—¿Novios? ¿Así que sois... Novios? —preguntó MinSuk cuando Jiang en el gimnasio contó, presumiendo, las buenas nuevas.
—Novios —confirmó el pelirrojo, sonriendo.
—Jamás pensé que un cabeza loca como tú pudiera tener de novio a alguien tan serio como Doyun... —dijo KangDae.
—¡Pues ya ves que sí! —dijo Jiang enfadado, usando el informal— Pero creo que el entrenador tiene muy mala imagen de mí y no se corresponde con la realidad... —intentó suavizarse.
—¿Y... cómo ha sido? —preguntó MinSuk, curioso.
—¡Oh, bueno! —dijo Jiang, retirándose el pelo de la cara en un gesto teatral— Él me lo ha suplicado tanto... Me pidió llorando y de rodillas que fuese su novio... ¡No pude hacer otra cosa que aceptar! Me daba tanta pena...
—Así que te lo pidió de rodillas... —repitió MinSuk en voz baja, como hablando consigo mismo.
—¿Pero le vas a hacer caso a este? ¡Mira que eres crédulo, maldito crío! ¡Ponte a entrenar de una vez! ¡Poneos todos a entrenar y dejaos de noviazgos! —gritó KangDae, en su tono autoritario de siempre.
Con tantos cambios, compromisos, viajes, clases, reuniones, y entrenamientos, el semestre del curso escolar había pasado tan rápido que apenas se habían dado cuenta.
MinSuk comenzó ilusionado la carrera de química, pero se dio cuenta de que "química", como tal, era lo que menos tenía en ese primer año. Sus asignaturas, además de química, consistían también en física, biología, estadística y matemáticas.
Su mente estaba ávida de conocimiento y llena de teorías y fórmulas que estaba deseando probar.
Su padre, desde primera hora, le dejó experimentar todo lo que necesitaba en el laboratorio de la empresa, y MinSuk comenzó a trabar allí como un ayudante de laboratorio en prácticas.
En un principio, como su actitud seguía siendo un poco tímida e introvertida, sus compañeros de universidad no lo tomaron muy en cuenta, pero en cuanto salieron las notas, vieron que su fama no era en balde.
Algunos compañeros intentaron acercarse a él, unos movidos por interés y otros por amistad genuina o verdadera admiración. Logró llevarse bien con la mayoría de sus compañeros y hacer algunos amigos, aunque no tenía mucho tiempo para salir con ellos debido a sus estudios, el trabajo y el entrenamiento.
También se le presentó la oportunidad para salir con chicas, pero eso era algo que siempre él cortaba de raíz. En materia sentimental, él tenía en su mente un objetivo claro, una figura a la que trataba de dirigir todos sus esfuerzos: el entrenador.
—Jiang hyung... ¿Cómo conseguiste que Doyun sunbae te pidiera ser novios? —le preguntó MinSuk, casi susurrándole, durante la rutina.
—Mírame —dijo el pelirrojo alardeando— Yo tengo un encanto natural...
—Pero... ¿Hiciste algo? Algo que cualquiera que no tenga... Ese encanto natural que tú tienes... Pueda hacer...
—¡Oh vaya, pequeñín! ¿Así que estás interesado, eh? —dijo Jiang en un susurro cómplice, y, tomándolo de la mano, se escondieron agachándose tras la fila de bicicletas estáticas.
—Yo... Bueno... —empezó a decir MinSuk, un poco nervioso.
—¿Quién es? ¿El entrenador? ¿Es el entrenador, verdad?
—Este...
—Uf... Ese es un hueso duro de roer... ¿Estás seguro de que te gusta? En fin, supongo que hay gustos para todo... Pero vamos, no sé cómo te puedes enamorar de alguien tan bruto, que tiene la sensibilidad de un martillo perforador de obra.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...