Capítulo 54.- Descubrimientos 🔞 (MinSuk y KangDae)

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—"Los genios se atraen", "Mejores amigos en la élite".

Deslizando el dedo por la pantalla del teléfono, Jiang leía los titulares de los artículos a que había dado lugar el evento de la pasada semana, y uno en especial llamó su atención.

—"El campeón internacional de boxeo, el señor Lee KangDae, demostró su amistad con el joven chaebol heredero, Kim MinSuk, hijo del señor Kim CheWon, quien había sido noticia hace poco por sus magníficas notas en el examen de acceso a la universidad, colocándose el cuarto mejor de todo el país.

Al ser preguntados por la naturaleza de su amistad, los jóvenes no han querido desvelar detalles, pero en las fotos se les ve muy unidos. ¿Será que los genios se atraen?" —terminó de leer Jiang en voz alta.

MinSuk enrojeció y desvió la mirada.

—Sí, ¿y qué? —dijo KangDae, en tono brusco.

—¿Tenéis algo que contarnos? —preguntó Jiang de forma juguetona.

—No, Jiang hyung, nada... —susurró MinSuk, apresuradamente.

—Lo único que te diré es que como no guardes el teléfono ahora mismo y te pongas a entrenar, vas a estar media hora saltando a la cuerda. ¡Así que déjate de tonterías! —gritó KangDae.

Aunque la mayoría de sitios webs y revistas deportivas hicieron referencia al evento y a los nuevos productos de la marca, hubo un periódico digital en concreto, de corte algo más sensacionalista, que prefirió centrarse en la amistad de esos dos chicos jóvenes y guapos, cada uno bastante exitoso en su campo, y que era el que estaba leyendo Jiang.

—Mubang se alegra mucho por el entrenador y por MinSuk —dijo Mubang.

—¿Te alegras? ¿Por qué? —le preguntó Doyun.

—Porque me hace feliz —dijo con una sonrisa, aunque nadie parecía entender a qué se refería.

—¡Mubang! A entrenar tú también. No olvides ponerte el cinturón para levantar el peso —ordenó KangDae.

Pese a su fingida indiferencia, tanto KangDae como MinSuk guardaron copia de las fotos para tenerlas como recuerdo, aunque ninguno lo dijo abiertamente al otro.

—Tres series de diez —dijo KangDae indicándole un ejercicio.

—Sí, entrenador —contestó MinSuk.

Durante las siguientes semanas su relación se hizo más estrecha. A veces se dedicaban largas miradas cómplices, o se reían sin motivo aparente.

Se tocaban con cualquier excusa, KangDae le colocaba el brazo por encima a su alumno durante las indicaciones y el pequeño MinSuk, a veces, rozaba el hombro o las manos de su entrenador.

—Tienes que esforzarte más, mocoso... —decía el entrenador, pero con un tono dulce y cariñoso.

—Lo intentaré —respondía MinSuk, con una sonrisa.

Uno de los días que fueron de excursión todos los miembros del gimnasio, MinSuk olvidó su almuerzo en casa.

—Eres un maldito mocoso inútil... —dijo KangDae mientras le entregaba al pequeño todo lo que él había traído.

El entrenador se quedó sin almorzar.

—No tengo hambre —respondió el boxeador cuando le preguntaron.

Sus muestras de cariño, aunque veladas, parecían ser cada vez más evidentes y se sentían muy cómodos el uno con el otro.

Al terminar las rutinas, el joven siempre se hacía el entretenido para quedarse un rato a solas con el boxeador, y hablar brevemente de cómo iban las clases, el laboratorio, o el entrenamiento y la dieta del campeón.

Los chicos del boxing [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora