Cuando KangDae estaba en el avión dirigiéndose a California, Estados Unidos, en vez de mirar la espléndida vista que las ventanas ofrecían, no podía despegar los ojos del teléfono.
Sería mentira decir que durante el tiempo que duró su separación no había pensado en MinSuk, porque lo había hecho. Lo había hecho más de lo que le gustaría.
Con demasiada frecuencia había ojeado sus redes sociales, y todo el contenido que subía. Miraba sus fotos, o releía los mensajes que se habían enviado antes de su separación, dejándose invadir por los recuerdos y la nostalgia.
No obstante, ahora, mirando las últimas fotos del joven, otro sentimiento era el que estaba empezando a arder en él, los celos.
En más de una ocasión y cada vez con más frecuencia, aparecía etiquetado en las fotos de alguien llamado "Ted". Fotos tomadas en el campus universitario, en la biblioteca o en clase.
Era un chico alto, con el cabello largo y rizado y del color rubio platino que le da el mar a los surfistas californianos. Su piel estaba ligeramente tostada por el sol, dándole un aspecto bronce y brillante, que destacaba contra la fría claridad de sus ojos azules.
En una de las fotos, mientras MinSuk posaba con una sonrisa que acentuaba aún más la forma de sus ojos rasgados, y levantaba los dos dedos de una mano en señal de victoria, ese hombre, el tal Ted, ¡le estaba poniendo el brazo sobre los hombros! ¡A él! ¡A su MinSuk!
"Ese maldito gringo...", pensó KangDae, apretando los dientes.
Apagó el teléfono y cerró los ojos.
Pero, ¿qué había pasado con MinSuk todo este tiempo?
Tras llegar de Corea para estudiar en una de las mejores universidades de California, MinSuk se estableció en la residencia de la universidad. Su padre le había dado la posibilidad de alquilar un pequeño piso o habitación cerca de la facultad, pero MinSuk prefirió quedarse en el campus.
Las habitaciones eran de dos personas, y tuvo la suerte de compartirla con otro estudiante asiático, un año menor que él. El joven era chino, y, al igual que MinSuk, tenía un carácter tímido y reservado. Se llamaba Li Yiu.
Se comunicaban solo para las cuestiones más elementales, y permanecían centrados en sus estudios. Su habitación siempre estaba limpia y ordenada porque cada uno, con la meticulosidad de un experto, se encargaba de realizar sus tareas.
No fue hasta pasados varios meses que MinSuk se enteró de que su compañero era también uno de los mejores estudiantes, y de que sus padres habían llegado al país como inmigrantes cuando él era pequeño. Le había costado bastante llegar a donde estaba, pero su esfuerzo y su férrea disciplina lo habían hecho llegar a la universidad.
El joven chino también se interesó por MinSuk en cuanto descubrió su brillante expediente y que fue el sexto mejor del país en su examen de acceso a la universidad. Empezó a verlo con un cierto aire reverencial. Se hicieron amigos, aunque no hablaban demasiado ni salían juntos.
Quien sí trató de hacerse su amigo fue un hermoso chico rubio llamado Ted.
—¿Eres el chico nuevo no? ¿Hablas inglés?
—Sí —contestó MinSuk, tímidamente.
—Mi nombre es Ted, y soy de tercer año. Puedes contar conmigo si necesitas algo.
—Gracias... —iba a decirle sunbae, pero recordó que allí debía llamarlo por su nombre— Gracias, Ted —dijo con una ligera inclinación de cabeza.
Ted era el alma de la fiesta, no se perdía cualquier celebración que hubiera en el campus... O en la ciudad. Tenía una casa cerca de la playa y él mismo organizaba fiestas casi todas las semanas.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...