Capítulo 63.- Cita ¿romántica? (MinSuk y KangDae)

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—Usted dirá, entrenador —dijo el pelirrojo sentándose en uno de los sillones de la oficina de KangDae, sin esperar a que éste le indicara que se sentase.

—Bien, Jiang, te he llamado aquí porque... Tengo algo que preguntarte.

—Suéltalo.

—Jiang, háblame bien.

—Sí, entrenador. ¿De qué se trata?

—Verás, como sabes, el pobre MinSuk está muy enamorado de mí. Supongo que es algo inevitable.

—Ya... Y usted de él no, ¿verdad?

—Bueno, a estas alturas no es ningún secreto que tenemos una relación, aunque no lo hayamos hecho público. Pero está claro que quien más enamorado está es MinSuk. Él no podría vivir sin mí...

—¿Está seguro entrenador? Mire que el otro día, en cuanto llegó del viaje, lo primero que hizo fue ir a ver ese cactus que MinSuk le había regalado y decirle: "¿Cómo está mi plantita?" ¿Se cree que no lo escuchamos?

—¡Maldita sea, Jiang! ¡Tómatelo en serio!

Doyun y MinSuk, que estaban entrenando en el piso de abajo, escucharon el grito salir de la oficina. Se miraron y, sin decir una palabra, agitaron la cabeza en señal de negativa y continuaron haciendo sus ejercicios.

—Vale, vale, entrenador. ¿Qué es lo que quiere de mí?

—Verás, ahora no voy a tener mucho tiempo libre. Estamos entrando en la fase final de los internacionales y quiero ganar otro cinturón verde. Tal vez sea el último de mi carrera, porque quiero retirarme en pocos años. El caso es que... Estaría bien... Si me recomendases algunos sitios... Este... Románticos, ya sabes. Para invitar a MinSuk este fin de semana a una cita...

—¡Oh vaya! Así que ahora me necesita... ¡Ya no soy el 'cabeza loca' de Jiang! ¡Ahora sí me necesita! ¿Dirá que me necesita? ¡Dígamelo con dulzura y lo ayudaré! —dijo Jiang, juguetón.

—Olvídalo —dijo KangDae, rindiéndose, no estaba dispuesto a soportar esa humillación—. Lárgate de mi oficina.

—Espere, espere... ¡Tengo unas cuantas propuestas! Románticas con un toque sensual... Que a ese jovencito seguro que no le viene mal un empujón. ¿Habéis dormido juntos ya?

—Jiang, no cruces la línea, o vas a llegar al piso de abajo sin usar las escaleras.

—Eso es que no. El crío aún es virgen...

—¡Jiang!

—De acuerdo, de acuerdo... Le indicaré un sitio que está muy bien. Ofrecen comida y un espectáculo de... ¡De taekwondo! Le va a encantar. ¡Será una velada magnífica! —exclamó el pelirrojo, riéndose.

Confiado en la buena fe de Jiang, KangDae llevó a su joven alumno a ese restaurante el sábado.

No se habían arreglado demasiado y se sorprendieron al ver en el local a muchas parejas de chicos y también algunas de chicas.

—Muchas gracias por invitarme a esta cita, entrenador, estoy muy feliz —confesó MinSuk.

—Sí. No hemos tenido ninguna "cita" como tal, y ahora con los internacionales...

—Lo sé. No se preocupe. Seguro que ganará otro cinturón verde —dijo el pequeño, sonriendo.

KangDae se sintió confiado, como si le hubieran puesto una inyección de orgullo y seguridad en sí mismo. Sonrió, abrió la carta del menú del restaurante, vio los precios... Y se le borró la sonrisa.

—¿Qué me recomienda pedir? —preguntó MinSuk.

—Un préstamo —fue la respuesta más sincera y automática que escapó de los labios de KangDae.

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora