—¿Qué es esto? ¡¿Pero qué es esto?! ¡KangDae, maldito desgraciado! ¡¿Qué le estás haciendo a mi hijo?!
—¡Papá! —gritó MinSuk poniéndose en pie inmediatamente.
—CheWon... —dijo apresuradamente KangDae.
—¿CheWon? ¿Te atreves a llamarme por mi nombre? ¡Para ti soy el señor Kim CheWon! Y tú MinSuk, ¡recoge tus cosas ahora mismo y ven de inmediato!
—Pero papá... —trató de decir MinSuk.
—¡Ahora! —gritó.
El señor Kim CheWon estaba tan tenso que parecía que los ojos se le iban a salir de las órbitas. MinSuk lo obedeció, pero antes de marcharse le dirigió una mirada a KangDae.
—Entrenador... —susurró MinSuk prácticamente entre lágrimas.
—Vete con tu padre —le ordenó—. Ya hablaremos...
El señor CheWon tomó por la muñeca a su hijo y, prácticamente, lo arrastró hasta el coche.
—Papá, por favor... Déjame que te explique...
Apenas había hablado cuando su padre le propinó una sonora bofetada.
El señor Kim CheWon era un hombre muy temperamental, no era la primera vez que le pegaba, pero jamás lo había hecho tan fuerte.
MinSuk sintió arder su mejilla y su estómago. La cara le dolía por el golpe, la barriga, por la preocupación.
—No quiero volver a escucharte hasta que lleguemos a casa. ¡Entra en el maldito coche! —gritó el señor CheWon.
MinSuk pensó cuidadosamente en su situación y en sus palabras.
Ya no era un niño. En este último año había crecido y se había fortalecido, así que, por un segundo, pensó en rebelarse contra su padre, pero después se dio cuenta de que no le serviría de nada.
Quería explicarle lo que pasaba, hacérselo entender. Deseaba que él lo aceptara, y sabía que si quería respeto, él debía demostrarlo primero.
—Vete a tu cuarto y no te atrevas a salir de ahí. ¿Me oyes? —dijo su padre al llegar a casa, quitándole también su teléfono.
MinSuk dudó un instante.
—¿No me escuchas? ¡Obedece de inmediato!
—¿Qué son esos gritos, hijo? —preguntó la abuela, preocupada.
—Madre, no preguntes. No intervengas en este asunto. Como padre, esto es entre mi hijo y yo.
—Mira CheWon, aquí somos una familia, y tengo derecho a enterarme de qué está pasando. ¿Ha sucedido algo grave? ¿Te han hecho algo? —preguntó la abuela acercándose a su nieto y viendo la mejilla rosada donde le había golpeado su padre.
MinSuk la miró, pero no se atrevió a decir nada.
—¿No hablas no? ¿Eres capaz de decirle a tu abuela lo que has hecho?
Su padre había hablado para sí, no como si realmente quisiera darle una orden a su hijo, pero MinSuk lo entendió como una solicitud.
—Abuela, el entrenador y yo...
—¿¡Cómo te atreves?! —lo interrumpió su padre y se dirigió hacia él dispuesto a darle otra buena bofetada, pero la abuela se puso delante.
—CheWon-a, cariño, tranquilízate —le dijo su madre en tono conciliador.
Se giró hacia su nieto. No era difícil averiguar lo que estaba pasando. Le resultaba incluso extraño que su propio hijo no se hubiera dado cuenta antes.
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...