Capítulo 62.- Aún me pasa (MinSuk y profesor Taeri)

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—¡Joven! ¿Está bien? Pero... ¿MinSuk, eres tú? ¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal?

Alzó los ojos y lo vio, recuperando instantáneamente algo de lucidez.

—¡Profesor Taeri! —exclamó el pequeño.

—¿Por qué estás en el suelo, MinSuk? ¡Estás temblando!

—Me... Me he mareado un poco. Estoy bien... —dijo el joven.

—No tienes pinta de estar bien. Ven, vamos a esa cafetería y te vas a tomar una tila bien cargada.

—Yo...

—¡Vamos, por favor! —le dijo el profesor ayudándolo a levantarse.

La calidez de la infusión y la tranquilidad del local le hicieron recuperar el ritmo normal del pulso.

—MinSuk, ¿qué estabas haciendo en la puerta del instituto? ¿Qué te ha ocurrido? —preguntó el profesor cuando el muchacho recuperó el color del rostro.

—Oh... Sólo pasaba por ahí. He ido a casa de una compañera a recoger un trabajo. Profesor Taeri, me alegro mucho de verlo —dijo MinSuk, sin responder por completo a su pregunta.

—Yo también me alegro de verte, MinSuk. Estás más... Cambiado... —dijo su mayor titubeando, tratando de encontrar una palabra apropiada para la situación.

Lo que quería decir en realidad era "estás más guapo, estás más alto, mucho más fuerte, mucho más hermoso...", pero no lo hizo.

En este último año, MinSuk había crecido un poco y estaba ligeramente más alto que su profesor. Si bien seguía siendo delgado, sus músculos estaban más definidos. Taeri se fijó en ello cuando las mangas de su alumno se deslizaron hacia abajo al tomar la infusión, y dejaron sus esbeltos antebrazos al descubierto.

También se fijó en que el rostro del joven se había hecho más maduro, y entonces se dio cuenta de que ya no era un niño de 17 años, sino que habría cumplido los 19. Y lo siguiente que pensó es que ya no era su profesor y que entonces ya podía...

—Usted, en cambio, está igual —dijo MinSuk, sacándolo de sus pensamientos.

—¿Igual?

—¡No ha cambiado nada, profesor! —respondió MinSuk, sonriendo. Ya estaba mejor.

—Sí, bueno, no ha pasado tanto tiempo... Además, sólo estuve unos meses, no podías haberte fijado demasiado en mí... —dijo Taeri sin que ninguno de los dos fuese consciente de lo que estaba confesando.

—¿Está trabajando aquí?

—He vuelto para otra sustitución, aún no soy profesor fijo.

—Entiendo.

—¿Y tú estás ya en la universidad, verdad? Con esas notas tan excelentes...

—¡Gracias! Sí. Estoy estudiando química.

—¿Química? ¡Es una gran carrera! Para personas inteligentes. Me alegra mucho que puedas estudiarla. Me alegra ver esos chispazos de talento de algunos alumnos. La mayoría de jóvenes hoy en día son idiotas o vagos. ¿Te das cuenta de lo que tengo que soportar? ¡Perezosos y tontos! ¿Sabes lo difícil que es encontrar a alguien inteligente? Tú eras una de esas excepciones. ¿Recuerdas cuando hablamos de Murakami en el viaje de fin de curso?

—Sí... —susurró MinSuk, y, aunque se sentía halagado por el comentario, notó una incomodad que no supo identificar.

—Alguien inteligente como tú es tan difícil encontrar... —dijo Taeri con un suspiro— Y cuando veo esos destellos de inteligencia en la oscuridad, por desgracia, siempre están tratando de ser apagados por esos que tienen menos talento, a base de golpes, chantaje o acoso...

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora