Capítulo 59.- Reminiscencias (MinSuk y KangDae)

536 47 27
                                    

—¡Vaya! ¡Por fin te dignas a aparecer! —dijo KangDae cuando vio a MinSuk entrar en el gimnasio.

—Bu... Buenas tardes, señor —dijo el pequeño con una reverencia y sin atreverse a mirarlo a los ojos.

Los primeros días de la semana MinSuk había puesto excusas para no acudir al gimnasio, que, aunque encerraban parte de verdad, estaba claro que sólo pretendían dilatar el momento de reunirse con el entrenador.

—¡Hola! —dijo Jiang.

—¡Hola MinSuk! —le dijo Mubang, con su calidez infantil característica.

Doyun lo saludó sin hablar, con una ligera inclinación de cabeza.

—Buenas tardes —dijo MinSuk, haciéndoles una pequeña reverencia.

—Hoy te espera un entrenamiento especial —dijo KangDae mientras, al escucharlo, el pequeño se aferró con más fuerza a los tirantes de su mochila.

Por un momento, ambos se miraron y se sostuvieron la mirada. Como si no hiciera falta hablar entre ellos, el gesto parecía traer a su mente los recuerdos de lo que había sucedido hacía unos días. KangDae no dijo una palabra y MinSuk enrojeció ligeramente.

—¡Pero bueno! ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué son esas miradas? ¿Estáis felices de veros? —canturreó Jiang, alegre.

—Jiang, cállate —le espetó KangDae.

—Lo pregunto por si tengo que comprarme ya el traje de boda... —insistió el pelirrojo.

—¡Jiang! ¿Quieres hacer doscientas flexiones? ¡Pues ponte a calentar que hoy tenéis todos entrenamiento especial!

—¿Entrenamiento especial? —preguntó Jiang.

KangDae miró a MinSuk y esbozó una pérfida sonrisa.

Se trataba de un entrenamiento de mejora en su habilidad para esquivar los golpes.

Consistía en marcar en el cuerpo del alumno los golpes (sin demasiada fuerza, sólo para practicar), con una vara de madera, hueca, redondeada, de textura fina y peso ligero, que era flexible y podía arquearse con facilidad, aunque tenía la rigidez necesaria para obedecer a sus movimientos.

Era una técnica tradicional que se usaba en otras artes marciales y que algunos boxeadores lo habían incluido en sus rutinas, aunque hoy en día se podía usar esa misma técnica con instrumentos más modernos, como rollos de espuma rígida o foam.

—¡Estoy listo! —gritó Jiang, confiado.

Iba a ser un entrenamiento intenso.

Doyun ya lo había hecho dos veces anteriormente con el entrenador, y Jiang y Mubang, como llevaban más tiempo en el gimnasio, lo habían hecho tres.

Todos sabían cómo funcionaba y lo duro y doloroso que resultaba el impacto cuando no lograban esquivar el golpe y la vara les daba de lleno.

KangDae lo había hecho muchas veces cuando era más joven, porque a su maestro le gustaba especialmente esa técnica y, aunque era dura, le sirvió para entrenar muy bien y ascender a la cúspide, a la cima, a ser el campeón mundial del cinturón verde.

—Mubang, tú primero —ordenó KangDae.

Por un instante, MinSuk tuvo miedo cuando vio al entrenador sujetar la vara en dirección al grandullón. Mubang era demasiado lento en sus movimientos para esquivar eso, ¿cómo podría hacerlo?

—La secuencia será: esquivo derecha, esquivo izquierda, bloqueo con la derecha, salto hacia atrás. ¿Entendido? Luego tal vez meta algún golpe no esperado... —rió KangDae.

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora