decir- Si Sergio no acepta reunirse con el equipo legal, y quiere reunirse solo contigo, desde ya te digo que te puedes quedar tranquilo, porque no pienso permitirlo- Agrego, con voz baja, tranquila- No te voy a exponer todavía más a ese gilipollas, y mucho menos tú solo...me suda la polla lo que diga Montes, o la junta o su puta madre, no te voy a dejar solo...¿Vale?- Termino por decir. Raúl se me queda mirando, pensativo.
-Pero si no me reúno con él, no vamos a poder llegar a ningún acuerdo, y entonces no va a retirar esa denuncia que tiene en tu contra- Me comenta. Yo niego con la cabeza.
-No te preocupes por eso...ya habrá otra manera, no me importa continuar con esa denuncia...lo que no voy a hacer, es dejar que te reunas tú solo con ese imbécil, no te quiero nervioso ni tenso, y no pienso dejar que aproveche la oportunidad para ofenderte de nuevo, así que, como te he dicho, o nos reunimos todos con él, o echamos todo esto para atrás, pero tú no te reúnes solo con él ni de coña...- Le comento. Raúl me sonríe, y podía notarlo ahora más tranquilo.
-Vale...- Me responde. Yo le sonrío, acercándome a su mejilla, dejando en ella un tierno beso.
-Ahora, te recuerdo que estamos en la celebración de tu cumpleaños...- Comienzo a decir, queriendo olvidar todo lo que acababa de pasar, queriendo dejar ese tema de Sergio, al menos por hoy, porque este era el día de Raúl, uno que no pensaba permitir que Montes y sus mierdas echaran a perder- Vamos a olvidarnos de la denuncia...de Sergio, de todo...ahora no podemos hacer nada, y no tiene sentido preocuparnos por eso...quiero que estés tranquilo, quiero que disfrutes tu cumpleaños, a mi lado...así que por favor no pienses en eso...mejor piensa en ese viaje que estaremos realizando en un año, piensa en que estamos tú y yo, aquí solos en esta azotea, piensa en que...si no mal recuerdo...tengo un regalo más que darte...- Agrego, con segundas intenciones, acercándome a su cuello, dejando en él un beso con toda la intención de encender a Raúl. Una vez me alejo, lo miro a los ojos, recibiendo de él una sonrisa dulce.
-Vale...tienes razón...- Me dice, acercándose a mis labios, dejando breves besos- Ahora...me gustaría que me dieras ese regalo...que llevo todo el día deseandolo- Agrega, con voz baja. Sus palabras me calientan de sobremanera, mientras le sonrío, pensando en que con todo el gusto del mundo, yo pensaba cumplir su petición, por lo que comienzo a besarlo, con muchísima intensidad, dejando en su boca deseo, cariño, hambre, queriendo alejar de él todos los pensamientos sobre esa denuncia, y queriendo encenderlo para mí, por lo que comienzo a acariciar sus piernas, subiendo lentamente por ellas, hasta llegar a su entrepierna, la cual también acaricio, con todo el descaro y la libertad del mundo. Mientras me deleito con su urgente beso, pienso de nuevo en la posibilidad de hacerlo con él aquí mismo, algo que descarto casi al instante, pues por un lado, podía llegar algún vecino del edificio aquí arriba, y entonces se encontraría con un espectáculo seguramente bastante desagradable para él, y por otro lado, la verdad es que hacía bastante frío aquí arriba como para realizar actividades con tan poca ropa, por lo que me decido a bajar a mi apartamento, y mejor hacer el amor en mi cama, como tantas veces lo habíamos hecho ya.

¿Solo mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora