—¡No pienso ocuparme de ellos! ¡Renuncio!
—¡No puedes renunciar a tu propia sangre! —dijo la madre de los niños con un grito violento.
—Bueno, bueno. El tito Jiang se va a llevar a los niños, ¿vale? —dijo el pelirrojo interviniendo al ver que la discusión subía de tono.
—Tito Jiang, ¿puedo hacerte trenzas? —preguntó la niña.
—Puedes, cielo, puedes. A ver, sostengamos a tu hermanito y vamos a hacerle trenzas al tito Jiang —dijo mientras tomaba a la niña de la mano y se colocaba al pequeño sobre el regazo, sentándose en una silla para acudir a su improvisada sesión de peluquería.
Desde la puerta, MinSuk miraba atónito la escena. "¿Tito Jiang? ¿Entonces son...?"
Pero no le hizo falta preguntar a nadie. La situación se aclaró por sí sola.
—Noona, ya sabes cómo son las cosas... Yo... —dijo KangDae, bajando el tono.
—KangDae, son nuestros padres. Papá está delicado, sus problemas han empeorado y mamá está agotada de cuidarlo.
—¿Esa mujer es...? —preguntó MinSuk
—Es la hermana mayor del entrenador —contestó Mubang.
—Entiendo...
—Podrían contratar a una persona que los cuide, al menos unas horas. ¡Les paso una buena cantidad mensual! —replicó KangDae.
—¡Que no quieren dinero! ¡Que quieren a su hijo! —le espetó su hermana mayor.
—MinSuk, pequeño, ¿por qué no traes unas bebidas para todos? Una tila o algo, a ver si se calma el ambiente —dijo Jiang en voz alta, para que los partícipes en la discusión se dieran por aludidos.
No hizo falta decirlo dos veces, el pequeño salió a correr y llegó con infusiones para todos.
Aunque no quisiera admitirlo, su corazón estaba mucho más tranquilo sabiendo que aquella mujer era la hermana mayor de su entrenador, y no una de sus, probablemente, más que múltiples parejas.
—Infusión para todos. Para usted... Té de jengibre... —susurró MinSuk mientras le entregaba el vaso al entrenador.
Los ojos de la joven se abrieron en gesto de sorpresa y se fijaron en el pequeño muchacho.
—¿Y por qué le traes a él té de jengibre? ¿Eres su alumno?
—Sí, señora.
—¿Te tiene amenazado o algo? —preguntó la mujer.
—¡Noona! —protestó KangDae.
—Es que me sorprende que con el mal temperamento que tienes, alguien quiera ser amable contigo —dijo ya en un tono más relajado— ¡Gracias por cuidar de mi hermanito! —exclamó hablándole directamente y MinSuk hizo una pequeña inclinación de cabeza.
—Noona, ven a mi oficina, hablaremos. ¡Y vosotros...! —quiso gritarles que se pusieran a entrenar, pero vio a sus sobrinos correteando y jugando con las colchonetas, y desistió— Cuidad de los niños, por favor.
Los pequeños, tras hacerle un estropicio en el pelo al pobre Jiang, corretearon por todo el gimnasio, jugando con el pelirrojo y con MinSuk. Cuando su madre salió de la oficina para llevárselos, MinSuk pensó que le parecía haber hecho una de sus intensas rutinas de cardio...
—Nos vamos —dijo la mujer, recogiendo a los pequeños.
—¡Oh! Chico del té de jengibre, por favor, sigue cuidando así a mi hermanito —dijo la mujer con una sonrisa.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...