—¿Irás hoy al gimnasio? —preguntó Doyun.
—No. Después de estudiar, acompañaré a MinSuk. Con el jaleo que hay montado no quiero dejarlo solo...
—Está bien. Yo me ocuparé de KangDae.
—Sí... —respondió Jiang, y tras una pausa, prosiguió enfadado— ¡Ese maldito profesor! ¡Todo es un caos por su culpa! Si llego a tenerlo delante...
—Jiang, no pierdas el tiempo pensando en él. Concéntrate en ayudar a MinSuk, ahora nos necesitan...
—De acuerdo... —contestó el pelirrojo, intentando controlar su enfado.
—Por cierto... ¿Has pensado ya lo de las prácticas?
—Doyun, cariño, tu madre no me soporta... No... —Jiang habló con ternura— No quiero hacerlo más difícil para ti... Me las estoy arreglando bien en el otro sitio...
—Hablaré con ellos de nuevo —respondió con rotundidad.
Desde lo sucedido el día que se conocieron, la señora Han Tae se había opuesto con vehemencia a la relación de su hijo con aquel chico pelirrojo.
—¡No sólo es que te hayas enamorado de un hombre, sino particularmente de "ese" hombre! —le había gritado enfadada.
El padre de Doyun no se había pronunciado expresamente. Aunque le habían sorprendido un poco sus gustos, él era mucho más permisivo con su hijo, mientras que su esposa era mucho más estricta.
Doyun les había pedido en varias ocasiones autorización para que Jiang pudiera hacer prácticas en la clínica. Les había contado su evolución y que actualmente estaba estudiando para ser auxiliar de odontología, y así poder ayudarle en su trabajo.
Aunque su madre confiaba en el buen juicio de su hijo, quien siempre había obedecido y honrado a sus padres, veía con muchas reticencias la influencia que ese joven podía ejercer sobre Doyun.
Por supuesto, la señora Han Tae se oponía a que Jiang trabajase en su clínica.
—Sé que lograré convencerlos, sólo es cuestión de tiempo —dijo Doyun.
—¿Crees que realmente me aceptarán? —preguntó Jiang con tristeza, y su mayor se dio cuenta de que la pregunta no se refería sólo a trabajar en la clínica.
—Lo harán —respondió convencido.
Esa tarde Jiang corrió de un lado a otro. Estudió, dejó preparado algo de cena en el apartamento de Doyun, donde pasaba la mayor parte de la semana, y se dirigió al encuentro de MinSuk.
Al ver a su joven amigo se dio cuenta de que su rostro estaba pálido y tenía contracciones de preocupación.
—Ha sido todo por mi culpa hyung... —dijo MinSuk, con la voz marcada por el agobio y la tristeza.
—¡No ha sido tu culpa! ¡Ha sido ese maldito idiota de profesor!
—Hyung... Por mi culpa se ha causado un perjuicio económico bastante grande. Es por ser cómo soy... No es que quisiera esconderlo, pero no quería que se revelara así... ¿Es que no tengo derecho a decidir cuándo decirlo? Ahora mi padre está como loco, el consejo de administración nos ha citado a una reunión en unos días. Incluso me han pedido que asista personalmente... No sé cómo afrontar todo esto...
Jiang tampoco sabía qué decirle. No entendía nada de grandes compañías o de consejos de administración, pero intuía que serían unos ricachones estirados, de mentalidad antigua y conservadora, que sólo querrían juzgar a su amigo por no ajustarse a los criterios que ellos establecían como "adecuados".
ESTÁS LEYENDO
Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...