MinSuk y KangDae se enfrentaban a tiempos difíciles.
Esa mañana se habían enterado de que su relación se había hecho pública.
Se publicaron en internet fotos de ambos y un vídeo de ellos besándose en el garaje de la empresa.
La opinión pública de una conservadora sociedad coreana volvía a arder de nuevo, y esta vez, el futuro de miles de personas estaba afectado.
—¡No! ¡Te he dicho que no! —gritaba el padre de MinSuk al teléfono— No emitiremos ningún comunicado de momento.
—¿Por qué es un escándalo? ¡Ahora que estaba mejorando mi imagen! ¡No se les ocurrirá sancionarme por algo así! —vociferaba también KangDae hablando con su representante.
MinSuk los miraba atento y disgustado. Pensó que los problemas de ambos tenían un componente en común, y no era Taeri, era él mismo. "Yo soy el causante de todo eso...", se decía mentalmente.
—Lo... Lo siento... —susurró, pero nadie pareció escucharlo.
—MinSuk, cariño, desayuna algo... No cenaste anoche. Tienes que comer un poquito —le dijo su abuela, acompañándolo a la cocina.
—Abuela, están así por mi culpa. Todo ha sido culpa mía.
—MinSuk, cielo, cada uno tiene que lidiar con sus propios problemas. Ellos son adultos y sabrán hacerles frente a sus situaciones. Y tú también... —dijo mirando un instante el vacío— Tendrás tus propios problemas a los que enfrentarte.
Y, efectivamente, los tendría.
—No puedo entenderlo... ¡Es que no puedo entenderlo! —decía Jiho mientras descargaba mercancías en el departamento de producción de la empresa.
Su compañero mayor guardaba silencio.
—Aún no puedo creer que sean... Así. Gays de esos... Que les gusten los tíos... Que se hayan liado entre ellos... No puedo creerlo. ¿Me oyes? ¿Tú lo entiendes, hyung?
—¿Qué más te da a ti? —preguntó el mayor— ¿Acaso vas a tratar diferente ahora a nuestro jefe MinSuk?
—¡No! ¡Claro que no! ¡MinSuk es bueno! Él es muy bueno, nos trata como si fuera nuestro compañero, no nuestro superior...
—¿Acaso vas a despreciar a KangDae?
—¡Nunca haría eso! ¡Kang era uno de nuestros mejores compañeros! Aunque de vez en cuando me gritaba, siempre me estaba ayudando... ¡No lo despreciaría jamás!
—Entonces, ¿qué más te da si les gustan los hombres o las mujeres? —preguntó el mayor, sin separar la vista de la mercancía que continuaba descargando.
—Es sólo que... No lo entiendo —dijo Jiho en voz baja.
—¿Qué hay que entender, joven?
—Pues... Pues... Que le gusten... Esas cosas... Que no es normal que a los hombres les gusten otros hombres...
—¿Normal para quién? —preguntó el mayor en un tono aparente indiferencia, pero que se revestía de paciencia y cariño.
—Pues... No sé... Normal... Normal para la gente... Lo normal es que a los chicos les gusten las chicas. Así es para la mayoría...
—Entonces, ¿lo que se salga de la "mayoría" no es "normal"?
El joven Jiho se quedó mirando el vacío un instante.
—NamSeok hyung... —dijo rascándose la cabeza— Siempre me haces pensar mucho...
Guardaron silencio un rato mientras continuaban concentrados en su labor.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...