—¿No te ha dicho que lo sueltes? —dijo una voz en tono de ultratumba.
¿Era el entrenador? ¿Cómo había llegado el entrenador allí?
Aquella tarde, el entrenador se había encerrado en su oficina lamentándose por no ser capaz de aclarar las cosas con el pequeño. Culpaba al chico, culpaba a las circunstancias, culpaba a su exnovia, y a todo el mundo menos a él mismo.
"¿Debería hablar con él?", pensó, saliendo del despacho y apoyándose en la barandilla que le proporcionaba una vista espléndida de todo el gimnasio.
En ese momento, y sin que su cerebro tuviese demasiado tiempo para procesar, vio salir a dos pequeñas figuras de los vestuarios, corriendo hacia la puerta en la que esperaba un taxi.
Una de las figuras era pelirroja, por lo que dedujo que sería Jiang, pero ¿y la otra? Y además iban vestidos con unos atuendos tan reveladores que pocas veces podían haberse presentado a sí a su imaginación.
La figura más pequeña dejaba unas esbeltas y blancas piernas al descubierto, con un pantaloncito tan corto que, de haber tenido unos glúteos un poco más abultados, bien podría parecer que iba en ropa interior.
De pronto, como si todo hiciera click en su cerebro se dijo: Jiang. MinSuk. Cumpleaños. Salir. ¿BEBER?
—¡Iaaaaaaa! —pegó un grito desaforado desde donde estaba, pero sus alumnos ya habían cerrado la puerta y se estaban subiendo al taxi.
Por un segundo pensó en saltar desde el primer piso, pero se decidió a bajar por las escaleras mientras gritaba...
—¡Deteneos inmediatamente! ¡Iaaaaaaa!
El taxi ya se había marchado cuando KangDae llegó a la puerta.
Un sudor frío le recorrió el cuerpo.
"Dios mío, salir con Jiang... ¡Salir con el cabeza loca de Jiang! ¡Solos! ¡Nada bueno puede salir de esto! Y encima con ese atuendo... Si el señor Kim CheWon se entera de que su hijo ha salido así vestido del gimnasio... ¡Nos quita el patrocinio, vamos! ¡Nos arruina! ¡Nos denuncia!", pensó.
—¡¿Dónde irán estos desgraciados?! —gritó mientras sacaba su teléfono intentando llamar a Jiang o a MinSuk, pero, el primero lo tenía en silencio y el segundo parecía estar hablando con alguien porque daba la señal de "ocupado".
Apretó con fuerza el móvil, queriendo estrellarlo contra el suelo.
—¡Maldita sea! ¡Mubang! Sí, llamaré a Mubang.
Pero el diligente joven estaba ayudando a su madre a colocar toda la mercancía que había repartido el camión y que tenían amontonada en cajas por toda la tienda.
—¡Mierda! —gritaba exasperado— Sólo queda...
—Sí, ¿dígame? —respondió Doyun.
¡Por fin alguien contestaba el teléfono!
—¡Doyun! Necesito ayuda... Jiang... Jiang...
—¡¿Qué le sucede a Jiang?! —gritó Doyun desesperadamente al otro lado del teléfono.
—No... Bueno, verás... Jiang se ha llevado a MinSuk, creo que para celebrar su cumpleaños pero... ¡No está bien! Se han puesto unas ropas que... No estoy seguro de lo que van a hacer, pero creo que van a beber. Tengo un mal presentimiento. El padre de MinSuk no puede enterarse de que su hijo ha salido así del gimnasio... Necesito que me ayudes a localizar a Jiang...
—Voy de inmediato —dijo rápidamente, y colocando el manos libres se sentó en el coche.
—¿Sabes los locales que frecuenta Jiang? —le preguntó dirigiéndose KangDae también hacia su vehículo.
ESTÁS LEYENDO
Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...