Capítulo 77.- Esclavo 🔞 (MinSuk y KangDae)

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Cuando entraron en el apartamento de KangDae, MinSuk sentía una especie redoble de tambores por la emoción en sus entrañas. ¿Qué le haría? ¿Qué clase de castigos inventaría para torturarlo? ¿Hasta dónde llegaría para la satisfacción de su placer?

Su mente se encendía solo de pensarlo, y no podía negar que su ropa interior, después del acercamiento tan intenso que habían tenido en el almacén, estaba ligeramente manchada...

—Entrenador... —susurró, intentando ocultar su deseo.

—Bien, mocoso, ¿te has divertido mucho viendo como era tratado en tu empresa? ¿Contemplando las cosas que me han obligado a hacer?

—Yo... Ya le dije que lo sentía...

—Pues ahora serás tratado como un auténtico esclavo —dijo KangDae, con voz autoritaria, sentándose a la mesa.

MinSuk no dijo nada, pero sus ojos brillaron con una chispa de emoción.

—Hazme la cena —ordenó KangDae, con rostro serio.

La chispa se apagó.

—La... ¿La cena? —preguntó MinSuk.

—La cena. ¿Es que no me oyes? ¿Eres sordo? Quiero que cocines para tu amo —dijo KangDae, intentando reprimir la sonrisa que estaba empezando a dibujarse en su rostro al ver la confusión de su alumno.

—Pero... Entrenador... Yo pensé que... Que íbamos a hacer otras cosas... —dijo MinSuk en un tono entre meloso y molesto.

—Un esclavo no piensa, obedece. ¡Así que ponte a cocinar ahora mismo!

MinSuk apretó los labios de furia y decepción y se dirigió a la cocina, pero antes, giró sobre sí mismo y, tratando de disimular su enfado, se dirigió a KangDae.

—Entonces, ¿sólo voy a ser un esclavo doméstico? —le espetó.

—Mira, maldito crío, prepárame algo de comer de una vez porque llevo sin nada en el estómago desde el desayuno. ¡Y me he pasado el día cargando, descargando y trasladando bidones de conservante!

MinSuk sintió una punzada de culpa y bajó los ojos.

—Tal vez, si recupero fuerzas... Luego podamos hacer algo más interesante —dijo KangDae, despreocupadamente, y la chispa de emoción volvió a brillar en los ojos del pequeño, quien se dirigió felizmente a la cocina.

Cuando llegó, sacó una sartén del armario y le echó huevos.

Quería hacerle un arroz estilo tres delicias, con guisantes, huevo, zanahoria y jamón york. No obstante, sus habilidades culinarias no eran precisamente las de Ferrán Adrià, y, tras un rato de trabajo, quemó los huevos, se le quedaron crudas las verduras que había intentado freír, y el puré que salió de esa sartén estaba terriblemente salado...

—¿Pero se puede saber qué es esto? —preguntó KangDae, intentando no escupir la comida.

—Es que... No sé cocinar muy bien... ¡Y este fuego es diferente de mi casa! Es más fuerte... —dijo MinSuk, excusándose.

—Maldito crío... ¿Quieres acabar conmigo? ¿Cómo puedes ponerle una tonelada de sal? Mira, te enseñaré un par de cosas... —dijo KangDae, sosteniendo la sartén— Cuando quieras prepararme algo, mantenlo simple...

Agarró una olla del estante y la puso a hervir con agua.

—Te he dicho muchas veces que la sopa chanko nabe es una de mis favoritas y es muy completa. Sólo tienes que agregar los ingredientes, y en un rato estará preparada...

Echó a la olla hirviendo unas cuantas verduras cortadas, un bloque de tofu, un huevo y unos trocitos de pollo. Lo aderezó con salsa de soja mientras le contaba, una vez más, que esa sopa la comían los deportistas, los luchadores de sumo, etc.

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora