—¡Jiang! ¡Ven aquí inmediatamente! —gritó la voz desesperada de Doyun, entrando por la puerta del club y apresurándose hacia él.
Pero la señora Choi HyoRi ya había extendido su brazo con el teléfono hacia la madre de Doyun.
Jiang no vio qué le estaba enseñando, sólo pudo escuchar su propia voz en una escena que era aterradoramente familiar.
"¿Quieres correrte en mi cara? Yo hago de todo"
Como un castillo de naipes al albur de un leve soplido, sintió su vida desmoronarse en ese preciso momento.
—Qué vergüenza por Dios... —dijo una de las mujeres que había cerca.
—Mira, ahí viene el "novio".
—Viendo su aspecto... A saber a cuántos se ha tirado.
—Pobre Doyun... —dijo una chica.
—De pobre nada, tendría que haberse dado cuenta de que, estando con alguien así, pasaría esto... —le contestó otra.
Los cotilleos y murmullos se dispararon alrededor. Súbitamente, Jiang fue consciente de todos ellos, de la gente que lo miraba, de cómo se reían, y de las cosas que decían sin pudor y sin contenerse.
El pelirrojo, que estaba paralizado por el shock, vio que Doyun se dirigía hacia él, pero el chico que una vez fue expulsado del barco de sus padres, lo detuvo, interponiéndose en su camino.
—Doyun, amigo... Quise advertirte de esto, pero no me hiciste caso.
—ChungHee, por favor, déjame pasar —contestó Doyun con los ojos hirviendo de ira.
—Nunca debes comprometerte con alguien que tenga un pasado tan... Promiscuo. Una persona así solo trae vergüenza y deshonor a la persona con quien está... —continuó ChungHee— ¿No te das cuenta? Lo decía por tu bien... Si quieres, puedo echar a esa basura del club ahora mismo.
Doyun, que siempre había sido calmado, sensato y moderado, miró a ChungHee y dijo suavemente, con voz fría y metálica:
—Si vuelves a faltarle al respeto, te mataré.
ChungHee le puso la mano en el hombro, para controlarlo, y siguió hablando.
—Amigo, no te pongas así. ¿Has visto el vídeo completo? —preguntó sacando el móvil— ¿Has visto todo lo que hace? No sé si a ti también te hace eso... Este tipo de gente, está bien para jugar un rato, supongo, pero... ¿Una relación formal? ¿Traerlo al club? ¿Presentarlo a tus padres? Qué vergüenza...
Jiang pudo escuchar todas estas palabras a muy poca distancia, y giró el rostro para mirar a la señora Han Tae, que estaba sujetando el teléfono de su amiga con una expresión que iba entre el asombro y el ceño fruncido.
De repente, Doyun, esquivando al joven que lo retenía, lo agarró de la muñeca y, sin miramientos, con la violencia de la desesperación, lo arrastró fuera del club.
—Sube al coche —ordenó Doyun.
Pero el pelirrojo no se movió. Se quedó parado junto al vehículo, mirando el suelo, como si no supiera qué hacer.
—¡Súbete al coche inmediatamente! —gritó Doyun, sacándolo de su ensimismamiento.
Cuando se montaron ambos Doyun se dirigió a toda velocidad hacia su casa.
Jiang se sentía terrible. "Lo he humillado", pensaba. "Lo he avergonzado. ¡He avergonzado a su familia y a todos! Soy un desastre... Esto... Esto no le había pasado si no estuviese conmigo. Todo es mi culpa. Yo lo he arrastrado a esta situación y no hay nada que pueda hacer para solucionarlo..."
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Los chicos del boxing [+18]
Romantik¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...