Capítulo 42.- Con tus propios ojos (MinSuk y KangDae)

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—¿Y bien?  —preguntó KangDae.

—Esto... Yo... —Jiang se quedó tan asombrado que no podía articular palabra.

—¿Ha... Ha aprobado? —preguntó Mubang.

A KangDae se lo llevaban los nervios. Doyun tomó el teléfono de las manos de Jiang y, tras mirar el resultado, sin hablar, abrió tanto los ojos que crispó al entrenador hasta que explotó.

—¡¿Se puede saber qué ha pasado con sus notas?! ¿Ha aprobado? ¿Su nota es suficiente? ¿Podrá entrar en la universidad? —gritaba exasperado.

—Entrenador, podrá entrar en la universidad que quiera. Está en el top de los 100 mejores estudiantes del país —dijo Doyun, con voz serena, tras inspirar profundamente.

KangDae se quedó de piedra.

—¿Qué? ¿En la lista de los 100 mejores del país? Pero... Pero... ¿En qué puesto? —preguntó.

—¡El sexto! —gritó Jiang— ¡Es el sexto mejor estudiante de todo el país!

En el fervor de la emoción se abrazó al enorme cuerpo de Mubang, saltando y festejando. Fue a abrazar también a Doyun, pero, dándose cuenta de lo que estaba haciendo se detuvo. No obstante, nada podía empañar la alegría que inundaba todo el gimnasio.

—¡Nuestro MinSuk! ¡Nuestro MinSuk! —gritaba Jiang dando saltos emocionados de un lado a otro y Mubang lo acompañaba con palmas.

Doyun aún seguía mirando atónito la pantalla del teléfono, con la boca abierta y curvada en una sonrisa de orgullo.

Sin embargo, el entrenador no festejó con los demás. Apretó los labios y se pasó una mano por la frente, frunciendo ligeramente el entrecejo.

KangDae no se alegraba. No se alegraba por el triunfo académico su alumno, pues en su corazón escondía una vergüenza que no se atrevía a verbalizar.

Intentó dar la espalda a esas emociones, y, en su línea habitual de actuación, en la que respondía con agresividad a todos sus sentimientos, ya fuesen positivos o negativos, sintió ganas de actuar con violencia.

—Estaré en mi oficina —dijo en tono sombrío.

—¿No esperamos a MinSuk? —preguntó Jiang.

—No seas idiota. Mira esas notas. No vendrá hoy.

Y así fue. Esa tarde MinSuk no pudo ir al gimnasio. Al encontrarse entre los 100 mejores expedientes académicos del país, y no solo eso, sino en el top 10, hubo muchos programas y diarios que quisieron entrevistar a los estudiantes.

También recibió, correos, mensajes, cartas y llamadas de universidades. Ahora todos los centros querían tener a un joven como él entre su alumnado.

El pequeño tardó unos días en reincorporarse a su rutina de entrenamiento.

En ese periodo, KangDae, si bien no le habló en ningún momento, le siguió la pista de cerca. Leía todos los artículos de internet que hablaban de su alumno, estaba pendiente de cada entrevista, de cada actualización, e incluso contestaba de forma anónima a aquellos usuarios que ponían malos comentarios.

Cuando se encontró con MinSuk en persona tenía decido poner un muro infranqueable entre ambos. Estaba claro que eran de mundos tan distintos que jamás podrían estar juntos, pero las palabras de su alumno, parecieron dinamitar todas sus defensas.

—¡Entrenador! —dijo MinSuk después de saludar a todos sus compañeros del gimnasio y recibir sus felicitaciones.

—¿Qué quieres? —contestó KangDae sin volverle el rostro, fingiendo estar ocupado arreglando una de las máquinas.

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora