Capítulo 10.- La culpa es tuya (MinSuk)

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Al llegar a casa, MinSuk se sintió completamente agotado.

Le flaqueaban las piernas, las fuerzas lo abandonaban, le dolía todo el cuerpo.

"¿Por qué tengo que pasar por todo esto?", se preguntaba.

Tras unos instantes, se sentó en un rinconcito entre su cama y la mesilla, como si así pudiera escapar del mundo.

Haciéndose más pequeño, se abrazó las rodillas, en una suerte de postura defensiva en la que se replegaba contra sí mismo, como si allí nadie pudiera hacerle daño.

"¿Por qué me pasa esto?", se preguntó de nuevo.

Parecía haber sólo una respuesta: la culpa era suya.

No recordaba cómo había empezado toda aquella situación. "¿Cómo empezó todo?", se dijo mientras intentaba hacer memoria.

La situación había empezado hacía tiempo, pero comenzó sin que nadie se diera cuenta. Se inició pasando tan desapercibido que nadie habría podido verlo. Sólo las personas que lo han sufrido pueden ver las primeras señales.

Al principio sólo fueron bromas... El bullying nunca inicia con la violencia física, pues de esa manera se podría identificar claramente y ponerle fin desde un principio para zanjar inmediatamente la situación.

El acoso de verdad, el grave, el sostenido en el tiempo, es una situación en la que se crea un vínculo terrible entre la víctima y los verdugos, un vínculo emocional cuya violencia se disfraza de las más variadas y pintorescas formas.

—¡Pareces un palo!

—¡Eres un palo!

—¡Palo! ¡Palo! ¡Palo!

—Está delgado como un palo... ¡Parece un palo!

—Vamos, MinSuk, no te enfades. Es sólo una broma. Es que es verdad que estás muy delgado...

—Es como un palo... ¡Bicho palo! Jajajaja

—Oye, bicho palo, ¿has hecho las tareas hoy? Déjame el cuaderno...

—Pero... —intentaba, algunas veces, protestar MinSuk.

—¿Qué pasa? ¿No vas a ayudar a tus compañeros? Eres el número uno de la clase. Debes ayudarnos.

—¿Acaso quieres que le digamos al profesor que no nos ayudas? Eso perjudicaría tu imagen de niño bueno... —respondían riéndose.

Sólo eran bromas... Sólo era una broma.

Algunas bromas eran más pesadas que otras. Una de las veces, le metieron una hamburguesa llena de aceite en el bolsillo.

—¿Quién ha sido? —preguntó MinSuk, frustrado, enfadado, pero, sobre todo, sintiéndose terrible, con un nudo que le apretaba el estómago.

La respuesta: risas en murmullo. Le habían estropeado el pantalón del uniforme.

Pero solo era una broma.

Otra vez, bromeando, le tiraron zumo a su libro de inglés.

También era una broma cuando lo ignoraban y le hacían el vacío durante días o semanas. Eso, al menos, no dolía físicamente, pero lo hacía retraerse aún más, y encerrarse en sus libros y en sus estudios.

A veces, de broma, también le escondían sus cosas.

—¿Has perdido el teléfono? —gritaba su padre enfadado— Te lo he comprado nuevo hace un mes. ¡El mejor modelo! ¿Cómo puedes ser tan torpe? ¿Por qué eres tan descuidado?

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora