—Yo no... —trató de decir MinSuk, pero las palabras se atoraban en su garganta.
—¿Que no qué? —gritó Jiang.
Estaba un poco alejado del muchacho, porque Doyun lo había sujetado para calmarlo y conducido hacia el centro del gimnasio.
—¿No lo llamasteis retrasado? ¿No le hicisteis sacar dinero para invitaros? ¡Era su dinero! ¿Piensas que podéis aprovecharos de él de esa manera?
Jiang escupía las palabras con tanta furia que Doyun dudaba de si podría sostenerlo.
—Yo... —dijo MinSuk quitándose torpemente la mochila y sacando un pequeño sobre de su interior— Vengo a devolverle esto a Mubang hyung... Es... Es lo que él gastó... No quería... No trataba de...
Apenas sabía qué decir. Estaba tan nervioso, y sobre todo, tan avergonzado, que era incapaz de articular palabra.
Extendió el sobre con el dinero hacia delante, con sus manos temblorosas, bajando la cabeza en señal de arrepentimiento.
Todos se quedaron atónitos.
El más ofendido fue Jiang, que, zafándose de los brazos de Doyun se dirigió hacia el pequeño MinSuk y lo agarró de la pechera.
—¡¿Te piensas que todo se puede arreglar con dinero?! ¿Acaso quieres comprar el poder insultar a Mubang libremente?
—¡Jiang! —gritó KangDae, indicándole que se detuviera.
—¡Entrenador! —protestó Jiang, mirándolo, pero sin soltar a MinSuk, que se encogía de miedo como un ratón.
—Basta. Aquí ya sabéis donde se arreglan las diferencias, ¿no? —respondió KangDae, y acto seguido, esbozó una malvada sonrisa— Subid al ring.
Por un segundo, Jiang dudó. Una cosa era reclamarle a aquel mocoso cuatro cosas, y otra muy distinta era golpear en un ring de boxeo a alguien que apenas tiene formación, que no es un boxeador amateur, que no es ni tan siquiera... deportista.
Pero luego, sintiendo aún el fuego de la ira quemando en su interior, vio la oportunidad perfecta para vengar el maltratado honor de su amigo Mubang.
—Voy a machacarte —le susurró Jiang mientras lo soltaba de la pechera, empujándolo hacia atrás.
—Se... Señor... —intentó decir MinSuk.
—Súbete al ring —ordenó KangDae.
—Pero... Antes... ¿Puedo...? ¿Dónde está Mubang hyung?
—¡Súbete al ring, ya! Y ven que te ponga protecciones. Hoy las vas a necesitar.
¡El combate estaba servido!
Al acercarse al cuadrilátero, hubiera podía escuchar las presentaciones:
¡Bienvenidos, señoras y señores! ¡Hoy disfrutaremos de un combate singular!
A un lado, Ho Jiang, de 22 años, 60 Kg. [unas 132 libras] y con una altura de 170 cm [5'57''], mestizo, de ascendencia china. Ágil, rápido y determinado. ¡Lo llaman picadura de abeja! ¿Por qué? ¡Porque así son sus golpes!
Al ser liviano y veloz es capaz de propinar a sus contrincantes puñetazos que, si bien no parecen ser demasiado fuertes, son tan precisos que al poco tiempo comienzan a notar el dolor en la zona golpeada en todo su apogeo. ¡Como la picadura de una abeja!
Al otro lado, Kim MinSuk, 17 años, 48,7 kg. [unas 107 libras] y una altura de 165 cm [5'5'']. ¡Es un niño rico que no tiene preparación ninguna! ¡Su condición física es terrible! Sufre al apenas arrastrar unas colchonetas. ¡Jamás había entrenado hasta ahora y no sabe ni golpear un saco de boxeo!
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Los chicos del boxing [+18]
Romance¡Éste dura una semana!, pensó mientras urdía su plan para torturarlo. Un rico empresario, principal patrocinador del gimnasio donde trabaja, le pide a uno de los campeones coreanos de boxeo internacional, que entrene a su hijo. "¿Entrenarlo? ¡Cómo s...